Hasta junio, esta merma ha supuesto para el sector apícola unas pérdidas de 70 millones de euros. Las expectativas en lo que resta de año no son nada halagüeñas.
Balance en el ecuador de la campaña
- La miel china de “dudosa calidad” puede ser la gran beneficiada. Desde 2007, se han triplicado las importaciones de miel “low-cost” originarias del gigante asiático. En el año 2000, fueron prohibidas en la UE por motivos sanitarios.
- En China la legislación permite el uso de fitosanitarios y antibióticos prohibidos en la UE desde hace años.
Madrid,. Hasta junio, la producción de miel se ha reducido un 70% en España como consecuencia de la escasa floración por los efectos de la sequía del otoño-invierno pasado y de las irregulares y escasas lluvias de la primavera, así como por los extremos cambios de calor y bajas temperaturas acaecidas durante los meses de abril, mayo y junio. Así se desprende del balance realizado por el sector apícola de COAG tras superar el ecuador de la campaña. En condiciones normales, a estas alturas deberíamos estar hablando de unos 15 millones de kilos de miel. Sin embargo, en Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha, Murcia y Aragón la cosecha de miel de romero se ha perdido prácticamente y la de miel de tomillo y de mil flores apenas es representativa en la mayoría de las regiones productoras, incluidas Extremadura y Castilla-León. La cosecha de azahar ha sido muy irregular (por debajo del 50 %) en Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia, porque a la sequía se han añadido las heladas, reduciéndose las expectativas de producción iniciales.
Con esta difícil situación productiva, COAG estima que los apicultores españoles acumulan ya unas pérdidas de 70 millones de euros (1), pudiéndose calificar la campaña 2012 de “ruinosa”. “Las expectativas de producción para lo que queda de campaña no son nada halagüeñas. En cultivos como el girasol la superficie se ha reducido bastante y la acumulación de colmenas dificultará aún más las posibilidades de producción de las mieles de verano (girasol y eucalipto), mientras que la producción de encina, roble y bosque está muy condicionada por el enorme déficit hídrico que se arrastra desde el otoño pasado en numerosas regiones”, ha apuntado José Luis González, responsable del sector apícola de COAG.
Para mitigar el impacto de la drástica merma de la producción por el clima, COAG pide al Ministerio de Agricultura y a las CC.AA. que pongan en marcha cuanto antes las ayudas delPrograma Nacional Apícola (PNA), ya que la gran mayoría de ellas todavía no han publicado sus respectivas normativas de aplicación pese a que Bruselas exige su justificación antes del próximo 15 de octubre, y que cofinancien la totalidad de este programa para que no se pierdan ayudas comunitarias por valor de 1,4 millones de euros en 2012.
La presión de la miel china de “dudosa calidad”
La miel china puede ser la gran beneficiada de los efectos de la sequía en la producción nacional de miel. Desde 2007, se han triplicado las importaciones de miel “low-cost” originarias del gigante asiático, (en 2011, las importaciones chinas alcanzaron un total de 11.330 toneladas, en 2007, 3.294 toneladas). Tanto es así, que en España, China ha desbancado a Argentina como primer proveedor/exportador de miel, fundamentalmente por sus bajísimos precios de entrada tanto en la UE como en nuestro país, socio comunitario que importa la miel china más barata de toda Europa (véase cuadro). Además, suponen una competencia desleal para nuestros apicultores ya que la legislación china permite el uso de productos fitosanitarios, antibióticos, etc… prohibidos en la UE, ( a principio del año 2000, la miel China fue prohibida en la UE por residuos de antibióticos), así como una continua presión a la baja sobre los precios de nuestra miel en origen.
Ante esta tendencia, COAG exige la armonización en los controles fronterizos veterinarios y en los controles del mercado interior de la UE, ya que las importaciones de baja calidad, las adulteraciones y lo sucedáneos de la miel son elementos distorsionadores del mercado que ejercen una presión directa sobre los precios y la calidad final en el mercado comunitario, perjudicando los intereses de los apicultores y consumidores europeos, debiéndose garantizar las mismas reglas de juego para los productos/productores de la UE y de países terceros.