"Aún con el susto en el cuerpo por el incendio del que se libró la nuclear de Cofrentes (Valencia) ayer, el Ministro de Industria hace oídos sordos al sentido común y defiende ciegamente los intereses de las compañías eléctricas a costa de los ciudadanos al empeñarse en reabrir la nuclear de Garoña" ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace.
La organización destaca que el Ministro también ha ignorado a la Comisión Europea, ya que en la evaluación de la reforma para la estabilidad de España 2012-2015 indicaba que "el déficit tarifario se ha visto favorecido por una compensación excesiva de algunas infraestructuras, tales como centrales nucleares, ya amortizadas" (2).
Greenpeace recuerda asimismo que el Ministerio ha optado por ignorar el proceso relativo a las pruebas de resistencia de las centrales nucleares en Europa, que la Comisión Europea todavía no ha dado por concluido, especialmente en el caso de Garoña, cuyas instalaciones quiere visitar. Una de las carencias más importantes de estos "stress test" es la falta de consideración del envejecimiento de las centrales nucleares, aspecto fundamental en el caso de Garoña.
Otra de las deficiencias detalladas en estos informes es la falta de establecimiento de un amplio conjunto de requisitos para la gestión de accidentes, integrado dentro del marco legal español (3). Sin embargo, cuando el pasado jueves 28 de junio la central de Garoña realizaba el preceptivo simulacro anual, no hubo ninguna referencia a esta falta detectada. Greenpeace considera este aspecto especialmente grave, máxime cuando ese mismo día el titular de la central notificaba que, debido a las altas temperaturas en la zona, se había producido la actuación del sistema de extinción por gas de la protección contra incendios, tras recibir dicho sistema una señal no real de actuación en una de las barras de alimentación eléctrica.
La vulnerabilidad de las centrales nucleares quedó de manifiesto, una vez mas, ese mismo jueves en la central nuclear de Cofrentes, en la que se encendían los generadores diésel por los problemas en la linea de suministro eléctrico a causa del incendio en Valencia, que afortunadamente no avanzó hacia la nuclear.
Greenpeace considera que, en el contexto actual de sobrecapacidad de instalaciones de producción de electricidad, el cierre de la central nuclear de Garoña es posible y muy conveniente, para avanzar hacia un modelo energético basado 100 % en energías renovables y en la eficiencia, cuya viabilidad técnica y económica está sobradamente demostrada. Un modelo que sin duda aumenta la independencia energética de España.
"Esta orden es una muestra más de la falta de política energética en España y de lo que pasa cuando los sucesivos gobiernos someten sus decisiones a los intereses de las grandes compañías eléctricas", añade Raquel Montón. En este sentido, la organización advierte que el próximo paso puede ser la anunciada reforma del sector eléctrico, ante la que Greenpeace propone, entre otras (4), las siguientes medidas:
Aprobar un calendario para el abandono de todas las energías sucias y su sustitución por energías renovables y limitar por ley a 30 años la vida útil de las centrales nucleares existentes, eliminando cualquier posibilidad de renovación extraordinaria de sus permisos de explotación.
- Eliminar las subvenciones, directas e indirectas, a los combustibles fósiles y a la energía nuclear, así como a todos los equipamientos y usos ineficientes de la energía.
- Internalizar los costes externos (sociales y ambientales) de la producción de energía, de forma que el precio de cada unidad de energía suministrada refleje su coste real, incluido el coste de las emisiones de CO2, los residuos (durante todo el tiempo en que dichos residuos resulten peligrosos) y el riesgo nuclear (incluida la cobertura ilimitada del riesgo de daños en caso de accidentes nucleares), y aplicar el principio de que ?el que contamina paga?.
- Incorporar la planificación energética de largo plazo que marque la senda para avanzar lo más rápidamente posible hacia un sistema energético inteligente, eficiente y 100% renovable con los siguientes objetivos de obligado cumplimiento:
- Suministro del 100% de la demanda de energía final total con energías renovables no más tarde de 2050.
- Reducción de la demanda de energía final en un 55% respecto a 2007 para 2050.
- Reducción a cero de las emisiones derivadas de la energía para 205.