Por OIP Guinea Ecuatorial.-La dirección de la empresa hotelera Sands Beach, ubicada en Canarias (España), ha emitido un comunicado manifestando que es rotundamente falsa la información que la relaciona con una supuesta trama de blanqueo procedente de personalidades de Guinea Ecuatorial. El empresario ruso Vladimir Kokorev, quien ya ganó un juicio en Rusia por estas informaciones falsas, acaba de presentar una nueva demanda contra el autor de estos artículos. Sin embargo, éste no es sino el último capítulo de la interminable lista de leyendas y mentiras que se publican en diferentes medios occidentales sobre el país.
La compañía hotelera Sands Beach ha sido la última que ha manifestado la falsedad del reportaje titulado “¿De quién es este paraíso?”, publicado por el diario español El País, el pasado 18 de junio. Este artículo manifiesta -sin ningún tipo de prueba documental y ningún dato serio que lo avale-, que el complejo turístico Sands Beach, ubicado en Lanzarote, islas Canarias (España), es propiedad del Jefe del Estado ecuatoguineano S. E. Obiang Nguema Mbasogo. Se trata, una vez más, de una muestra de la absoluta falta de seriedad y rigor periodístico que se utiliza en éste y otros medios de comunicación, en el tratamiento de temas relacionados con Guinea Ecuatorial y sus dirigentes, bajo la supuesta tutela de una mal llamada y peor utilizada “libertad de prensa”.
La empresa hotelera mencionada ya ha anunciado que estudia tomar medidas legales contra este diario por esa falsa información. El Gobierno de Guinea Ecuatorial, por su parte, también se reserva el mismo derecho por ésta y otras comunicaciones que vierten acusaciones y carecen de la más mínima veracidad contra las personalidades e instituciones de la nación.
En el año 2009, el Tribunal Municipal del distrito de Lublinsky (Moscú) ordenó a diferentes medios españoles desmentir las falsas noticias que también acusaban al empresario y ex diplomático soviético Vladimir Kokorev de estar relacionado con una supuesta trama de blanqueo de dinero, en la que se insinuaba que participaban ciudadanos ecuatoguineanos. De nuevo, en mayo de 2012, Kokorev ha vuelto a presentar una demanda por difamación contra el periodista español José María Irujo, autor de varios artículos en la misma línea. La demanda ha sido interpuesta ante el Juzgado de Primera Instancia número 34 de Madrid.
En la prensa internacional y, más especialmente, en la prensa de la antigua metrópoli, es fácil leer continuas noticias falsas y datos completamente tergiversados sobre Guinea Ecuatorial. Cuando se trata de nuestro país, el ranking de atrocidades periodísticas se eleva hasta límites insospechados. Por ello, en los últimos años hemos podido leer, en diferentes cabeceras de periódicos impresos o digitales o en agencias de gran prestigio, que el Presidente había sido asesinado por un complejo entramado de espías internacionales o que estaba a punto de fallecer por una terrible enfermedad. Estos medios publicaron que el Premio UNESCO-Guinea Ecuatorial había sido cancelado definitivamente, cuando posteriormente fue aceptado y con amplia mayoría, por esta institución.
Se ha llegado a publicar que los estudiantes de Guinea Ecuatorial deben llevar sillas a sus colegios si quieren sentarse, y se repite -sin complejos- que el sueldo medio de los ecuatoguineanos es de un dólar al día; es decir, poco menos de lo que viene a costar el refresco que bebe cualquier niño ecuatoguineano cuando sale del colegio, o casi lo que cuesta un solo trayecto del taxi, transporte más habitual en cualquiera de nuestras ciudades.
El número de barbaridades sobre Guinea Ecuatorial, que son publicadas por la prensa internacional, no tiene límites y la inventiva de sus autores es realmente asombrosa. Desde los tiempos finales de la colonia -cuando el entonces Gobierno de la metrópoli española decretó que el tratamiento periodístico sobre el proceso de independencia del país debía ser “materia reservada”-, la aparición de leyendas de todo tipo no ha cesado. Al contrario, con la llegada del petróleo y el interés ascendente que despierta nuestra nación en el mundo, la creación de falsas noticias y datos inventados es cada vez mayor.
En parte, la necesidad infantil de la prensa occidental por mantener la imagen de que los países africanos son corruptos, oscuros y poco desarrollados es una explicación importante de este fenómeno. Pero habría muchas otras explicaciones más, y algunas podrían encontrarse en las ambiciones procedentes de muchos lobbies internacionales, llenos de codicia por la riqueza actual del país.
Guinea Ecuatorial es un Estado en plena evolución en el que se lucha, con enorme fuerza e intensidad, día tras día, para cambiar y evolucionar favorablemente. Sólo desde hace veinte años, aproximadamente, esta batalla por el desarrollo cuenta con los medios procedentes de la riqueza del petróleo. Desde entonces, la evolución económica y social es tan imparable como innegable, al punto que sorprende absolutamente a todos los expatriados que viajan hasta nuestra tierra para trabajar aquí y que, en la mayoría de los casos, tenían una imagen distorsionada de nuestra realidad.
Antes del petróleo, sin embargo, Guinea Ecuatorial era uno de los países más pobres y abandonados del mundo, al que nadie -y mucho menos esa prensa internacional que tanto interés muestra ahora por nuestra economía y nuestros derechos humanos- hacía el más mínimo caso.
Y en ese tránsito de tan pocos años, nadie, absolutamente nadie, puede negar el avance hacia el desarrollo y la enorme progresión que ha convertido a nuestra nación en una de las economías que más positivamente evolucionan en el continente africano, y en una sociedad cada día más abierta, democrática y en plena evolución.
El hecho de propiciar continuamente publicaciones falsas, absurdas y casi siempre negativas sobre Guinea Ecuatorial delata por sí mismo la falta absoluta de rigor, de objetividad y de profesionalidad, así como las oscuras intenciones hacia nuestro país parte de los medios internacionales que, desde hace años, repiten esta postura