Berlín.- El presidente del banco central alemán, Jens Weidmann, asesta este domingo un nuevo golpe a la economía española, con unas calculadas declaraciones que el lunes tumbarán, seguramente, las débiles expectativas de recuperación del IBEX y la ligera mejoría de la prima de riesgo de la Deuda Soberana del Reino de España. El presidente del Bundesbank realiza unas declaraciones a un rotativo alemán de gran difusión en el que advierte al Banco Central Europeo (en la práctica 'manejado' por el banco alemán) que no debe comprar deuda de los estados, sino dejarlos a su suerte. Unas declaraciones que formalmente van dirigidas contra Grecia, dando a entender que no debe apoyársela más para su permanencia en el euro, pero que en la práctica causarán gran daño mañana en la jornada bursátil española, con unos mercados que habrán vuelto hoy domingo a la incertidumbre y unos especuladores que volverán a poder realizar grandes beneficios al aumentar nuevamente el diferencial con el bono alemán beneficiando a éste a costa de la sangría diaria y artificial de la economía española.
El 'jueguecito' del Deustchebank, que hace de 'poli malo', pero de tremenda eficacia en sus golpes semanales, respecto a otros dirigentes alemanes o europeos, da cada vez más la razón a quienes ven en la deslealtad del socio alemán una estrategia calculada para hacerse a bajo precio, con las acciones por los suelos y la economía artificialmente hundida, con empresas estratégicas españolas y grandes extensiones de territorio, de interés para trust turísticos o fondos de inversión centroeuopeos que se garantizarán así la propiedad del sur de Europa como lugar de ocio para sus nacionales a precios muy baratos, tras haber hundido los salarios en España por debajo de las 800 euros y forzar al Gobierno a reducir las pensiones a menos de 600 euros además de haber dejado el subsidio de desempleo en 500 euros durante un año o menos.
Otro efecto de esta calculada política sería, está siendo ya, el de contar con bolsas de mano de obra joven, dócil y barata, formada a costa de España, pero cuyos mejores efectivos serían seleccionados para trabajar al servicio de la nueva conquista alemana, esta vez económica.
Frente a ello, cada vez más agentes económicos, sociales y políticos se plantean la necesidad de poner en juego la importancia de la economía española y el volumen de su mercado en el conjunto de la UE para adoptar una nueva política de firmeza que evite la entrega total del Estado a los especuladores centroeuropeos.