A las 22:15 horas del día uno de junio se recibió una llamada en la Sala del 091 de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Langreo-San Marín del Rey Aurelio en la que una mujer mayor, muy alterada, informaba que en un sitio sin especificar del paseo fluvial del río Nalón, a la altura del Sanatorio Adaro de Sama de Langreo, una niña que iba en bicicleta se acababa de caer al río y no podían socorrerla.

Inmediatamente dos dotaciones del Grupo de Atención al ciudadano junto con una compañera destinada en los Servicios de Seguridad de la Comisaría, se dirigieron al lugar localizaron a la señora que había efectuado la llamada, así como a la madre de la niña que les comunicó que su hija sufría una enfermedad mental.

Dada la escasa luz que existía los policías se distribuyeron por toda la zona intentando cubrir el mayor espacio posible al tiempo que comenzaron a gritar el nombre de la niña desaparecida. Tras dar varias batidas sin resultado, uno de los policías, escuchó el llanto de una niña a la altura del Campo Municipal de Fútbol de Ciaño.

Hasta allí se desplazó el resto de las dotaciones. El policía que la escuchó, bajo el primero seguido de su compañero por un terraplén muy escarpado que conforma el cauce del río. Allí, aferrada a un arbusto apunto de caerse al río, encontraron a la niña, muy desorientada y quejándose de un fuerte dolor en la cabeza.

El resto de policías se unió al rescate y tras realizar una cadena humana lograron  rescatarla.

Una vez fuera de peligro, la niña comenzó a convulsionar perdiendo al conciencia por lo que ante la posible gravedad de las lesiones decidieron trasladarla inmediatamente al Hospital Valle del Nalón. Tras ser atendida la niña de 13 años fue dada de alta ya que afortunadamente sus lesiones no revestían gravedad.

Uno de los policías que participó en el rescate también recibió asistencia médica por las lesiones sufridas en la muñeca y en la espalda.