La obra, pese a su gran complejidad técnica, se finalizará en un plazo inferior a los tres meses previstos
El próximo miércoles, día 4 de julio, está previsto que se pueda abrir la Senda del Cares, en la zona de La Madama de la Huertona, en Cabrales, donde se produjo un hundimiento el pasado mes de abril, según informa la dirección del Parque Nacional de Picos de Europa. Esta reapertura, si no sucede ningún imprevisto, se hará compatibilizando el paso de los senderistas con ciertos trabajos de remate, como la colocación del tramex metálico en una parte del ancho del tramo central de la pasarela, que permitirá tener una visión del vacío desde la misma; la colocación de la malla de protección contra caída de piedras en el paramento vertical o la retirada de la estructura auxiliar que ha permitido el montaje de la pasarela. La presencia de personal de la obra garantizará la seguridad y regulará el paso de los senderistas con cortas interrupciones puntuales del tránsito.
De este modo, esta complicada obra, que fue objeto de declaración de emergencia por parte de la Presidencia del Consorcio Interautonómico para la Gestión Coordinada del Parque Nacional de los Picos de Europa, se habrá finalizado en un plazo inferior a los tres meses previstos.
Hay que recordar que el pasado 17 de abril, en el citado tramo de la Senda del Cares, en Cabrales, muy cercano al límite con la provincia de León, dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, se registró un desprendimiento de rocas que implicó la interrupción total del tránsito entre ambos extremos de la ruta. El reconocimiento del estado de ejecución de las obras se ha llevado a cabo por el director del Parque Nacional, el director de obra y el responsable de los trabajos por parte de Tragsa, que ha sido la empresa ejecutante de la obra.
La obra, que se encuentra en su fase final de ejecución, ha superado importantes dificultades, derivadas de lo apartado del lugar en el que se registró el hundimiento, lo que ha requerido del transporte de maquinaria y materiales con helicóptero, cuando se ha dispuesto de este medio, y con caballerías.
Por otra parte, se ha limitado la duración de la jornada efectiva de los trabajadores por los largos períodos de desplazamiento. Igualmente ha resultado un hándicap a sortear el hecho de tener que trabajar durante buena parte de los trabajos preparatorios, con los trabajadores suspendidos en el vacío, mediante técnicas especiales de trabajos verticales. Estas dificultades en la obra ha requerido de la aplicación de estrictas normas de seguridad y salud de los obreros, al trabajar sobre el vacío o en cornisas con caída directa de más de 50 metros de altura. Finalmente, y pese al saneamiento que se realizó desde un primer momento de los paramentos laterales y vertical de la zona del desprendimiento, la mera conjetura (posteriormente confirmada en la fase de perforación) de que pudieran existir nuevos planos de deslizamiento de masas de rocas llevó a realizar complejos y largos trabajos de perforación profunda (a cinco5 metros de profundidad en la masa de roca caliza maciza) con el objetivo de lograr el más seguro empotramiento de las piezas metálicas sobre las que se apoya el firme de madera de la pasarela.
Si bien todos los factores anteriores han implicado una ralentización en la ejecución inicial de los trabajos, la puesta en práctica posterior de la superposición de fases que, inicialmente se habían previsto para su ejecución individualizada (por ejemplo, la soldadura de las piezas metálicas que integran la estructura metálica de la pasarela y la colocación del firme de madera, que avanzan en paralelo en estos días), ha permitido una importante recuperación de tiempo en la ejecución de la obra.