La expresión de cientos de genes puede verse alterada durante el desarrollo embrionario de estos órganos sexuales masculinos, según un estudio del CSIC en ratones
Las sustancias analizadas forman parte de los “disruptores endocrinos”, capaces de alterar el sistema hormonal
Un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que la exposición a ciertos contaminantes medioambientales puede afectar al desarrollo y función de los testículos. La investigación, publicada en la revista Reproductive Toxicology, demuestra que la expresión de cientos de genes en ratones machos puede verse alterada por la exposición durante el desarrollo embrionario a determinadas sustancias presentes en algunos pesticidas, plásticos, alimentos y cosméticos.
Los científicos han llevado a cabo los experimentos con diferentes dosis de ftalato (un plastificador), zearalenona (una toxina presente en algunos cereales), lindano (un plaguicida), bisfenol A (empleado en la fabricación de plásticos) y estradiol (una hormona esteroide sexual femenina). La exposición se llevó a cabo en periodos
acumulativos durante el desarrollo embrionario con dosis más elevadas que las que se estima que afectan habitualmente a los humanos.
Todos los compuestos analizados forman parte de los denominados disruptores endocrinos, “un amplio y heterogéneo grupo de sustancias químicas que pueden interferir en el sistema endocrino con efectos sobre el desarrollo y función reproductivos”, detalla el investigador del CSIC Jesús del Mazo.
Desregulación génica
El trabajo indica que, en concreto, el ftalato y la zearalenona generan huellas de
desregulación génica específicas, independientemente de los niveles o el momento de
la exposición a estos compuestos. “Su efecto se observa también en animales adultos
si su madre estuvo expuesta a estas sustancias dos semanas antes de la fecundación”,
señala Del Mazo, que trabaja en el Centro de Investigaciones Biológicas, del CSIC.
Los resultados del estudio apuntan a que estas sustancias tienen mecanismos de
acción génica en los testículos en etapas muy tempranas del desarrollo embrionario.
“Muchos de estos genes desregulados tienen actividades funcionales interrelacionadas
y por eso pueden afectar a procesos clave en la función celular causantes de patologías
reproductivas en el sexo masculino”, indica Del Mazo.
Los científicos esperan que este trabajo, llevado a cabo en colaboración con la
Universidad de Utrecht (Países Bajos), ayude a buscar biomarcadores moleculares de
toxicidad reproductiva y a potenciar futuras investigaciones sobre los posibles efectos
de estos compuestos.
“Varios estudios epidemiológicos han evidenciado un incremento de las alteraciones
del desarrollo y función testiculares en humanos y animales. El aumento de los casos
de cáncer testicular entre varones jóvenes, el incremento de malformaciones genitales
y el descenso progresivo de la cantidad y calidad espermática son algunas de las
patologías relacionadas causalmente con los disruptores endocrinos”, agrega el
investigador del CSIC.