Estudios desarrollados por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias a través del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) han permitido constatar la gran diversidad de variedades locales de higuera (Ficus carica L.) presentes en el Archipiélago.
A partir de los trabajos de prospección y recolección desarrollados en cada una de las islas y las labores de caracterización y descripción de este material en cuanto a su morfología-longitud, anchura, peso, forma- y características moleculares, entre otros aspectos, se ha creado en el ICIA una colección de recursos fitogenéticos de esta especie, con el objetivo de evitar la pérdida de este valioso material de enorme valor cultural y genético, que servirá de base para futuros estudios de la misma.
Parte del material recolectado y estudiado se encontraba confinado en una única localidad y con muy pocos ejemplares, mientras que las variedades más conocidas como Bicariña, Birgasota, Blanca, Brevera y Gomera estaban presentes en todo el Archipiélago.
Fruto de estas actuaciones, el Instituto ha editado un libro elaborado por las investigadoras Águeda Mª González-Rodríguez y Mª José Grajal-Martín en el que se muestra la descripción de más de cuarenta variedades que se han diferenciado a nivel morfológico y con el que se pretende dar a conocer la diversidad de variedades locales de higuera en Canarias, que los agricultores han mantenido a lo largo del tiempo.
Este trabajo busca contribuir al conocimiento del material de higuera que hay en las Islas y clarificar con ello algunos de los problemas de nomenclatura existentes, ya que se han encontrado un gran número de denominaciones locales, al tiempo que se observó que se daba el mismo nombre a materiales distintos (homonimias) y otras veces el mismo material recibía denominaciones diferentes según las islas, e incluso dentro de una misma isla en diferentes localidades (sinonimias).
La higuera forma parte del paisaje rural de Canarias encontrándose en los agrosistemas de todas las islas, tanto de forma aislada, como en márgenes de cultivo, y en menor medida, como cultivo comercial. Los higos han sido fuente importante de alimentación en épocas pasadas y siguen estando presentes en la dieta de los isleños que los consumen tanto frescos como secos.
Estas investigaciones- en las que han colaborado los Cabildos Insulares a través de las Agencias de Extensión Agraria y de los Centros de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de La Palma y Tenerife, y los agricultores de las islas- se enmarcan en el proyecto "Recursos fitogenéticos de higueras en Canarias" dentro del Programa Nacional de Recursos y Tecnologías Agroalimentarias del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), que completa los primeros trabajos desarrollados en este ámbito iniciados en Lanzarote y Fuerteventura, financiados por el Ejecutivo regional.
Valor de sus frutos
Como se indica en dicha publicación, la importancia de los higos en la historia de Canarias se manifiesta en la gran cantidad de restos hallados en numerosos yacimientos arqueológicos, habiéndose encontrado incluso restos de los mismos dentro de las piezas dentarias de aborígenes.
El peso de esta especie en la alimentación de la población hasta el último tercio del siglo XX queda patente por la referencia frecuente que se hace a este frutal en diversos documentos de propiedad, actas o testamentos, quedando registrada su ubicación e incluso los nombres de las distintas variedades, algunos de los cuales han llegado a nuestros días.
En Lanzarote se denominaba, y aún hoy se conserva esta denominación, "la fruta", lo que denota el valor que posee para sus habitantes, siendo utilizada como forraje para el ganado y como madera de manera destacada en las épocas de escasez de pasto verde. Su consideración ha hecho que sea uno de los topónimos más utilizados en las Islas, de forma que es difícil encontrar un municipio que no tenga algún lugar que haga referencia a esta especie.
Sin embargo, con el mayor desarrollo económico del Archipiélago a finales del siglo XX, la higuera pasó de ser una especie "mimada" a una especie marginal, cuya producción en fresco se destinaba sobre todo para el autoconsumo y las pocas plantaciones que perduraron se dedicaban fundamentalmente a la producción de higos para secado, principalmente en El Hierro.
En la actualidad, la apetencia de higos frescos por parte del consumidor, junto con los buenos precios que alcanzan en el mercado, han hecho variar la percepción de los agricultores canarios hacia esta especie y cada vez van apareciendo más plantaciones comerciales dedicadas a su consumo fresco.