Un estudio francés, publicado en la revista PNAS, descubre que el ser humano partió de las costas del Mediterráneo para extenderse por el sur de Europa durante el Neolítico (del año 7000 a. C. al 3000 a. C.). El análisis de ADN de 53 individuos hallados en una cueva gala revela que la mayoría eran hombres, que las parejas y sus hijos convivían con los padres de él y que el grupo no digería bien la leche.
“El análisis del ADN de individuos hallados en una necrópolis del Neolítico de Treilles (sureste de Francia) señala que esta comunidad estaba más vinculada a las poblaciones mediterráneas que a las del centro de Europa, lo que confirma la heterogeneidad de las expansiones de este período por el continente europeo”, explica a SINC Marie Lacan, autora del estudio e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS, por sus siglas en francés) de Francia.
Los investigadores realizaron un estudio genético de 53 muestras de ADN de humanos enterrados hace 3000 a. C. en la cueva de Treilles y trazaron los linajes maternos y paternos de 29 de ellos. “El examen nos ha permitido establecer una fuerte relación familiar entre ellos y conocer los orígenes biogeográficos de sus linajes”, señala Lacan.
Los resultados del estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) demuestran que la mayoría de los miembros del grupo eran hombres y que vivían en comunidades patrilocales, un patrón social en el que una pareja debe permanecer cerca de los padres de él, junto a los que crían a sus hijos.
Carencia genética
La investigación revela también que los individuos no poseían un alelo (variante de un gen) asociado con la persistencia de la lactasa. “Este alelo está asociado con la lactasa –una enzima que se localiza en el intestino delgado y ayuda a convertir la lactosa (azúcar de la leche) en glucosa y galactosa- y, por ello, es probable que no pudieran digerir la leche fresca”, indica Lacan.
Estudios previos habían sugerido que este alelo surgió en las comunidades agrícolas del centro de Europa para después aparecer en Francia, pero ahora se confirma que “las muestras de Treilles no mantenían ninguna relación con estas poblaciones”, destaca la investigadora.
“Los datos arqueológicos revelan que la expansión humana por el centro europeo en el Neolítico se hizo por las llanuras del Danubio y por el Mediterráneo, desde la Península de los Balcanes hasta las costas de Portugal”, apunta la experta.
“Los individuos estudiados están relacionados con esta última ruta, pero solo aportan información de una parte de la variedad de linajes del sur de Europa”, concluye.