Santander.-Los directores de animación Tomás Conde y Virginia Curiá han coincidido hoy en destacar la “magia” de la técnica audiovisual Stop-Motion -que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas-, por el “defecto de trabajar a mano” y porque es un arte que busca “romper la perfección”.
Conde subrayó además que algo que hace que esta técnica audiovisual sea “muy atractiva” y “difiera” de las demás es que el animador “transmite toda la energía física” al objeto que está animando, en el puede hacer “un millón de cambios” para que el personaje “cobre vida y movimiento”.
En una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde ambos dirigen el taller ‘La técnica del Stop-Motion’, lamentaron que en España sea “muy complicado” estudiar este arte cinematográfico por la falta de centros dedicados a esta formación.
No obstante, Conde hizo hincapié en que sobre todo en las zonas de Valencia, Cataluña y Galicia existen animadores “muy buenos” y “demandados” a nivel internacional y, en su mayoría, son “autodidactas”. “Esperemos que puedan seguir trabajando aquí y no tengan que irse al extranjero”, confió Conde.
En esta línea, apuntaron que el mejor centro de formación que existe en Europa es la Escuela de Praga. Asimismo, recordaron que en Reino Unido está la referencia de los Estudios Aardman, galardonados con diversos premios Oscar, y en Estados Unidos las productoras que han trabajado con Tim Burton y David Selleck. Conde y Curiá enumeraron además algunas de las películas más relevantes de esta técnica, entre las que citaron ‘Pesadilla antes de Navidad’, ‘La novia cadáver’ o ‘La maldición de las verduras’.
Respecto a cómo este sector se ve afectado por la actual crisis económica que atraviesa el país, Curiá y Conde señalaron que las dificultades a las que se enfrenta el Stop-Motion son “las mismas” que tiene cualquier profesión audiovisual. “Antes presentábamos doce proyectos y nos salían dos, y ahora hay que hacer cincuenta para que te compren uno”, comentaron los directores, que reconocieron que “optimizando recursos” consiguen seguir adelante.
Sin embargo, reconocieron que la demanda está “incrementándose”, porque hasta hace un tiempo se relacionaba con un sector “más infantil o familiar”, mientras que ahora se orienta también a un público “más juvenil y adulto”.
Según comentaron, una forma de compensar la falta de centros formativos en la técnica Stop-Motion serían las series televisivas, que son “la única manera” de formar a animadores que aprendan el trabajo “desde la base” porque, agregaron, “a animar se aprende animando”. “Con un cortometraje no formas a nadie”, matizaron.
Finalmente, los directores relataron cómo es el trabajo de un animador que, diariamente, realiza una media de siete segundos de película, dependiendo del tipo de producción, de forma que una productora pequeña como la que tienen ellos tarda cerca de seis meses para elaborar un corto de once minutos.