The Possession, basada en hechos reales, es la terrorífica historia de una familia que debe unirse para sobrevivir a la ira de una fuerza maligna desatada.
Clyde (Jeffrey Dean Morgan) y Stephanie Brenek (Kyra Sedgwick) no ven motivo de alarma en la extraña obsesión de su hija, Em, por una caja antigua de madera que ha comprado de segunda mano. Pero cuando su comportamiento se vuelve agresivo, la pareja empieza a temerse que haya una presencia maléfica entre ellos, sobre todo al descubrir que la caja en cuestión fue creada para albergar a un dibbuk, un espíritu desencarnado que toma posesión del cuerpo de un ser humano y acaba por consumirlo.
The Possession, con Jeffrey Dean Morgan (Watchmen) y Kyra Sedgwick («The Closer») en los papeles protagonistas, ha sido dirigida por Ole Bornedal (La sombra de la noche), escrita por Juliet Snowden y Stiles White y producida por el maestro del terror Sam Raimi junto a Robert Tapert y J. R. Young. La película lleva el sello de Lionsgate y Ghost House Pictures.
Aviso: No abrir la caja
El maestro del terror Sam Raimi y el célebre director danés Ole Bornedal (La sombra de la noche, La sustituta) nos presentan un thriller actual basado en una historia real sobre hechos paranormales: la liberación de un antiguo espíritu maligno en el siglo xxi. La película narra la experiencia de una familia a lo largo de 29 días tras la adquisición de una misteriosa caja antigua, de la cual dejaron salir sin querer una fuerza demoníaca insaciable que estaba esperando el momento de apoderarse de un alma humana.
Esta historia de terror empieza para la familia Brenek en un tranquilo mercadillo vecinal. El recién divorciado padre de familia Clyde (Jeffrey Dean Morgan), que todavía está acostumbrándose a vivir separado de su ex mujer, Stephanie (Kyra Sedgwick), no ve demasiados motivos para preocuparse cuando su hija menor, Em (Natasha Calis), se empeña en comprar una caja de madera con misteriosas inscripciones que le ha llamado la atención. Pero nada más hacerse con ella, empiezan a ocurrir una serie de acontecimientos extraños. Em empieza a obsesionarse cada vez más con la curiosa caja, hasta el punto de llevarla con ella a todas partes. Su comportamiento es cada vez más desagradable, incluso agresivo. Por mucho que lo intenta, Clyde no consigue separar a su hija de la caja, ni siquiera cuando Stephanie empieza a creer que es la causa de que Em esté perdiendo la cabeza. Asaltados por una sucesión de hechos inexplicables, la familia está a punto de descubrir la verdad de lo que les está ocurriendo: han abierto una caja dibbuk... y el espíritu desencarnado que contenía ahora quiere consumir a su huésped humano.
Lionsgate y Ghost House Pictures presentan The Possession, protagonizada por Jeffrey Dean Morgan (Watchmen) y Kyra Sedgwick («The Closer»), dirigida por Ole Bornedal y escrita por Juliet Snowden y Stiles White. Los productores de la película son Sam Raimi (Posesión infernal, Arrástrame al infierno, la trilogía de Spider Man), Robert Tapert y J. R. Young.
Información básica sobre los dibbuk
Uno de los mayores y más oscuros temores del ser humano a lo largo de la historia ha sido el de las posesiones: la escalofriante idea de que tu cuerpo y tu mente sean controlados por una fuerza inhumana e insaciable con intenciones siniestras. Se ha especulado sobre todo tipo de demonios y fantasmas que acechan nuestras almas. Entre ellos, los dibbuk tienen un carácter singular. Según el folclore judío, existe un tipo de dibbuk (que literalmente significa «apegado») maligno que vaga por el limbo y sobrevive fusionándose con una persona viva y habitando su carne. Para mantener a estas temibles fuerzas alejadas, los carpinteros de antaño construían unos cofres especiales para atrapar a los dibbuk (y el inconcebible mal que representaban)... para siempre.
Aunque existen historias de dibbuk de la época de Biblia, su resurgimiento durante este siglo se debe unos escalofriantes hechos acontecidos recientemente que saltaron a los titulares de todos los periódicos. En el año 2004, la periodista de Los Angeles Times Leslie Gornstein escribió un artículo sobre un hombre que estaba subastando en eBay un artículo de lo más inquietante: según él se trataba de una auténtica «caja dibbuk», un objeto que había inspirado tal terror a cada uno de sus sucesivos dueños, incluido él mismo, que estaba deseando deshacerse de él. La historia del objeto subastado narraba los efectos que éste había tenido sobre sus dueños hasta la fecha: caída súbita del cabello, pesadillas que aterrorizaban a toda una familia, enfermedades repentinas, visiones tenebrosas y voces inexplicables.
Uno de los testigos aseguraba haber tenido una terrible racha de mala suerte que el vendedor comparó con «el infierno desatado».
Aquella caja, que captó el interés de los investigadores de lo paranormal de todo el mundo, no tardó en ser vendida a un conservador de un museo universitario llamado Jason Haxton. Haxton empezó a indagar y a documentar la macabra historia de tormentos que, supuestamente, la caja había infligido a sus dueños, y a examinar los curiosos objetos que contenía, ayudado por místicos judíos familiarizados con los mitos y leyendas sobre los dibbuk. Finalmente, se consiguió rastrear el origen de la caja hasta una superviviente del Holocausto de 103 años de edad. La mujer, que había llevado la caja con ella hasta Estados Unidos tras la guerra, había advertido a sus familiares (al parecer en vano) que nunca jamás intentaran abrirla.
La existencia real de estas cajas malditas atemorizó a quienes ya habían oído hablar de los dibbuk. Según Los Angeles Times, una persona incluso suplicó a Haxton que retirara las fotos de la caja de Internet, para evitar que el espíritu llegara hasta alguna persona a través de este medio.
Pero hubo otros a quienes la escalofriante historia les fascinó. Una de esas personas es Sam Raimi, un cineasta que ha dejado huella en la historia del cine de terror con su maestría para introducir elementos inesperados en la narración. Aunque ha dirigido las tres entregas de la exitosa saga de Spider Man,
Raimi siempre se ha mantenido fiel a su amor por un terror genuino y primario, y por las historias que enfrentan al público a los misterios de origen esotérico que, todavía, siguen siendo inexplicables. Puesto que la caja dibbuk era completamente real y su efecto sobre la gente era de terror, Raimi pensó que la historia cumplía todos los requisitos para convertirse en una aventura cinematográfica de las que mantienen a los espectadores en vilo durante toda la película y que se queda metida en el cuerpo incluso después de terminada la proyección.
«Siempre vivimos con el temor a lo desconocido», dice Raimi. «Y, por supuesto, queremos saber si los fantasmas y los demonios existen realmente y qué pasa con nuestro espíritu cuando morimos. Por eso, cuando alguien nos cuenta una historia como la de la caja dibbuk y sus terribles efectos para la gente que se acerca a ella, eso conecta directamente con nuestros mayores miedos y deseos. En esta historia real, vimos la posibilidad de explorar algunos de los temas del cine clásico de terror... y de renovarlos para una nueva generación.»
La productora de Raimi, Ghost House Pictures, estaba lista para lanzarse al proyecto. «Cuando leímos el artículo de Los Angeles Times, no nos podíamos creer que aquella caja estuviera por ahí rodando», comenta el productor J. R. Young. «Sam dijo: “Este es justo el tipo de película que Ghost House tiene que hacer”. Tenía todos los ingredientes paranormales y escalofriantes para convertirse en un filme especial.»
El productor Robert Tapert añade: «La historia tenía varios elementos nuevos y misteriosos que Sam y yo nunca habíamos visto antes, sobre todo el de la mitología sobre los dibbuk. El hecho de que, además, hubiera detrás una terrorífica historia real, que fuera reciente y que la pudieras buscar en Internet, lo hacía aún más emocionante. Leer todas esas cosas extrañas que han pasado con la caja pone a prueba nuestras creencias.»
El miedo que inspiraba la caja era tal que, cuando empezaron el proyecto, los miembros del equipo de Ghost House mantuvieron las distancias, atemorizados. «Yo nunca me acercaba a la caja, no quería», recuerda Raimi. «La propia página web ya daba miedo, y lo último que quería era arriesgarme a llevarme eso a casa o a la oficina. El precio de indagar más era demasiado alto.»
Aunque la auténtica caja había pasado de un propietario a otro sembrando el terror, Ghost House se centró en contar una sola historia. Eso lo consiguieron con el guión de Juliet Snowden y Stiles White. «Cogieron todas las cosas espantosas que habían sucedido a lo largo de la historia de la caja e hicieron que le sucedieran a una sola familia», comenta Raimi. «Además, la familia es tan creíble que cuando empiezan a pasarle cosas extrañas el efecto es más impactante.»
La gente de Ghost House estaba especialmente ilusionada en colaborar con Lionsgate, con quienes tienen una gran afinidad creativa. Tapert afirma: «Lionsgate es una compañía que ha demostrado una y otra vez que entiende realmente el cine de terror». Raimi añade: «El equipo de Lionsgate aportó ideas brillantes, pero nos dejaron llevar el control creativo. Fue una colaboración maravillosa y muy sana».
Tanto en Ghost House como en Lionsgate estaban entusiasmados con la idea de añadir una más a su lista de películas de terror basadas en hechos reales: El exorcista (The Exorcist) estaba inspirada en un artículo sobre un exorcismo real practicado a un adolescente de Maryland (EE. UU.); La morada del miedo (The Amityville Horror), en la experiencia de George y Kathy Lutz viviendo en una casa de Long Island estremecida por unos macabros sucesos; y Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes), en una historia real sobre un clan caníbal de Escocia. «Cuando sabes que lo que estás viendo en la pantalla está basado en hechos reales, tus dudas y temores se magnifican», dice Raimi.
Para dirigir la película, Ghost House y Lionsgate querían un nuevo enfoque, que encontraron de una manera inesperada a través de Ole Bornedal, un galardonado director danés que había hecho su esperado regreso a Hollywood con el escalofriante thriller de suspense, La sombra de la noche (Nightwatch).
«Sam y yo somos grandes cinéfilos, y las películas de terror se caracterizan por tener muy claro el sello de su director», explica Tapert. «Nos pareció que Ole tenía la experiencia necesaria para transmitir el horror de la historia y al mismo tiempo destacar las relaciones interpersonales con suficiente fuerza como para que el público pudiera identificarse con lo que le estaba pasando a esa familia.»
Raimi se había sentido atraído por el trabajo de Bornedal desde que vio su película La sustituta (The Substitute), una comedia de terror danesa sobre una profesora sustituta que resulta ser de otro planeta. «Ya éramos muy fans de Ole, y cuando aportó su visión a The Possession, nos convenció», dice. «Ole vio que todo el miedo y el suspense debían articularse en torno a la historia de una familia. Tiene mucha visión para los personajes, y construyó la atmósfera en torno a una familia amenazada, separada, una familia que debe encontrar el valor y el amor para defenderse de la maldad de ese demonio. Se esforzó mucho por hacer que lo que está viviendo cada uno de ellos resulte psicológicamente realista.»
Desde el principio, Bornedal se mostró entusiasmado con la historia, pero también tenía miedo de la caja auténtica, e intentó mantener la producción alejada de la aprensión que inspiraba. «Me invitaron a la casa de la familia que tenía la caja dibbuk, pero rechacé la invitación», reconoce. «Había oído demasiado rumores que apuntaban a que no era muy buena idea estar cerca de ella.»
Como la historia partía de hechos reales, el realismo psicológico se convirtió en la desasosegante piedra angular del enfoque de Bornedal. Quería explorar el tema clásico del niño inocente amenazado por una fuerza destructora, pero de una manera más actual y documentada.
«Queríamos ver si podíamos reinterpretar el género de manera un poco diferente», comenta Bornedal. «Lo primero que intentamos con esta película fue, sobre todo, que los personajes resultaran auténticos, y luego mostrar cómo reaccionaría una familia moderna ante esos hechos horribles e inexplicables. No queríamos mostrar al público sólo la posesión de Em, sino ofrecerles la experiencia de cómo una niña reacciona emocionalmente ante la devastadora evidencia de que alberga un demonio dentro de su propio cuerpo.»
La ansiedad y la paranoia se van apoderando de los Brenek a medida que el dibbuk los enfrenta entre sí, y deben luchar por recuperar el control con el que se ha hecho el demonio y con el que pretende no sólo apoderarse de su hija, sino también destruir sus lazos. «No hay apuesta mayor que una familia luchando por sobrevivir, y Ole ha convertido eso en el centro de la película», declara Young. «Queremos que el público salte de sus asientos unas quince veces durante la película... pero que al mismo tiempo salgan de la sala sintiendo que todo eso le ha sucedido a una familia real.»
Aunque mantuvieron la auténtica caja apartada del rodaje, su fantasmagórica presencia se hizo notar igualmente. De hecho, el equipo de The Possession puso a prueba no sólo su profesionalidad, sino también su valor, ya que algo relacionado con el dibbuk pareció provocar algunos sucesos escalofriantes.
«Durante el rodaje pasaron cosas extrañas», confiesa Young. «Una vez estábamos buscando una habitación para rodar la escena del exorcismo final... y de repente se oyó un ruido tremendo y una bombilla explotó. Habíamos oído que la caja dibbuk a veces había hecho explotar bombillas, y entonces ocurrió. Uno de los anteriores dueños de la caja, un anticuario, afirmó que un día que se ausentó de la tienda su empleado lo llamó llorando y diciendo “Aquí hay alguien, aquí hay alguien”. Al volver, todas las bombillas de la tienda habían reventado. Cuando empiezas a relacionar los hechos, te preguntas: ¿en qué nos habremos metido rodando esta película?»
Una familia hostigada
Cuando, después de tanto tiempo atrapado, el dibbuk queda libre para apoderarse del alma de la pequeña Em Brenek, el único que se interpone en sus malévolos planes es Clyde, el padre de ésta, al que al principio vemos ocupado intentando empezar una nueva vida como padre divorciado tras haberse acostumbrado a anteponer siempre el trabajo a la familia. Pero cuando ve que su hija parece desaparecer dentro de su propio cuerpo y que su inocencia da paso a una abrumadora maldad, Clyde empieza a darse cuenta de lo mucho que su familia significa para él. El papel de Clyde está interpretado por Jeffrey Dean Morgan, conocido por películas como Watchmen y Texas Killing Fields, y series como «Anatomía de Grey» y «Sobrenatural».
Robert Tapert comenta: «La primera vez que aparece Clyde, vemos que es un hombre muy ambicioso. Quiere a su familia, pero a lo largo de la película se ve obligado a sacar una fuerza que no creía tener para recuperar a su hija poseída. Resulta creíble la evolución de Jeffrey en el papel de un hombre imperfecto que lucha por recuperar lo que es importante en su vida. Te identificas con él, y deseas que logre vencer a esa fuerza sobrenatural que pone a prueba todas sus creencias».
Morgan se sintió atraído por el original enfoque de la película en torno a una historia que aterrorizaría a cualquier padre. «No me interesaba hacer algo que ya se hubiera hecho antes», apunta. «Lo que me pareció más interesante es que, tras ese terror paranormal, hay una familia luchando por sobrevivir. Eso hace que todos los sustos y repullos tengan un efecto aún más potente.»
Morgan también se sintió atraído por el personaje de Clyde, que empieza la película consternado por el hecho de que su ex mujer tenga un nuevo novio y que pronto va a descubrir algo inimaginablemente más amenazante. «Es un personaje con sus defectos, y eso es bueno, porque ése es el tipo de personajes que me atraen», confiesa el actor. «Por encima de todo intenta ser un buen padre, pero es un tío que está atravesando muchos problemas. Cuando toda esta historia comienza, está un poco perdido. Ha desatendido sus prioridades, y ahora no le queda más remedio que prestarles atención en unas condiciones más que extremas.»
Morgan cree que esta experiencia le ha cambiado. Cuando empezó el proyecto, no creía en fantasmas y demonios, pero reconoce que la caja dibbuk lo inquietó lo suficiente como para llegar a tener sus dudas. «Sólo tengo clara una cosa, y es que no pienso bromear con la caja», declara. «Si tanta gente cree en su poder, debe de haber algo.»
En el papel de la recién separada esposa de Clyde, Stephanie, encontramos a Kyra Sedgwick, conocida por su aclamado papel protagonista en la serie «The Closer», que ha sido objeto de un premio Emmy y un Globo de Oro. A la actriz también le interesó la situación de la pareja de la historia, enfrentada a una fuerza primitiva justo cuando pensaban que se iban a separar para siempre, y le pareció muy auténtica la reacción inicial de Stephanie de atribuir el extraño comportamiento de su hija Em a la falta de atención de Clyde.
«Stephanie y Clyde creen haber puesto el último clavo en el ataúd de su matrimonio», explica Sedgwick, «y de repente su hija se convierte en una criatura irritable y violenta, cosa que no había sido nunca. Creo que Stephanie intenta encontrar una explicación racional a eso... hasta que se da cuenta de que su hija no está sola. Hay algo dentro de ella».
Al igual que Morgan, Sedgwick se sintió atraída por la humanidad que desprenden los muchos momentos de estupefacción y horror de la película. «Creo que las buenas películas de terror se fundamentan en personajes y relaciones sólidos», opina, «y lo que me gusta de esta película es que al principio te conmueve y luego te da mucho, mucho miedo».
A Tapert le impresionó la capacidad de Sedgwick para transmitir credibilidad emocional a un papel desbordado por una creciente ansiedad. «Kyra logra que sintamos simpatía por Stephanie y que entendamos que su necesidad de controlarlo todo proviene del amor», dice. «Es una actriz brillante.»
Aunque Sedgwick dice que disfrutó mucho trabajando con sus compañeros de reparto y con Ole Bornedal, reconoce también que hubo presente una atmósfera de intranquilidad durante el rodaje. «No voy a mentir», dice. «Pasaron cosas un poco raras. Pero lo que más me perturbó fueron las increíbles interpretaciones de las dos niñas que dan vida a nuestras hijas.»
Desde el principio, los responsables de la película sabían que la fuerza de The Possession dependía de encontrar a una niña que fuera capaz de asumir el papel de Em, una niña de 11 años, a los límites de lo espeluznante... y de transmitir al público a la cruda experiencia de estar perdiendo la cabeza ante un espíritu demoníaco. Para encontrar a una actriz infantil que estuviera a la altura, Bornedal puso en marcha un intenso proceso de casting.
«Entrevisté a muchos niños y les dije que fingieran estar poseídos por un espíritu maligno», explica. «Durante una de las entrevistas, Natasha Calis se puso a llorar. Empezó a improvisar unas emociones muy realistas, que podría expresar una niña que estuviera realmente poseída. Fue una de las sesiones de casting más desgarradoras en las que he participado. Todos estábamos llorando. Nunca habíamos visto a un personaje poseído como aquel. Eso es lo que Natasha aporta a esta película. No es sólo una niña diabólica. Hay una profunda tristeza en el hecho de saber que está poseída y que no puede controlar lo que está pasando.»
Calis, que debutó en el mundo de la interpretación a los 7 años, se lanzó al proyecto sin ningún miedo. Le entusiasmaba la idea de tener la oportunidad de hacer lo que pocos niños pueden: llevar a su personaje hasta el límite. «Me entusiasmaba interpretar a un personaje poseído, porque me permitía experimentar», dice. «Pude jugar con la idea de la posesión, saber lo que se siente, lo que se hace y el aspecto que tiene una persona poseída, fue muy emocionante.»
A la joven actriz también le entusiasmaba la valentía de Em, y destaca el hecho de que nunca se entrega totalmente al dibbuk, de que lucha por mantenerlo a raya dentro de sí, por muy violento que se ponga. «Está luchando con él continuamente, pero a medida que el dibbuk la devora lentamente, ella no sabe muy bien qué hacer», explica.
Aunque esta lucha hizo que Calis tuviera que soportar ataques de furia, nubes de polillas revoloteando, atracones de carne cruda y, por último, un exorcismo desesperado a manos de un joven maestro jasidista, su entusiasmo y su imaginación no se resintieron. Jeffrey Dean Morgan dice de su interpretación: «Natasha me dejó boquiabierto en más de una ocasión. La clave de esta película consistía en tener a una actriz creíble en el papel de Em, y fingir una posesión no es nada fácil para un actor, pero ella tiene un talento extraordinario».
Kyra Sedgwick añade: «Natasha se entregó enteramente al proceso de estar poseída y, al mismo tiempo, nos permitió sumergirnos en las profundidades del alma de Em en su lucha contra el demonio. Fue emocionante presenciar su amor por su trabajo».
Completando la familia Brenek, en el papel de la protectora hermana mayor de Em, tenemos a Madison Davenport, conocida por su trabajo en la serie «Shameless». Su parecido físico y su compenetración con Natasha Calis son asombrosos. «Realmente parecen hermanas, tanto dentro como fuera del estudio. Incluso iban por ahí juntas como dos hermanas», observa el productor J. R. Young. «Eso es muy importante, porque se transmite a la película.»
Davenport, de quince años de edad, afirma que lo que le pasa a Em en The Possession es «como todas tus peores pesadillas juntas». Luego añade: «Hannah siente que está perdiendo su hermana a manos de algo que nadie puede explicar. Su propia hermana pequeña se convierte en una fuerza que está destrozando a la familia y sembrando el caos en sus mentes».
Respecto a la respuesta del público, Davenport espera que se sientan arrastrados por el terror y el pánico de la experiencia de Em. «Creo que es de esas pelis que, cuando sales de verlas, te vas a casa mirando por el rabillo del ojo porque tienes la sensación de que algo chungo te acompaña», avisa. «Será muy emocionante de ver.»
Un exorcista de dibbuk
Desde siempre, en el curso de la larga historia de las leyendas que rodean a las posesiones demoníacas, siempre ha habido personas, en todas las religiones, que se han encargado de expulsar cualquier fuerza maligna que pudiera infestar el alma humana.
Desesperado por encontrar ayuda y sin nadie a quien recurrir, Clyde Brenek contrata los servicios de Tzadok, un hombre de mundo, hijo de un rabino jasidista, que conoce las despiadadas formas en que un dibbuk puede devorar un alma humana y que, a pesar del miedo paralizante de su comunidad, decide ayudarle. Para el casting de este inusual papel, los cineastas siguieron un proceso también inusual, y decidieron contratar a una persona ajena al mundo de la interpretación: una estrella jasidista del rap y el reggae conocida en todo el mundo por su nombre hebreo: Matisyahu.
Ole Bornedal dice que vio algo muy genuino y natural en Matisyahu que le hizo pensar que podría encarnar a Tzadok a pesar de no tener ninguna experiencia como actor. «A veces, los castings tienen mucho que ver con la intuición», explica. «Cuando conocí a Matis, vi que vivía la religión de una forma muy auténtica. Aunque no tiene la formación ni el ritmo de un actor, rebosa carisma. Tiene mucha presencia. Es un poco excéntrico, pero Tzadok también tiene que ser un poco excéntrico, porque pertenece a un mundo que no tiene nada que ver con el de esta familia.»
Sam Raimi se sintió inmediatamente entusiasmado por la idea de fichar a Matisyahu para el papel, a pesar de los riesgos. «No lo cogimos, como se suele hacer, como elemento sorpresa, sino que realmente pienso que es perfecto para el papel, por eso defendí esta opción», dice el productor. «Ole quería dar un giro respecto al típico rabino sabio y viejo; Matisyahu desmonta todas esas ideas preconcebidas, y aun así su fe resulta creíble. Su interpretación es tan auténtica y original que ha cambiado mi visión de los exorcistas.»
Matisyahu se leyó el guión del tirón. «Estaba totalmente enganchado, y sentí que quería hacer justicia al papel de Tzadok», dice. «Él es hijo de un rabino, pero también se sale un poco de lo habitual en su comunidad: tiene mucho mundo, yo podía identificarme con él en ese aspecto. Este papel me ha dado la oportunidad de hacer lo que yo hago, que es llevar mis raíces a la cultura popular.»
El proceso de investigación que los guionistas llevaron sobre los dibbuk y el poco conocido ritual del exorcismo de la tradición judía le impresionaron. «El guión está muy acertado», comenta. «De hecho, la Tora habla de distintos tipos de demonios y fantasmas que pueden pegarse a las personas.»
También le atrajo el hecho de que Tzadok decidiera luchar contra ese demonio implacable sabiendo que apenas tenía posibilidades de triunfar. «Tzadok es la única esperanza de esta familia, pero al mismo tiempo no tiene ni idea de lo que está haciendo», observa. «Lo único que sabe es que tiene que conseguir que ese dibbuk salga del cuerpo de la niña como sea.»
Robert Tapert se quedó impresionado por la naturalidad de la interpretación de Matisyahu. «Resulta muy amable y simpático en el papel de un hombre que elige hacer el bien a pesar de saber que las cosas podrían ponerse muy feas», comenta.
El intento de exorcismo de Tzadok da lugar a una de las escenas más perturbadoras de la película. «Fue una escena muy, muy, muy salvaje», recuerda Jeffrey Dean Morgan. «Estábamos Kyra, Matisyahu, Natasha, Madison y yo, y en un momento dado fue como si todos estuviéramos absorbidos por lo que fuera que estuviera pasando. Fue extraño, intenso y muy emotivo... y reconozco que salí de allí un poco asustado. Había pasado algo extraño, pero eso es bueno para la película.»
En el psiquiátrico
La escena del exorcismo, que supone el clímax de la película, fue rodada en una localización especialmente escalofriante: el hospital psiquiátrico abandonado de Riverview, cuyas ruinas (en su día plagadas de paranoia, miedo y macabros tratamientos) aún se encuentran en pie en Coquitiam, en la Columbia Británica. El edificio, construido en 1913 y cerrado 70 años más tarde, es famoso por su inquietante atmósfera.
«Riverview tiene su propia historia de sucesos extraños», apunta el director de localizaciones, Terry Mackay. «En su interior se percibe una sensación fantasmagórica, y, al haber estado abandonado durante tantos años, tienes la sensación de estar como rodeado de espíritus, o de una especie de presencia continua. Creo que rodar allí nos agudizó todos los sentidos.»
Tanto el equipo artístico como el técnico estaban en tensión en aquel lugar, y algunos de sus miembros se negaron incluso a entrar en las habitaciones especialmente frías o con una energía desagradable. Pero para los guionistas Julia Snowden y Stiles White no había nada más emocionante que contar con aquel lugar tan tenebroso de por sí para la escena más intensa de la película. «Resulta doblemente tremebundo rodar en un lugar que la gente dice que está encantado», reflexiona White. «Había varias capas de terror y misterio. Además de los gritos y las luces parpadeantes de la escena, tengo que reconocer que, tras visualizar el rodaje de aquel día, por la noche me costó trabajo dormirme.»
Pero también hubo otras localizaciones que cayeron bajo el hechizo de la película: una incluso se carbonizó, en circunstancias que no tuvieron nada que ver con la producción, antes de que empezara siquiera el rodaje. La diseñadora de producción Rachel O’Toole añadió algunos toques extra de terror y aprensión a algunas habitaciones que podrían parecer corrientes, pero que acabaron llenas de detalles sutiles y simbólicos que transmitían la sensación de que aquello podía convertirse en una pesadilla en cualquier momento.
Otra nota de contraste entre la atmósfera de la vida familiar y la infernal persecución del voraz demonio, la aporta el trabajo del director de fotografía Dan Laustsen, que juega con la luz y la sombra a lo largo de toda la película, rompiendo algunas normas no escritas del género. «El terror no siempre tiene que tener un fondo oscuro», apunta. «Algunas de las cosas más escalofriantes suceden a plena luz del día.»
Polillas monstruosas
Los dueños en la vida real de la caja dibbuk relataron muchos horrores, entre ellos horripilantes manifestaciones de animales como escorpiones y cucarachas. No obstante, cuando Ole Bornedal se incorporó al proyecto de The Possession, decidió centrarse en un insecto menos habitual en este género: las hipnóticas e inquietantes polillas. «Las polillas son más extrañas y antiguas que la mayoría de los insectos, y parecen tener un halo sobrenatural», comenta. «El espectral batir de sus alas, la forma en que chocan contra tu piel cuando no te lo esperas, te ponen los pelos de punta.» Así, Bornedal tomó una decisión que impactó a todos los miembros del equipo: usar polillas vivas para una escena clave. El director explica: «Hacer que los actores reaccionen ante unas polillas de verdad revoloteándoles por la cara y el cuerpo es algo que no se puede fingir».
El productor J. R. Young añade: «Cuando Ole nos explicó su idea de introducir aquellas gigantescas polillas, pensamos que era algo que nunca habíamos visto antes en una película de terror. Es muy original».
La gran escena de las polillas requirió que la friolera de 2.000 insectos invadieran el dormitorio de Em en la casa de su padre. Para que las polillas estuvieran preparadas para la secuencia, tenían que enviarlas al lugar del rodaje en forma de larva, para que salieran de la crisálida una vez allí. Para supervisar aquel proceso, se incorporó a un nuevo miembro al equipo: el especialista en animales Brad MacDonald.
Robert Tapert comenta: «Podríamos haber generado las polillas enteramente por ordenador, pero Ole estaba muy empeñado en que fueran de verdad. Le alabo la determinación de traer a MacDonald. Las polillas reales hicieron que la escena fuera aún más horripilante».
Todo el equipo tuvo que adaptarse a la particular naturaleza de las polillas. La diseñadora de producción Rachel O’Toole diseñó para la habitación de Em unas paredes a las que las polillas se pegaran de manera natural. El director de fotografía Dan Laustsen descubrió cómo iluminar el plató de manera que las polillas no se desorientaran completamente debido a su atracción por los objetos brillantes. Por último, el supervisor de efectos visuales Adam Stern magnificó el efecto fantasmagórico de las polillas.
Pero, ante todo, los actores tenían que lidiar con los escalofríos y el nerviosismo de estar rodeados por aquellos insectos. «Los insectos no me entusiasman», confiesa Jeffrey Dean Morgan. «Y esas polillas eran gi-gan-tes-cas. El primer día que rodamos con ellas, una se me posó sobre el pie desnudo, y lo cierto es que fue bastante desagradable.»
Natasha Calis añade: «Yo estaba dispuesta a esforzarme, pero aquellos bichos eran enormes, eran como negros y naranjas. Cuando los vi, fue como la primera vez que vas a hacer puenting, que al principio estás entusiasmado, pero cuando miras hacia abajo piensas “ay, madre”. Algunas de ellas tenían incluso como púas en las patas, y eran ásperas al tacto».
A pesar de aquella aprensión, Young se quedó impresionado por lo bien que Natasha mantuvo la compostura durante la tormenta de polillas. «Fue una campeona», dice.
Respecto al especialista en animales, Brad MacDonald, lo único que dijo al finalizar la jornada fue: «Prefiero trabajar con serpientes».
El dibbuk desatado
Para mantener alejada la maldición de la caja real del dibbuk, Ole Bornedal decidió recrear una caja con el propósito de proteger al equipo técnico y artístico. Al igual que el recipiente real que fue subastado en eBay, la caja de la película tenía que ser lo bastante corriente como para no levantar sospechas inmediatas, pero lo suficientemente misteriosa como para que pudiera, en palabras del director, «representar el mal que todos queremos encerrar para siempre».
J. R. Young explica: «Para nosotros no era tan importante recrear la caja real como crear una caja que pareciera contener algo encerrado a conciencia. A Rachel O’Toole se le ocurrieron algunas ideas fantásticas, y recurrimos a la historia original para recrear el contenido de la caja, incluido el esqueleto de pájaro, los mechones de pelo y las extrañas figurillas de madera».
Respecto al demonio propiamente dicho, los cineastas recurrieron al diseñador de efectos especiales de maquillaje Bill Terezakis. «¿Cómo se pone cara a un demonio? ¿Cuál es el rostro del mal?», se pregunta Young. «Bill y Ole pensaron en un diseño que pudiera plasmarlo. Su idea consistía, más que en preguntarse cuánto se podía mostrar, qué era lo mínimo que se podía mostrar para ponernos los pelos de punta.»
Sin llegar a revelar nada, Terezakis señala: «Ole quería algo con un aire muy antiguo, y creo que lo conseguimos».
El supervisor de efectos visuales, Adam Stern, añade: «Teníamos mucho interés en crear algo que no sólo fuera tenebroso, sino que estuviera lo más cerca posible en la realidad».
Para Robert Tapert, ese interés por crear algo que perdurara en la imaginación, que hiciera desbocarse el corazón hasta mucho después de las últimas imágenes, fue el motor principal de todo el proceso creativo de The Possession.
El productor concluye: «Queríamos que el público saliera de la sala sintiendo que, al estar basado en hechos reales, aquel horror también podría llegar a sucederles a ellos. Creemos que la idea de la caja dibbuk aterrorizará a los espectadores no sólo dentro de la sala, sino también cuando salieran de ella».