JPA/DICYT El cambio climático es uno de los temas científicos que más interés han despertado en los últimos años entre la sociedad. Por otra parte y más recientemente, las redes sociales han irrumpido en la comunicación, convirtiéndose en una herramienta que ofrece nuevas posibilidades. Uniendo los dos aspectos cabe preguntarse si las redes sociales modifican de alguna manera la percepción que el público puede tener sobre este tema. Para tratar de averiguarlo, científicos que trabajan en cambio climático y periodistas científicos han debatido hoy esta cuestión en el congreso ‘Los cambios climáticos bruscos. Ciencia y medios de comunicación’, en el marco del Proyecto GRACCIE.
Aunque tiene cuenta desde hace sólo unos meses, el meteorólogo José Miguel Viñas se ha convertido en uno de los divulgadores españoles más conocidos de Twitter (@Divulgameteo) y ha reivindicado la utilidad de esta red como fuente de información. “Desde que estoy en Twitter, hay más terremotos en la Tierra”, ha ironizado, aludiendo al gran acceso a la información que puede proporcionar esta herramienta. En su opinión, la crisis económica ha relegado a un segundo plano el cambio climático en los medios, pero a través de Twitter quien esté interesado puede acceder a muchas fuentes de información. “El único peligro es no saber seleccionar”, asegura en la intervención recogida por DiCYT, puesto que es necesario tener un criterio definido.
En ese sentido, Antonio Martínez Ron (@aberron), periodista de lainformacion.com, ha asegurado que en Twitter se puede encontrar un prototipo de escéptico del cambio climático que distorsiona el debate con ideas y datos equivocados. Combatir esta desinformación le lleva mucho tiempo a científicos y periodistas, mientras que las ideas erróneas se cuelan con facilidad en la red. Aún así, afirma que los científicos se pueden ganar una buena reputación día a día en Twitter para ser la auténtica referencia. Además, considera que herramientas como los blogs o las redes sociales sirven más para hacer divulgación que periodismo.
Por eso, Marta Gonzalo (@martaggonzalo), periodista del Gabinete de Comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en cuya sede se organizó esta jornada, asegura que las redes sociales constituyen otra manera de intentar llegar al público y hacen que la Ciencia esté un poco más cerca de muchos ciudadanos.
Pampa García Molina (@pampanilla), coordinadora de la agencia SINC, asegura que buena parte de las noticias científicas está relacionada con el cambio climático, un asunto que también triunfa en redes sociales al ser de los más comentados y compartidos, “pero no sé si con un mensaje correcto”, se pregunta. Además, las redes sociales tienen un público muy segmentado con respecto a la población general y el hecho de que un tema sea importante en ellas no supone que “la gente tenga una idea muy científica”, sobre él, “no sabemos hasta qué punto se entiende”. En cualquier caso, abogó por no dar mensajes catastrofistas, sino por explicar qué es lo que se está investigando.
José Abel Flores, geólogo de la Universidad de Salamanca, ofreció otro punto de vista al situarse al margen de Twitter, que nunca ha usado, pero reflexionando sobre sus utilidades. “Es importante que el científico divulgue su ciencia y en ese sentido están potencialmente ofreciendo una nueva posibilidad”, indicó. De hecho, en el mundo científico se está fomentando un sistema de difusión de los resultados científicos que incluye la discusión en publicaciones electrónicas, lo cual ya es “algo parecido a las redes sociales”. Por otra parte, “la velocidad es algo consustancial al periodismo y a las redes sociales, pero la ciencia no debe caracterizarse por eso”, de forma que tergiverse o banalice una noticia. En definitiva, “no sé si en este momento es un vehículo apropiado, pero estoy dispuesto a aceptarlo si es riguroso”. Además, considera que el uso de una herramienta como Twitter entre los científicos depende mucho de las disciplinas, ya que en su departamento de la Universidad de Salamanca nadie la utiliza, pero sí es habitual entre los informáticos.
Emma Cebrián, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CSIC) valoró las redes por su posibilidad de difundir la información a través de enlaces, pero consideró que lo importante es “buscar la forma de hacer interesante la información sobre cambio climático”. Asimismo, abogó por resaltar las noticias positivas sobre la lucha contra este fenómeno, que también las hay.
Tres usos de las redes sociales
Juli Pausas, investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC) de Valencia apuntó los tres usos que pueden tener las redes sociales para la Ciencia: como herramienta de investigación, como foro de discusión de resultados y como instrumento de divulgación.
Con respecto a herramienta de investigación científica, ya hay algún ejemplo y “creo que sirven”, señaló, “pero en pocos casos”, y citó el estudio de especies invasoras que pueden identificar los ciudadanos y el de aves migratorias cuya llegada a un lugar se puede conocer por el mismo método. Este uso de las redes podría tener más utilidad en las ciencias sociales.
Asimismo, las redes se utilizan en la diseminación y discusión de la Ciencia, de manera que “las revistas científicas tienen como mínimo Facebook y Twitter”. Incluso hay artículos que se han producido como respuesta a las discusiones, agrega.
Por último, el nivel de la divulgación científica puede ser el más útil, incluyendo la posibilidad de que los científicos puedan divulgar directamente al margen de los periodistas.
Al margen de los tres usos, “tus amigos pueden ser un filtro para llegar a las webs y blogs”, aunque esto puede tener un sesgo geográfico. Asimismo recordó que otra herramienta construida de forma social como Wikipedia acaba por tener tanta calidad como las mejores enciclopedias.
Finalmente, Jordi Catalán, científico del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CSIC) consideró que no hay que pedir que las redes sociales sean rigurosas, porque no pueden serlo. A cambio, ofrecen otras virtudes, como la difusión, que puede poner en contacto clases sociales muy distintas. “En cada uno hay un nodo que hace conexiones extrañas entre entes muy alejados y esto es lo que produce velocidad”, comentó.
Hablando de las ventajas de las nuevas tecnologías en general, el investigador aseguró que en la actualidad cada científico podría tener su propia revista en la que publicar sus resultados para que fuesen valorados y que incluso se ha lanzado la idea de que cada uno tenga una identificación electrónica que certifique su valía para realizar esas evaluaciones.