Desde las 10:00h de esta mañana, activistas de Greenpeace han escalado las sedes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partido Popular (PP), en las madrileñas calles de Ferraz y Génova. A través de esta acción de protesta pacífica, simultánea en ambas sedes, Greenpeace reclama a ambos partidos políticos que, tras el accidente nuclear de Japón, adopten una actitud responsable en materia de energía y promuevan activamente el abandono de la energía nuclear en España.
Los activistas han accedido a las marquesinas de las sedes. En la sede del PSOE se ha cambiado su logo por otro alusivo a su apoyo a la energía nuclear. En la sede del PP trabajadores del partido tratan de impedir el desarrollo de la protesta pacífica. También han desplegado pancartas con el mensaje “No más Fukushima. Nucleares, cierre ya” y han hecho sonar una alarma que dice “Atención, atenció, se declara alarma nuclear”. De esta manera, la organización ecologista cuestiona la actitud que tanto PP como PSOE tienen hacia la energía nuclear y se plantea hasta qué punto continuarán defendiendo este tipo de energía y los intereses económicos de la industria nuclear.
“La situación de la central nuclear de Fukushima sigue descontrolada después de casi dos semanas y ya se han emitido grandes cantidades de radiactividad. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los partidos políticos para defender la energía nuclear? ¿A qué están esperando? Si ha pasado en Japón perfectamente puede pasar en España, pues tenemos el mismo tipo de reactores”, ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.
En España, la viabilidad técnica y económica de un sistema de generación eléctrica basada al 100% en energías renovables quedó demostrada en el informe Renovables 100% de Greenpeace. Este fue el primer estudio en analizar seriamente esta posibilidad.
En el caso del PSOE, este partido posee un estudio, titulado Un nuevo modelo energético para España. Recomendaciones para un futuro sostenible, publicado en 2009 por su Fundación Ideas para el Progreso, que, además de concluir también en la viabilidad de un sistema 100% renovable, muestra cómo la energía nuclear se podría sustituir de forma acelerada para 2016.
Demandas de Greenpeace al Gobierno y a los partidos políticos:
- Un plan de cierre progresivo pero urgente de las centrales nucleares, empezando por el cierre inmediato de las centrales nucleares de Garoña y de Cofrentes. Estas centrales disponen de reactores similares a los de la central de Fukushima. Además, Cofrentes demostró su falta de seguridad ante posibles ataques terroristas durante la acción de protesta de Greenpeace el pasado 15 de febrero, cuando un grupo de activistas de la organización logró acceder de forma pacífica en el interior de la instalación, escalar una de las torres de refrigeración y pintar en su pared “Peligro nuclear”.
- Una revisión al alza de los actuales objetivos de energías renovables para 2020, de forma que para ese año al menos el 50% de la electricidad en España se logre generar mediante energías limpias y el 100% antes de 2050. Estos objetivos deberían formar parte de la nueva Ley de Energías Renovables.
- Una Ley de Ahorro y Eficiencia Energética, con un objetivo obligatorio de reducción del uso de energía primaria del 20% para 2020 sobre los niveles de 2005.
- La cancelación del proceso de construcción del cementerio nuclear centralizado y el condicionamiento de cualquier decisión acerca de la gestión de los residuos nucleares a la previa puesta en marcha del plan de cierre.
- La modificación del “Proyecto de Ley sobre responsabilidad civil por daños nucleares o producidos por materiales radiactivos”, actualmente en tramitación parlamentaria, para instaurar un régimen de responsabilidad civil en el que el explotador de las instalaciones responda ilimitadamente en tiempo y cuantía de los daños causados.
- Realización de “stress tests” obligatorios para todas las centrales nucleares. Además de los propuestos por la Unión Europea para probar su seguridad ante terremotos e inundaciones, deben examinarse los puntos más débiles de las centrales nucleares: el estado del sistema primario, el de los sistemas de refrigeración de emergencia y la resistencia de la contención en situaciones de falta de refrigeración como las vividas en Fukushima, entre otros componentes (especialmente dada la avanzada edad del parque nuclear español, con una vida media de 29 años). También su grado de vulnerabilidad frente a posibles ataques terroristas.