GINEBRA, Suiza, (ACNUR) - La Agencia de la ONU para los Refugiados advirtió el viernes de su preocupación por la alarmante situación de salud y el estado nutricional de unos 170.000 refugiados en Sudán del Sur, en especial entre los menores de cinco años en los campos de Yida y Yusuf Batil.
“La tasa de mortalidad entre los niños menores de cinco años en todos los campos está por encima del umbral de emergencia” dijo Paul Spiegel, experto en salud de ACNUR y subdirector de la División de Programas de Apoyo y Gestión, durante una rueda de prensa. “En Batil, en Alto Nilo, y en Yida, en el estado de Unity, se ha duplicado el umbral de emergencia de más de cuatro muertes al día por cada 10.000 personas, que a su vez cuadriplica la tasa normal que uno esperaría en el África subsahariana”.
Las tasas de desnutrición también son muy altas, sobre todo en el campo de Yusuf Batil, que acoge a unos 34.000 refugiados originarios de la zona de Nilo Azul, en el vecino Sudán. Según Spiegel, la tasa global de desnutrición aguda en este campo está cercana al 40% entre los niños menores de cinco años y la desnutrición severa afecta al 13,4% de los niños en este mismo grupo de edad. Estos pequeños y sus madres están recibiendo tratamiento en el marco de un programa de nutrición especial.
En el campo de Yusuf Batil también hay casos de sarampión y ACNUR y sus socios están llevando a cabo una campaña de vacunación masiva entre los niños. Con el frío y la temporada de lluvias también están aumentando las enfermedades transmitidas por el agua en todos los campos, así como la malaria y las infecciones en el tracto respiratorio.
Muchas de estas enfermedades se pueden prevenir. ACNUR y sus socios están llevando a cabo una amplia campaña de promoción de la salud, la nutrición y la higiene. Las agencias humanitarias también están incrementando el suministro de alimentos y materiales no alimentarios.
Por ejemplo, ACNUR está aumentando la distribución de lonas plastificadas y jabón. También está ofreciendo a las familias refugiadas más mosquiteras, que son cruciales para luchar contra la malaria. Se están construyendo también más letrinas, al tiempo que se están manteniendo limpias las ya existentes con la ayuda de la comunidad de refugiados.
Los esfuerzos en materia de servicios comunitarios están empezando a dar resultados en la reducción de los casos de diarrea. Pese a ello, Paul Spiegel advierte del riesgo de un brote de cólera debido a las pobres condiciones sanitarias y de agua en los campos durante la temporada de lluvias.
“El cólera es una posibilidad. Incluso estamos considerando tomar medidas que no se han hecho mucho hasta ahora, como suministrar vacunas contra el cólera a la población refugiada y, posiblemente, a la comunidad de acogida. Esto requeriría la aprobación del Ministerio de Sanidad” afirmó Paul Spiegel.
Desde abril, el número de refugiados sudaneses que han buscado seguridad en Sudán del Sur se ha elevado de 99.000 a 170.000 personas. Estos refugiados se han instalado en zonas remotas y propensas a inundaciones, con pocas o con ningún tipo de infraestructuras de carreteras, lo que obliga a las agencias a enviar la ayuda por vía aérea o en barco.