Cudillero/Ignacio Sánchez/AM.-La "sorprendente y estimulante capacidad de convocatoria de nuestras actividades", a la que se refirió el presidente de Amigos de Cudillero, Juan Luis Álvarez del Busto en su intervención quedó demostrada por los cientos de comensales que participaron en la entrega de las 23 Amuravelas de Oro al empresario astur mexicano Antonio Suárez y al pintor y escultor Manuel García Linares y que con su calor y su aplauso convirtieron la cita anual en un emotivo acto al que, sin duda, contribuyó la calidad humana de los premiados. Ya el acto en sí dio comienzo un un recuerdo a tres ausentes de la lista de premiados edn anteriores ediciones. Los fallecidos Sergio Marqués, Modesto González Cobas y Manuel álvarez, 'Lloriana'.
Del Busto fue el primero en calificar a los dos premiados en esta edición como "dos asturianos que llevan a Asturias en el corazón y por bandera". intervino seguidamente el diplomático Fernando Almansa para glosar la figura y trayectoria de Antonio Suárez, de quien además de su exitosa trayectoria empresarial destacó su constante actividad social, con la concesión de becas, el patrocinio de la cultura, el apoyo a varios patronatos, entre ellos el de la Fundación Príncipe de Asturias. Un asturiano que "nunca ha abandonado a su tierra y que en los últimos meses, aunque se que a él no le gusta lo que voy a decir, lo ha vuelto a demostrar", dijo Almansa, refiriéndose al encargo de tres buques pesqueros al astillero gijonés. En definitiva, una personalidad divertida, generosa, entrañable y, sobre todo, un gran amigo.
Para Antonio Suárez, el de este domingo fue un "día de alegría y un día de dar las gracias. A Amigos de Cudillero, por este premio que me da tanto orgullo y me hace tan feliz. A Fernando Almansa, a mi familia y a todos ustedes, que pocos me conocen pero que les aseguro para mi empiezan todos a ser amigos". Poniendo una nota de humor en su intervención, el premiado afirmó que "siempre tengo la suerte de que cuando me premian viene alguien más importante que yo y me llena los salones, como ocurre en este caso con Manolo Linares". Ya más serio, afirmó que "creo que todo lo que hice en mi vida lo hice por amor, por mi mujer. conocí a una gran señora, me enamoré y detrás de ella me fui a Méjico, donde hice lo más importante de mi vida, mi familia".
En referencia a Asturias, recordó que "nací en Oviedo, me crié en Gijón pero mi familia viene de Sobrescobio. Y saber de dónde provienen todos mis antrepasados me hace querer más a mi tierra de origen, que es Asturias. Al nacer mi nieto, pedí la nacionalidad mexicana con esa fecha, la enmarqué y se la dí a mi hija; y le dije 'si mi nieto no llega a conocerme, dale ésto y dile que espero que sea al menos la mitad de buen mexicano que fue su abuelo que nació en Asturias". Finalizó afirmando recibir el premio en nombre de todos los que emigraron desde Cudillero y desde Asturias.
La Amuravela de Oro le fue impuesta al empresario astur mexicano por el presidente de FADE, Severino García Vigón. Posteriormente, recibió otro regalo: una gran fotografía de Sobrescobio, donde familiares suyos le indicaban puntos y edificaciones de referencia e, incluso, uno de sus amigos, Antonio Cores, recodó haber estado años ha cazando allí con él.
Un ser romántico y utópico
El periodista Evaristo Arce glosó seguidamente al escultor y pintor Manuel García Linares, a quien calificó como "un incansable luchador, un ser romántico y utópico, un coperante nato, un promotor no siempre visible de infinidad de iniciativas y un mecenas tambièn anónimo a menudo, con no pocass incompresiones e incluso apropiaciones de los resultados de su impulso generoso." Como ocurre muy a menudo, " a los mejores hijos Asturias no los ha reconocido suficientemente, ni sus valores y sus méritos. Creo que sí lo hacemos en este caso al rendir homenaje a una personalidad entregada a las causas justas, con espíritu crítico, naturaleza bondadosa y carácter independiente e inconformista que en el balance de su historia personal es más lo que ha dado que lo que ha recibido. La Amuravela de Oro que va a recibir es un acto de justicia y tambipen nos tranquiliza la conciencia".
Manolo Linares, por su parte, comenzó dedicando la Amuravela a los emigrantes, "pero sobre todo a aquellos que salieron y no lo logaron, no pudieron volver, se quedaron por el camino. Otros hicieron grandes fortunas que luego repercutieron en Asturias, iniciando así el camino de su desarrollo y facilitándolo en muchos pueblos. Luego vino el estado del bienestar, que nos confundió a todos, y hoy podemos ver algunas de sus fundaciones, como una que hay en mi pueblo (Navelgas), que está sin dedicar a nada, sin finalidad, cuando hay tantas cosas que se podrían hacer". En cuanto al premio, "suelo organizar cosas para reconocer a la gente, no para mí, y ya me lo pusieron como inevitable, sabiendo que seguramente hubiese dicho que no. Pero lo mío no tiene mérito, porque los 15 miembros del jurado son amigos míos, así que no tuve que sobornarlos". Pero "sí tiene mérito la de Antonio Suárez, que como empresario representa la creación de puestos de trabajo y bienestar".
Manolo Linares entró seguidamente en el tema de la amistad y de la familia, momento en el que no pudo evitar el llanto emocionado, recordando seguramente a sus seres queridos ya fallecidos, "las dos cosas más importantes, porque creo que en lo esencial somos todos monos desnudos, y en eso nos diferenciamos poco. Pero sí nos diferenciamos en la amistad, en la familia y en ser paisanos, como cuando se daba la mano y se cerraba el trato, mientras que ahora con montones de notarios y papeles queda todo en el aire". Finalizó dando las gracias a los empresarios por crear empresas.