UNICEF expresa su profunda preocupación por la situación en el norte de Malí, donde hay evidencias de que los niños están siendo asesinados o heridos por artefactos explosivos y reclutados por grupos armados, aparte de informes que revelan violaciones y abuso sexual.
Las evidencias recogidas desde finales de marzo muestran que:
- Al menos 175 niños (12-18 años) han sido reclutados por grupos armados
- Al menos 8 niñas fueron violadas o sufrieron otros abusos sexuales
- Dos niños de 14 y 15 años fueron asesinados en distintos incidentes relacionados con artefactos explosivos sin detonar, y otros 18 niños han resultado mutilados.
El cierre de la gran mayoría de las escuelas en toda la región es un motivo adicional de preocupación, que afecta a más de 300.000 niños solo en educación básica. Los niños sin escolarizar sufren mayor riesgo de reclutamiento, violencia y explotación.
"Estas cifras son motivo de alarma, especialmente porque representan solo una visión parcial del contexto de protección de la infancia en el norte -un área donde se limita el acceso de los trabajadores humanitarios", dijo Theophane Nikyema, Representante de UNICEF en Malí. "Los niños en el norte están siendo testigos o convirtiéndose en víctimas de la violencia y deben ser protegidos."
UNICEF trabaja con aliados locales en las regiones afectadas por el conflicto, Kidal, Gao y Tombuctú, así como en la región fronteriza de Mopti para fortalecer la capacidad de las comunidades para proteger a los niños -cómo identificar y apoyar a los niños que están separados de sus familias, crear conciencia pública sobre los riesgos para los niños, incluido el reclutamiento en grupos armados, y promover la educación.
Los disturbios en el norte de Malí transcurren al mismo tiempo que la grave crisis nutricional que tiene lugar en gran parte del Sahel, ahora en la más precaria ‘temporada de carestía’ entre cosechas. Alrededor de 560.000 niños en Malí están en riesgo de desnutrición aguda este año, incluyendo entre 175.000 y 220.000 que requieren de tratamiento para salvar sus vidas.
La gran mayoría de los niños desnutridos viven en las regiones del sur del país, pero las condiciones en el norte han reducido drásticamente el acceso de las familias a la atención sanitaria básica, los alimentos y el agua. Más de 330.000 personas, una quinta parte de ellas niños, han huido de sus hogares, con 150.000 desplazados internos en Malí, y más de 180.000 en busca de refugio en países vecinos