Un modelo de desarrollo que permite que millones de personas pasen hambre y que vivan en la pobreza y la exclusión social, no es un modelo sostenible. Veinte años después de la histórica Cumbre de la Tierra (1992), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20 (del 20 al 22 de junio), se reúne en Río de Janeiro (Brasil) para buscar nuevas formas de construir el progreso y avanzar hacia el futuro que queremos.
El crecimiento económico mundial, combinado con una población en pleno crecimiento (la Tierra alcanzó los 7.000 millones de habitantes el año pasado), ha puesto en peligro el frágil equilibrio de los ecosistemas del planeta. La Conferencia Río+20 tiene por objetivo reconducir al mundo hacia el desarrollo ecológico, haciendo especial hincapié en la sostenibilidad del medio ambiente y las sociedades verdes. Los temas prioritarios de la conferencia incluyen hasta siete de las preocupaciones más acuciantes de hoy en día: el empleo, la energía, las ciudades, los alimentos, el agua, los océanos y los desastres naturales. Se estima que a la conferencia acudirán más de 130 jefes de gobierno y de Estado, así como cerca de 50.000 líderes empresariales, activistas y científicos.
Tal y como explica la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova: “los principios trazados en la Agenda 21, en la Cumbre de la Tierra, hace 20 años en Río, siguen siendo relevantes. El contexto ha cambiado. Han surgido nuevos desafíos así como nuevos riesgos. Éstos incluyen las crecientes disparidades sociales, la desigualdad, el aumento de la población, el cambio climático, el deterioro y la contaminación del medio ambiente, el uso insostenible del agua dulce y el agotamiento de los recursos provenientes de los océanos, así como los crecientesdesastres naturales y los causados por el hombre.”
Tenemos que encontrar una nueva manera de progresar. Para la UNESCO, la economía verde no es suficiente.
El futuro que queremos son “sociedades verdes, equitativas e inclusivas”. Para alcanzar un auténtico desarrollo sostenible, la inversión en ecología y las tecnologías de emisiones de carbono cero tampoco son suficientes. Aparte de sus dimensiones económicas y ecológicas, los aspectos sociales y humanos son claves para el éxito”, afirma la Directora General. “El ‘crecer ahora y limpiar después”, es una actitud y forma de hacer que no puede continuar ni en los países desarrollados ni en los que están en vías de desarrollo. El tiempo en que se podían posponer las decisiones difíciles se ha acabado. No existen más atajos”.
La UNESCO lleva a Río+20 una forma de entender el desarrollo sostenible que aprovecha al máximo el poder de transformación de la educación, las ciencias, la cultura y la comunicación. Construir este futuro empieza con la educación, que favorece las actitudes y comportamientos necesarios para una nueva cultura del desarrollo. La educación técnica y profesional y la formación práctica pueden aportar competencias y herramientas claves para las economías verdes. La ciencia, la innovación y la tecnología deben dirigir la transición verde. Las tecnologías y conocimientos verdes tienes que ser compartidos y transmitidos. Las energías renovables son fundamentales. La cultura acelera esta transición al asegurar que los planes de desarrollo sostenible respondan al contexto en el que son aplicados. La transformación verde necesitará una revolución de la información, apoyándose fuertemente en el papel de los medios de comunicación para que la toma de decisiones se haga sobre una buena base de información. Es preciso desarrollar la capacidad de los profesionales de los medios para investigar y cubrir cuestiones relacionadas con el desarrollo sostenible. La sensibilización del público y la mejora de la solidaridad sólo se pueden alcanzar con unos medios de información libres, independientes y plurales.
El futuro verde tiene que ser azul. Para mitigar la rápida degradación de nuestros océanos, Río+20 debe desplegar una nueva forma de entender la gestión de nuestros océanos. Desde la revolución industrial, la acidez del agua de los océanos ha aumentado un 30%, lo que pone en riesgo los ecosistemas oceánicos, la seguridad alimentaria y también amenaza con empeorar los efectos del cambio climático. Es más, la contaminación marina ha creado una preocupante proliferación de las “zonas muertas”. Se calcula que la superficie que ocupan las zonas muertas es más grande que el Reino Unido. Río+20 tiene que ayudar a dar un giro completo a la situación actual antes de 2025, cuando se estima que cerca del 60% de la población mundial vivará en zonas con problemas de suministro regular de agua, y un porcentaje similar no dispondrá de un sistema de saneamiento del agua adecuado.
Río+20 es una ocasión para cambiar la cultura. Para el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, esta conferencia pondrá las bases de una “revolución conceptual de la manera en que entendemos la creación de crecimiento dinámico y a la vez sostenible para el siglo XXI y más allá”. Para la UNESCO, esta conferencia tiene que recordarse como el punto de inflexión, el momento en que dio comienzo por fin una transición mundial verde.
© UN photo/Staton Winter - Unos chicos caminan por un vertedero