El Congreso Europeo de CEUCO este año se celebró en la ciudad de Tartu, una de las mas importantes de Estonia, país éste que alcanzó su independencia de la Unión Soviética en Setiembre de 1991. La impresión que causa al visitante primerizo es la de un país que liberado del yugo soviético, apostó
decididamente por la economía de mercado desarrollando las tecnologías de la información como línea, entre otras, de progreso económico, consiguiendo al día de hoy ser una potencia europea en telefonía móvil. También potenció la fabricación de maquinaria, la explotación de la madera, la industria textil
y la producción cerealista. Al mismo tiempo desarrolló una conciencia colectiva de respecto al medio ambiente; no en vano la mayoría de las casas de campo organizan en su pequeña parcela reducidos huertos con todo tipo de verduras y hortalizas que complementan su economía familiar dedicando además espacios a verdaderos muestrarios de preciosas flores.

Nuestro grupo disfrutó unos días antes del Congreso de pequeños recorridos
para conocer gentes y lugares y acercarnos un poco más a su modo de vida.
Siempre fuimos bien recibidos y en algunos casos obsequiados con productos
típicos de la zona que iban desde conservas vegetales hasta jamón ahumado
por métodos artesanos, amén de licores todos ellos preparados con los
diversos frutos que los bosques les ofrecen en cantidad. En definitiva,
buenas gentes con carácter general, de afable trato aunque en algunos casos,
los menos, alguno de la vieja guardia no puede evitar los modos y maneras de
los antiguos patrones; son los menos.
Como casi siempre sucede, el congreso fue un éxito de asistencia, ocho
países, entre los que se encontraba Macao a cuyo representante debemos
agradecerle una vez más el esfuerzo que le supone cada desplazamiento de
esta naturaleza. Todos ellos representados por caras conocidas, de cuya
amistad disfrutamos en cada encuentro.

En cuanto a nuestra región se refiere, decir que estaba representada por
varia Cofradías: Doña Gontrodo por su presidenta Maria Luisa Llavona, La
Cofradía de los Vinos de Cangas, El Oriciu de Gijón, La Cofradía del
Colesterol y Armando Alvarez y este escribidor como miembros de la Cofradía
de Amigos de los Quesos del Principado de Asturias.
Este año los premios Aurum recayeron, entre otros, en la Cofradía de la
Anchoa de Santoña, a cuyo reconocimiento nos unimos y en nuestro paisano y
reconocido industrial asturiano, D. Carlos Vallina, en nombre de la entidad
mercantil Embutidos Vallina S.A. a quien le animamos a que mantenga su
empeño en la calidad y potenciación de estos productos asturianos, como
habitualmente lo viene haciendo.
Poco más que decir, fue un viaje agradable, de encuentro entre gentes que
compartimos y entendemos la enogastronomía como un vehículo universal de
conocimiento de usos y costumbre, de acercamiento entre personas, creando
lazos de amistad que difícilmente se conseguirían en otras circunstancias.
Un abrazo para todos y hasta el próximo encuentro