La tripulación de Mars500 cumple un año en aislamiento

La tripulación de Mars500 cumple un año en aislamiento

Los seis miembros de la tripulación de Mars500 ya llevan 365 días aislados en las instalaciones del instituto IBMP a las afueras de Moscú. Los dos europeos escriben sobre los mejores momentos, la monotonía y los ánimos del equipo durante este año, y confirman su determinación a continuar hasta el final del experimento.
 
“¡Es increíble que ya haya pasado un año!”. Con estas palabras comienza su entrada en el diario de la misión Diego Urbina, uno de los dos europeos que forman parte de la tripulación de Mars500.

“Podéis intentar comprender cómo nos sentimos si tratáis de recordar qué estabais haciendo hace exactamente un año, para luego imaginar cómo sería haber vivido desde aquella en el interior de una caja metálica sin ventanas”

La tripulación en realidad no ha ido a ninguna parte en todo este tiempo, aunque en teoría han viajado hasta Marte y ya están en camino de vuelta a casa.  
 

Los seis miembros de la tripulación – tres rusos, dos europeos y un chino – entraron en los módulos de aislamiento el día 3 de junio de 2010, comenzando su viaje simulado al Planeta Rojo.

Los módulos de aislamiento reproducen hasta el último detalle de un viaje interplanetario, en la medida de lo posible sin abandonar la superficie de la Tierra. La ‘nave’ está compuesta de cuatro cilindros interconectados, con un volumen total de 550 metros cúbicos. Cada miembro de la tripulación tiene su propio camarote, y viven y trabajan siguiendo una rutina muy similar a la de los astronautas que se encuentran a bordo de la Estación Espacial Internacional.

“Lo peor es la rutina diaria: cada día nos despertamos a la misma hora para realizar las mismas pruebas médicas con los mismos aparatos: ¡no hemos tenido ni un día de vacaciones o un fin de semana en el último año!”, escribe Romain Charles, el otro miembro europeo de la tripulación.
 
 

Un viaje de ida y vuelta a Marte
 
Tras la emoción de los primeros meses, la vida de la tripulación se fue sumiendo en la rutina mientras esperaban el momento de la llegada simulada a Marte.

A finales del pasado mes de enero, la tripulación llegó a la ‘órbita marciana’, donde les esperaba el ‘módulo de aterrizaje’ cargado de suministros (que en realidad era otro módulo conectado a las instalaciones principales).

Tras transferir los suministros a la nave principal, Diego Urbina, Wang Yue y Alexandr Smoleevskiy se mudaron al nuevo módulo en el que iniciarían el ‘descenso’ hasta la superficie marciana.

Durante su estancia en el Planeta Rojo realizaron tres paseos espaciales, utilizando trajes rusos Orlan, en el interior de una gran cúpula decorada como si fuese la superficie de Marte.

En estos paseos recogieron muestras del terreno, instalaron experimentos científicos y exploraron el entorno con un rover, imitando las actividades que algún día tendrán que realizar los primeros astronautas que lleguen al verdadero Planeta Rojo.

Tras conquistar la superficie de Marte, el trío ‘voló’ de vuelta a la nave interplanetaria, reuniéndose de nuevo con el resto de la tripulación para comenzar el largo viaje de vuelta a casa el pasado día 2 de marzo.

La tripulación de Mars500 ‘regresará’ a la Tierra el día 5 de noviembre, cuando la escotilla de los módulos de aislamiento se abra de nuevo. Sin embargo, su misión se prolongará unas cuantas semanas más, repletas de pruebas médicas y reuniones para discutir los resultados de este inusual experimento.
 
 

Con la moral bien alta
 
El mayor problema de las futuras misiones de exploración interplanetaria no son necesariamente los aspectos tecnológicos, sino los humanos, como la interacción entre los miembros de la tripulación en un entorno tan hostil. El principal objetivo de la misión Mars500 es precisamente el estudio de estos factores.

“Estamos realizando constantemente docenas de experimentos, no importa si es un buen o un mal día, tenemos que esforzarnos al máximo para generar resultados de calidad que ayudarán a algunos de los mejores científicos de Europa a estudiar por lo que tendrán que pasar los astronautas del futuro”, escribe Diego.

“Todavía tenemos por delante cinco meses para aprovechar al máximo este viaje a Marte”, añade Romain.

“Contamos con una magnífica tripulación, y aunque nuestros antecedentes sean bastante diferentes, nunca hemos tenido ningún problema a bordo. Confío plenamente en que esto continuará siendo así en los meses que nos quedan. Nos veremos de nuevo el 5 de noviembre, cuando regresemos a la Tierra, ¡ni un día antes!”

 

FUENTE: ESA


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