“No se puede seguir mintiendo y dando la espalda a un problema que no existía hasta que lo crearon los distintos gobiernos socialistas, y mucho menos desoyendo el clamor diario de los colectivos afectados”
Oviedo.- El portavoz de Agroganadería de FORO en la Junta General, Juan Ramón Campo, ha denunciado hoy, en una rueda de prensa ofrecida junto a su compañero de Grupo Parlamentario Albano Longo, lo que denominan “técnica del avestruz” que en su entender practica la Consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, “al continuar prometiendo el pago de los daños causados por el lobo en un periodo no superior a 15 días desde su denuncia, mientras desoye el clamor de los colectivos afectados, que a diario publican los medios de comunicación”. “No se puede seguir mintiendo y dando la espalda a un problema que no existía hasta que lo crearon los gobiernos socialistas y que ahora está enquistado”, añadió
En la comparecencia, Campo exhibió los tres documentos elaborados en la etapa del Gobierno de FORO para convertir el lobo en especie cinegética, entre los que se encuentra el plan de gestión del cánido, cuya existencia negó la Consejera durante su comparecencia del pasado día 19 de julio, y la responsabilizó de “cualquier desgracia que pudiese suceder si los colectivos afectados perdían la paciencia y persistía en ignorar el problema en lugar de dar soluciones. Éstas no pueden constreñirse a la mera indemnización de los daños, que ascienden a un millón de euros anuales, lo cual supone una pesada carga, ante una situación de crisis como la que nos encontramos, para las arcas del Principado, y un serio problema para nuestros ganaderos”, afirmó Campo.
El Diputado de FORO ha denunciado “el peligro de extinción en que se encuentra el propio ser humano en espacios como Picos de Europa, en los que la economía y cultura pastoril están al límite debido a la presión del cánido sobre sus rebaños, hoy en día diezmados, lo que hace insostenible su medio de vida. En serio riesgo se encuentran también las razas autóctonas asturianas, cuya recuperación se ve seriamente afectada, e incluso la actividad cinegética, por no hablar del problema que suponen los daños ocasionados por la cada vez más creciente irrupción de especies salvajes en las vías públicas de zonas bajas, a las que se desplazan forzadas por la presión del lobo en la montaña. Y sin olvidar la labor de los rebaños en la prevención de incendios, como consumidores natos de combustible vegetal, y grandes transformadores de biomasa en riqueza, ahora que tanto está de moda este criterio”.
“La cadena de daños colaterales que provoca la mala gestión del lobo, es larga”, aseguró Campo, a cuyo juicio “se hace indispensable la búsqueda de un equilibrio en la balanza, pues además no deja de ser un daño a la propiedad semoviente de los particulares, que además no se indemniza en su justa medida, puesto que no cubre aspectos como el lucro cesante, por la pérdida del animal, o el acervo genético que éste atesora, fruto de la selección natural llevada a cabo por generaciones de pastores. Una selección que hace a cada individuo único en su especie, como el más idóneo para producir en el lugar concreto en el que habita, y difícil de sustituir por otro que esté peor adaptado al hábitat de producción concreto”.
“Parece evidente, por tanto –concluyó–, que de continuar en la línea actual, los daños serán irreversibles, y no se podrán solucionar con dinero, puesto que se encuentran en juego muchas otras cuestiones, sociales y culturales, y en el ánimo de FORO se encuentra el tender la mano para afrontar el problema lejos de la mentira y la demagogia”.
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