En ‘El oficio de político’ el catedrático de la Universidad de Salamanca realiza un profundo análisis de la profesión política
El catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca Manuel Alcántara ha publicado recientemente el libro “El oficio de político” en el que se exponen los retos que tienen estos estudios a la hora de estudiar a los políticos, el problema de definir esta actividad y el impacto que supone la rendición de cuentas en relación con la calidad de los políticos.
A diferencia de otros perfiles profesionales, “no hay examen para ser político, el examen es ganar una elección o que otros la ganen por mí: mi amigo gana la elección y luego mi amigo me nombra ministro”, afirma Manuel Alcántara, autor de “El oficio de político”, un libro que, a lo largo de sus 344 páginas, revisa el papel de las personas que se dedican a la política, analizando desde su papel inicial en el mundo grecorromano a la actual división entre el político técnico y el profesional.
La calidad de la política y de sus profesionales, las motivaciones para convertirse en político, su perfiles profesionales y formativos o el destino de quienes abandonan la política son algunos de los temas que aborda este libro, cuyo autor expresa también las obligaciones de una profesión que, últimamente, se encuentra en entredicho.
El libro, publicado por la editorial Tecnos, dedica una especial atención a la política en América Latina, analizando la carrera de cerca de veinte políticos latinoamericanos y aprovechan la riqueza y multiplicidad de caras de la política en esta zona.
Para ello, Alcántara se ha basado en la importante actividad investigadora sobre América Latina en la Universidad de Salamanca, que cuenta desde hace 17 años con una base de datos con cerca de 7.500 entrevistas a diputados latinoamericanos de todos los países excepto Cuba, una base muy rica e internacionalmente valorada con la que el catedrático de Ciencia Política ha avalado las reflexiones de su libro.
El oficio de político
En el libro se aborda la diferencia entre el político profesional y el tecnócrata, pero en “El oficio de político”, Manuel Alcántara rechaza la idea de que estos tecnócratas no sean políticos profesionales. “La diferencia del político tecnócrata con este otro político, digamos tradicional, es que el tecnócrata normalmente tiene una vinculación con el partido político muy diferente, a veces ni siquiera existe esta vinculación”. Esto para Alcántara puede ser positivo por su independencia de un partido político y de su tradición, pero también tiene un riesgo, que “finalmente nadie lo controle y pueda acabar convirtiéndose en un pequeño dictador”. En cualquier caso el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca insiste en su libro en abandonar el concepto idealista de que un tecnócrata curtido en prestigiosas escuelas de administración pública o a través de una dilatada y exitosa carrera profesional en la empresa privada no es un político. “Un tecnócrata al final es un político y va a defender intereses de su clase política”.
Aunque reconoce que no existe un modelo para lo que debería ser el político ideal, Alcántara comenta que la literatura sí ha ofrecido algunas pistas que él ha reunido en su libro. “Hay una serie de elementos que el político debe cumplir, elementos que tienen que ver con su vida privada, valores como la honestidad, la sinceridad, un sentido de la lealtad… Pero también elementos técnicos, como saber hablar, capacidad de negociación, la posibilidad de entender problemas que pueden llegar a ser a veces medianamente sofisticados o técnicos, capacidad para interpretar los problemas económicos actuales y algo que es absolutamente fundamental, el conocimiento de la historia de su país y de los países que lo rodean”.
La importancia de la rendición de cuentas
Uno de los mayores problemas actuales que para Manuel Alcántara minan la confianza de los ciudadanos en sus políticos es el de la rendición de cuentas y la responsabilidad.
“Los políticos tienden a pensar que las elecciones lo borran todo; de tal manera que yo he hecho una barbaridad, pero me han vuelto a elegir y eso significa que esa barbaridad queda archivada, y no es así”, afima Alcántara, “porque en la ciudadanía va quedando un poso y ese es el poso que conforma el actual descrédito de la política, esa idea de que todos los políticos son iguales, de que no se preocupan de los problemas de la gente, de que no asumen estas responsabilidades”. Según el catedrático de la Universidad de Salamanca, esto supone un desgaste para el sistema político y el sistema democrático, “que termina por obstruir los canales de la representación y puede generar una crisis sistémica muy importante”.
El problema se agrava porque esta responsabilidad política se diluye entre los diferentes gobiernos nacionales, autonómicos y locales, con lo que las responsabilidades políticas se difuminan y resulta más difícil la rendición de cuentas.
El autor de “El oficio de político” insiste en la necesidad de que sean los propios políticos quienes asuman sus responsabilidades y hasta sus últimas consecuencias, aunque pueda suponer el fin de su carrera. “Lo que pasa es que la gente no deja la carrera política, porque probablemente, a lo mejor, no sabe hacer otra cosa”, afirma Alcántara.