Un estudio liderado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que la dieta herbívora de dos ungulados invasores, el muflón europeo y el arruí africano, que comparten hábitat en el monte mediterráneo, tiene “un elevado nivel de solapamiento”. Los resultados del trabajo, publicado en la revista Wildlife Research, sugieren la necesidad de mejorar la gestión de estas poblaciones cuando viven en un mismo territorio.
El estudio, llevado a cabo en 2006 y 2007 en una finca en la provincia de Ciudad Real, analiza en detalle la interacción del muflón europeo (Ovis orientalis musimon), un ancestro de la oveja doméstica, y el arruí africano (Ammotragus lervia), un caprino norteafricano introducido en España hace 40 años, con el ciervo ibérico autóctono (Cervus elaphus hispanicus).
Entre las conclusiones del estudio destaca que el ciervo y el muflón tienen preferencias similares en la dieta sólo durante el seco verano de este ecosistema mediterráneo. En cambio, el muflón y el arruí muestran prácticamente los mismos gustos alimenticios durante todo el año. “Esta circunstancia podría significar que las dos especies invasoras compitan por el uso de los recursos, particularmente en condiciones de escasez alimenticia”, señala el investigador del CSIC Jorge Cassinello, que trabaja en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, un centro del CSIC, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Castilla-La Mancha
En la primera imagen, un arruí africano junto a un muflón en el hábitat que comparten./ JORGE CASSINELLO. En las otras imágenes, arruís africanos en la Estación Experimental de Zonas Áridas./ Comunicación CSIC.
Patrones en la dieta
La actividad cinegética ha promovido la introducción de ungulados exóticos en diversos países occidentales, España entre ellos. Este estudio, realizado en el marco de un proyecto que abordaba las relaciones tróficas, espaciales y conductuales de las tres especies, es el primero que compara en detalle sus patrones alimenticios.
Los científicos analizaron los restos vegetales presentes en 149 heces de ciervos, arruís y muflones. Los resultados mostraron que los dos bóvidos estudiados, el muflón y el arruí, seleccionan las plantas según su abundancia estacional y prefieren el pasto (herbáceas, graminoides y no graminoides), mientras que el ciervo suele variar menos su dieta estacionalmente, prefiriendo las especies leñosas (lentiscos, cornicabras, jaras, encinas, rosales y zarzas).
“El ciervo se alimenta principalmente de arbustos a lo largo de todo el año, mientras que el muflón y el arruí eligen las herbáceas. No obstante, durante el seco verano mediterráneo y en condiciones de mayor densidad de animales o escasez de alimento, podría darse una competencia por los recursos entre ciervos y muflones”, aclara el investigador del CSIC.
Según los científicos, el estudio sienta las bases para una mejor gestión de estas poblaciones de ungulados. Por ejemplo, el “marcado carácter pastador” del arruí y el muflón podría jugar un “papel inesperado” en la gestión del medio. “Bien gestionadas, estas especies podrían cumplir un papel fundamental en el mantenimiento de los pastos mediterráneos ante el abandono progresivo del ganado extensivo vacuno y ovino”, agrega Cassinello