Turismo arrasa con ecosistemas

Turismo arrasa con ecosistemas
En vísperas del Día mundial del medio ambiente, el próximo 5 de junio, Greenpeace denuncia que los ecosistemas en México están cada vez más en riesgo debido a que el gobierno federal está promoviendo la especulación y destrucción de diversas zonas de reserva al incentivar una política de turismo depredador, totalmente incompatible con la protección del medio ambiente.

Autoridades de diversas dependencias se han dedicado a aprobar proyectos que no cumplen normas y criterios ambientales, que agotan los recursos de zonas frágiles y lejos de traer riqueza a las comunidades lo que hacen es empobrecerlas, contaminar, generar presión en los acuíferos, demanda de servicios y economías de corto plazo.

Si bien el turismo es una actividad fundamental para el país –genera al menos 8 por ciento del PIB-, se debe dar respetando la vocación y capacidad de cada zona, con beneficio directo a quienes las habitan y protegiendo el patrimonio natural, que debe conservarse para futuras generaciones.

El desarrollo turístico debe traerle riqueza a las comunidades asentadas en la zona, debe organizarse de tal forma que no agote los recursos en unos cuantos años sino que se convierta en el sustento de éstas y las siguientes generaciones. Un turismo con visión cortoplacista y que agota los recursos en unos cuantos años, lo que hace es generar nuevos y más graves problemas a la siguiente generación. Esto definitivamente no es lo que necesita el país.

Estos son los ejemplos más relevantes de turismo depredador y con mayor costo ambiental que se encuentran vigentes en estos momentos (la presente administración los aprobó o no los ha cancelado):

 

1. Cabo Cortés. Recientemente Semarnat autorizó la construcción del megadesarrollo Cabo Cortés, en BCS, lo que pone en alto riesgo la integridad del Parque Marino Cabo Pulmo, el arrecife coralino más relevante en el Golfo de California, Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco y sitio Ramsar, además de ser ejemplo de conservación y repoblamiento de recursos marinos. Un resolutivo del recurso de revisión, firmado por Mauricio Limón Aguirre, subsecretario de gestión para la protección ambiental de Semarnat, reconoce que no se consideró el Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) de Los Cabos, que establece que no se puede construir sobre las dunas costeras y que no estaban definidos los impactos de las obras y actividades al área natural protegida de Cabo Pulmo. A pesar de esto, Semarnat autorizó la construcción de una marina de 490 posiciones.

 

2. Paraíso del Mar. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha sido negligente al no clausurar el mega desarrollo Paraíso del Mar en Ensenada, La Paz, Baja California Sur, pues éste sigue operando sin autorización en materia de impacto ambiental (MIA) y en afectación al hábitat de especies protegidas como el tiburón ballena y el delfín tursión. La autorización de la MIA que en su momento otorgó la Semarnat a Paraíso del Mar fue declarada nula por el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativo en 2009, al no considerar que el proyecto es de alto impacto, por su violación a las normas de protección a manglares y por no contemplar que El Mogote (barra de arena enfrente de la ciudad de la Paz) es parte de una zona de protección ambiental.

3. Centro Integralmente Planeado (CIP) Costa del Pacífico. En el municipio de Escuinapa, Sinaloa, se encuentra el CIP Costa Pacífico ubicado en el norte de Marismas Nacionales, el sistema de humedales más importante del Pacífico mexicano y sitio Ramsar, por lo que la Secretaría del medio ambiente y recursos naturales (Semarnat) debió garantizar su integridad antes de aprobar este megadesarrollo. De acuerdo con la opinión técnica de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que fue desestimada por Semarnat: “la construcción de la marina en el sitio del proyecto va a modificar el flujo subterráneo y existe la posibilidad de que a lo largo del canal de navegación se generan cambios en la calidad del agua, que resultan contradictorias con el estudio realizado.

 

4. CIP Litibú. El CIP Litibú en Nayarit, inaugurado por Vicente Fox en 2005, y promovido por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), demuestra la persistente falta de planeación y cuidado del ambiente que ha tenido esta paraestatal. Fonatur enajenó seis lotes en beneficio de dos empresas de capital español, a un precio inferior del valor mínimo establecido en su política de comercialización. Con esto Fonatur contravino sus políticas de comercialización y dejó de percibir más de 35 millones de pesos (1). Fox y el entonces director de Fonatur, John McCarthy, prometieron que este proyecto detonaría Litibú con 4,100 cuartos de hotel orientados a turismo exclusivo y de alto gasto. Prometieron 15 mil empleos y para el año 2025 una afluencia de 720 mil visitantes y una inversión turística privada de 1,100 millones de dolares, todo con bajo impacto ambiental. Nada se ha cumplido.

5. Cancún con sobre-densificación hotelera. En esta administración, la Profepa realizó el conteo de cuartos habitación que hay en el segundo polígono de la Zona Hotelera de Cancún y encontró cerca de 7 mil cuartos más de los aprobados por el Plan de Desarrollo Urbano (PDU), al existir alrededor de 36 mil 800, contra 30 mil 980 que eran el límite, aseguró Raciel Villegas Núñez, director de Impacto Ambiental y Zona Federal Marítimo Terrestre de la dependencia. La densidad de la zona está rebasada.

6. ASF, Sectur y Semarnat. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) señalo que aún cuando la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) ha establecido un valor de $37,500 dólares por hectárea de manglar, la  Semarnat cobró solamente $3,415 dólares por hectárea por compensación de la destrucción de mangle. Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF) el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) contravino sus políticas de comercialización al enajenar seis lotes en el Centro Integralmente Planeado de Litibú, Nayarit, a precio inferior del valor mínimo establecido por su política de comercialización, uno a Servicios Financieros del Yucatán, S.A. de C.V. y cinco a Inmobiliaria Fadesamex, S.A. de C.V., por un total de 450,263,220.20 pesos (cuatrocientos cincuenta millones doscientos sesenta y tres mil doscientos veinte pesos dejando de percibir 35,359,819.50 pesos (treinta y cinco millones trescientos cincuenta y nueve mil ochocientos diecinueve pesos en dichas operaciones”.

 

Con aprobaciones como Cabo Cortés o el CIP Costa del Pacífico, Semarnat olvida su responsabilidad e insiste en darle certidumbre al sector turístico cuando estos proyectos implican heredarle a las siguientes administraciones problemas de tipo social y ambiental. Entre las facultades de Semarnat está la de rechazar cualquier desarrollo que ponga en riesgo nuestros ecosistemas. Es urgente que ejerza sin titubeos esa facultad. Desafortunadamente la ley también permite a la Semarnat ser discrecional en sus autorizaciones, que es lo que está ocurriendo con estas lamentables aprobaciones.

En el Día mundial del medio ambiente, que coincide con el año internacional del turismo, no debe haber más pretextos para continuar destruyendo nuestros ecosistemas.

 

FOTO: Greenpeace Mexico

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