El bajo italiano Roberto Scandiuzzi ha considerado que cuando él comenzó en el mundo de la ópera, hace cerca de treinta años, había en los escenarios una “confrontación de leones”, refiriéndose a cantantes de la talla de Luciano Pavarotti, Plácido Domingo o José Carreras, mientras que ahora parece “de gatos”.
Según argumentó, “no es verdad que no haya buenas voces”, si no que lo que “falta” es “voluntad de darles espacio para salir”. En la misma línea, añadió que en la actualidad “prima” en la ópera cuestiones como la imagen, la orquesta, la presencia física, el conjunto, y tiende a “prohibirse la personalidad”.
Así lo señaló el cantante en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde dirige esta semana el curso magistral ‘Perfeccionamiento técnico vocal y estilístico para cantantes líricos’, patrocinado por el Banco Santander a través de su División Global Santander Universidades, en la que intervino junto a la profesora y pianista Cristina Presmanes.
Para Scandiuzzi, los grandes nombres de la ópera crecieron con la “obligación” de crearse una personalidad, pero a las nuevas generaciones de cantantes “se les impide”. En el caso de las mujeres, además, se les exige una presencia física, “y es normal”, aunque en ocasiones esa condición “impide una posibilidad energética adecuada”. “Tenemos que trabajar para que salga alguna voz especial”, insistió.
El bajo se refirió también a las consecuencias de la crisis económica que, a su juicio, “está matando” la ópera. “La falta de recursos mata la calidad e impide que salga gente buena”, subrayó Scandiuzzi, quien añadió que en vez de contratar a profesionales consagrados escogen voces “más baratas” que, sin embargo, “no aguantan las exigencias de una representación diaria”.
Sobre los cuidados y el estilo de vida de una persona que se dedica a la canción y a la ópera de forma profesional, el bajo italiano explicó que, “lógicamente”, no se puede beber demasiado, ni fumar, y hacer deporte, aunque realmente cada uno “tiene que conocerse a sí mismo” y descubrir qué actitudes le afectan más. “La exageración lleva a la locura, y esta es incompatible con el arte”, matizó.
Scandiuzzi y Presmanes, que llevan varios años participando en las Actividades Académicas de la UIMP, mostraron su satisfacción por la gran aceptación del curso, que ha contado con más de ochenta candidaturas a pesar de que solo han podido escoger a diez para poder trabajar de forma “intensa y personalizada”.
Según el profesional, los jóvenes salen de la escuela con una educación “clásica, habitual”, y después “tienen que buscarse la vida”. De ahí la importancia de este tipo de cursos, en los que se completa la enseñanza con un sentido más práctico del trabajo cómo, por ejemplo, de qué forma se utiliza un micrófono