La huella ecológica es un indicador de presión ambiental que mide la demanda de recursos de la población en unidades de superficie (hectáreas), y se calcula a partir de los flujos comerciales y el consumo de energía de una población en un territorio.
Un grupo de investigadores ha abordado la presión socioambiental que sufre Canarias y su relación con el turismo, en un trabajo que publica el Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles.
“El turismo incrementa la huella ecológica, especialmente cuando es masivo y no adopta las mejores tecnologías y prácticas de gestión sostenible. Canarias es una de las principales concentraciones turísticas europeas y, si a ello le añadimos su situación periférica y su carga poblacional, resulta lógica una intensificación de su huella ecológica”, declara a SINC Francisco M. Fernández-Latorre, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Sevilla.
La vulnerabilidad de Canarias es de por sí elevada debido a la fragilidad que supone su naturaleza insular, su baja biocapacidad productiva (capacidad intrínseca de Canarias para generar recursos), su acusada dependencia externa –como lo demuestra el fuerte déficit ecológico–, junto con una reducida superficie y altas densidades de población.
"El turismo incrementa la huella ecológica, especialmente cuando es masivo y no adopta las mejores tecnologías y prácticas de gestión sostenible"
Los investigadores encontraron una correlación “significativa” entre la huella ecológica energética y el indicador PresTur –un ‘termómetro’ para medir la presión turística en el territorio y en la población local–, sobre todo respecto al número de plazas turísticas hoteleras y extrahoteleras por kilómetro cuadrado.
“Cuando la huella ecológica supera a la biocapacidad productiva se produce una situación de déficit ecológico. Compada con la huella ecológica mundial, se necesitarían 3,84 planetas para soportar la intensidad del consumo de Canarias”, apunta Fernández-Latorre.
Además, los resultados ponen de manifiesto la importancia de la presión energética en este déficit, porque “este consumo supone más del 50% del impacto ambiental de las islas”, añade el experto.
El Hierro y La Gomera, las más sostenibles
La presión varía de isla en isla y entre municipios. Las islas occidentales, sobre todo El Hierro y La Gomera, muestran valores globales que sugieren que su turismo es sostenible.
“La insostenibilidad ambiental del turismo también depende del grado de presión demográfica y ambiental que ejercen otros sectores –como el del transporte o el industrial–, de las pautas de consumo y de la propia población local”, señala el científico.
El acelerado incremento de la presión turística, sobre todo entre 1995 y 2000, tuvo como respuesta medidas normativas específicas dirigidas a contener y controlar la expansión de las plazas turísticas. También permitió recualificar los establecimientos y destinos más congestionados de Canarias, en particular en las islas capitalinas (Tenerife y Gran Canaria) y las más orientales (Lanzarote y Fuerteventura).
“Se alertó de una dinámica insostenible que ha tratado de controlarse mediante límites y condiciones al crecimiento turístico, que se recogen por las Directrices de Ordenación General y de Ordenación del Turismo de Canarias”, subraya el investigador.
Según el equipo, para disminuir este déficit ecológico de las islas las principales medidas deben dirigirse a mejorar la ecoeficiencia de las instalaciones y servicios involucrados en la cadena productiva turística, desde el transporte al alojamiento y servicios auxiliares y complementarios, sobre todo en el consumo energético.
“La promoción de las energías renovables, aprovechando los vientos alisios, la optimización y certificación energética de hoteles y apartamentos, de trayectos de viaje más cortos, y estancias más largas son aspectos fundamentales”, concluye Fernández-Latorre.
FOTO: La vulnerabilidad de Canarias es de por sí elevada debido a la fragilidad que supone su naturaleza insular. En la fotografía, la playa de las Américas en la isla de Tenerife. Imagen: Rodrigo Soldon.
Así se obtuvieron los datos para el estudio
Las fuentes empleadas para calcular el consumo de recursos de flujos comerciales se obtuvieron a partir de miles de datos de intercambios comerciales de Canarias del Instituto Canario de Estadística (ISTAC).
Los datos de consumo energético se basaron en estadísticas energéticas de Canarias para el consumo energético directo. El consumo indirecto de energía se calculó considerando la energía necesaria para cada artículo de consumo durante todo su ciclo de vida, desde su fabricación hasta su eliminación como residuo.
Las categorías de consumo empleadas fueron agricultura, ganadería, pesca, forestal, consumo de energía fósil –superficie de bosque necesaria para la absorción del CO2 emitido–, y suelo consumido directamente, construido o degradado severamente. Para calcular la biocapacidad se tuvo en cuenta el mapa de ocupación de usos del suelo de Canarias y las productividades locales de cada tipo de uso.