Santander, .- El pintor y escultor Guillermo Pérez Villalta ha criticado hoy en Santander la “superficialidad” del arte moderno que, a su juicio, carece de “visión” para entender la pintura y ha convertido la belleza en un tema “tabú” del que “nadie” habla a la hora de describir las obras contemporáneas.

“Cada vez existe menos cultura entre artistas y críticos”, afirmó durante una rueda de prensa celebrada con motivo de su participación en la Escuela de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta «Carlos Castilla del Pino» ‘La creatividad’, organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación Castilla del Pino.

Pérez Villalta explicó que existen dos direcciones en el arte actual, una “ortodoxa”, que se encuentra en la mayoría de los museos y que, según dijo, “tiene más que ver con la sociología”, y otra “más libre” que apuesta por la pintura como medio de expresión y a la que él decidió adherirse en los años setenta. “No hay cosa más aburrida que ir al Reina Sofía”, aseguró.

“Vivo de mi obra desde hace mucho tiempo”, señaló el artista, quien hizo hincapié en que la crisis económica “se nota mucho” a la hora de vender, aunque pronosticó que  “siempre” habrá mercado para la pintura. En este sentido, apuntó que los “artistas de la modernidad que necesitan subvenciones lo van a tener más crudo”.

Proceso creativo

Pérez Villalta sostuvo que sus obras nacen a partir de una idea que deja “en reposo” durante un tiempo para saber si es lo “suficientemente buena” como para “llevar a la realidad” algo que solo existe en su mente. “Pintar un cuadro es un proceso muy duro que empieza con algo que proviene de mi pensamiento”, manifestó.

El artista confesó que su método de trabajo “ha ido perfeccionándose con el tiempo” aunque difiere “poco” del que seguía en sus inicios. En primer lugar realiza bocetos que luego traslada al lienzo para “ver mejor los defectos y cuidar la geometría interna del cuadro”, explicó.

Acerca de su trayectoria, dijo que necesita seguir varias “líneas” de trabajo y “cambiar de dirección” cada cierto tiempo para no aburrirse. En este sentido, calificó la valoración que establece sobre su propia obra como “muy severa”, ya que intenta adaptar su juicio a su trabajo “aspirando a la perfección”, algo que “no existe”, concluyó