La Cumbre sobre Desarrollo Sostenible Rio+20, que se ha celebrado del 20 al 22 de junio en Rio de Janeiro (Brasil), ha finalizado con la aprobación de un documento ‘de mínimos’ que deja en evidencia las diferencias insalvables de los 193 Estados participantes en cuestiones medioambientales y sociales.
-Todos los países han aprobado el documento El futuro que queremos, un texto “vacío de compromisos”, ante la decepción de organizaciones sociales y medioambientales. Para la mayoría de los líderes políticos, la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible ha sido “un paso importante en la dirección adecuada”, ha señalado Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Sin embargo, las ONG’s han subrayado que Rio+20 pasará a la historia por “la falta de ambición de los gobiernos participantes y por sus buenas palabras, vacías de contenido”. De hecho, las organizaciones civiles han llamado a la cumbre Greenwashing+20, que hace referencia al lavado de imagen “medioambiental” de los países, y “al maquillaje verde carente de compromiso y de medidas reales para cambiar la situación del planeta”.
“En numerosas áreas hubiéramos deseado un resultado más ambicioso, como por ejemplo en el establecimiento de tiempos para la ejecución de los objetivos en las áreas prioritarias”, ha indicado Janez Poto?nik, comisario europeo de medioambiente en representación de la Unión Europea y de todos sus Estados miembro.
Pero a pesar de las diferencias existentes entre los Estados y de la falta de compromisos en algunos aspectos, hubiera sido “un error salir de aquí con un mensaje pesimista”, ha apuntado Arias Cañete. Para el ministro español, Rio+20 ha reafirmado la importancia del desarrollo sostenible para la creación de empleo y el crecimiento económico.
“Se han conseguido cosas importantes, y el texto refleja aspectos que no debemos desdeñar”, ha subrayado el ministro, quien ha asegurado que esta conferencia “debe verse como un punto de partida”, al marcar el inicio de un proceso para aplicar mejor y de manera más eficiente las políticas de desarrollo sostenible.
Tímidos avances
Entre otros aspectos, se ha logrado un entendimiento común de lo que una “economía verde” en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza significa. “En este marco, hemos acordado también completar los actuales sistemas de medida del desarrollo, centrados en el PIB, por nuevas medidas que lo complementen, iniciando un proceso dentro de Naciones Unidas que enriquecerá nuestra comprensión y medición de lo que es el desarrollo sostenible”, ha señalado el ministro.
Ante la imposibilidad de crear la Organización Mundial del Medioambiente, se ha acordado una serie de funciones para la mejora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que España preside en la actualidad.
“Destaca la universalidad de su Consejo de Administración, la mejora del papel del PNUMA como coordinador y el incremento de la participación de la sociedad civil; se trata de elementos importantes que van en la buena dirección”, ha destacado Arias Cañete.
Por otro lado, la cumbre ha permitido reafirmar numerosos compromisos en áreas concretas. Se ha aprobado por ejemplo el Marco Decenal de Programas sobre Producción y Consumo Sostenible, que define un marco general, antes inexistente, sobre un tema básico para el desarrollo sostenible.
Además, se ha avanzado en las negociaciones para poder desarrollar, bajo la Convención de la Ley del Mar, un instrumento de protección de biodiversidad marina más allá de la Jurisdicción Nacional.
¿Hacia un futuro sostenible?
“Lo único relevante de la Cumbre ha sido la importancia que por primera vez se ha concedido a los océanos”, ha explicado Ricardo Aguilar, director de Investigación de Oceana Europa.
No obstante, “no hay avances reales en creación de áreas marinas protegidas, donde solo se reiteran compromisos pasados, ni en la protección de los hábitats de alta mar, y el texto referente a la recuperación de los stocks pesqueros ya se acordó hace una década”, ha aclarado Aguilar.
Por su parte, Greenpeace ha lamentado que incluso antes de comenzar la cumbre EEUU, Venezuela, Rusia y Canadá formaran una alianza que acabó con la propuesta de lanzar un mandato para la protección de las aguas internacionales.
Otro de los objetivos de las ONG’s –poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles– tampoco se ha conseguido. Según Greenpeace, “los gobiernos presentes en Río+20 no han aprobado un nuevo párrafo que recuerde que el desarrollo sostenible solo será posible cuando se acaben las subsidios a las energías sucias y se apoyen decididamente las energías renovables”.
foto: coag