Parlamento Europeo.- ¿Cómo es posible que, a pesar de que hace más de 50 años que existe legislación sobre igualdad de salarios para hombres y mujeres, siga habiendo una diferencia de un 16 ó 17 por ciento en la UE?". La pregunta la formula la eurodiputada eslovaca popular Edith Bauer, autora del informe sobre igualdad en el sector laboral entre trabajadores de diferentes géneros que el Parlamento Europeo debatirá y votará el jueves 24 de mayo.
Señora Bauer, ¿cuáles son las consecuencias a corto, medio y largo plazo de la brecha salarial entre hombres y mujeres?
No se trata sólo de un mayor riesgo de pobreza para las mujeres; las estadísticas demuestran que la brecha crece con la edad, lo que supone que sus consecuencias afectan a la mujer hasta su muerte. También hay diferencias en a las pensiones, y las mujeres de edad avanzada están en mayor riesgo de pobreza que los hombres. En cuanto a las consecuencias a largo plazo, en los países donde la brecha salarial es más pequeña hay una mayor tasa de natalidad... así que la falta de igualdad tiene consecuencias sobre las tendencias demográficas. También afecta a la competitividad.
¿Qué habría que cambiar para que se superase esta realidad?
Incluso en sectores con mayoría de empleadas, los hombres suelen tener salarios más altos. La segregación horizontal y vertical de los sectores económicos hunde profundamente sus raíces en la estructura económica, pero también tiene mucho que ver con la cultura y con la forma que tiene la sociedad de entender la maternidad. Lo que es realmente dramático es que ahora hay más mujeres que obtienen un título universitario, y según las estadísticas, las mujeres que empiezan su carrera laboral cobran mejor que los hombres. La brecha aparece cuando la mujer vuelve al mercado de trabajo tras su primera baja maternal. Todas estas anomalías son en cierto modo un incentivo negativo para la paternidad y la maternidad. Tengo la sensación de que la crisis demográfica y sus consecuencias serán en el futuro tan graves como las de la crisis económica. Es hora de cambiar la forma en que se aborda la maternidad, y de evaluar la paternidad en la sociedad.
¿Cuáles son las propuestas concretas de sus informes, y cómo puede la UE ayudar a afrontar el problema?
Se trata de un tema muy complejo. Es ilusorio esperar que cualquier cambio de legislación cambie sustancialmente la situación en general. A mí me parece que todo el mundo debería contribuir a resolver la situación, no sólo con más igualdad sino también con acciones de alcance.
En el Parlamento Europeo no disponemos de otra herramienta que la legislación, y yo me pregunto cómo es posible que, a pesar de que hace más de 50 años que existe legislación sobre igualdad de salarios para hombres y mujeres, siga habiendo una diferencia salarial de un 16 ó 17 por ciento en la UE. Es necesario examinar la legislación y ver por qué es menos eficaz que en otros casos, en otros temas. Nuestra respuesta es que tenemos que hacer que la legislación sea más eficaz, e imponer alguna sanción, lo que podría ser poco habitual para una primera etapa, pero necesario, porque sin sanciones no va a funcionar.
Hay algunos ejemplos positivos de buenas prácticas para bloquear el acceso a privilegios derivados de financiación pública y fondos europeos. ¿Por qué otorgamos libre acceso a ellos a quienes no aceptan, y quebrantan, el principio de igual sueldo a igual trabajo?
Tenemos que dotar a quienes piden un trabajo de capacidad para recibir información sobre la situación de los sueldos; el sistema de remuneraciones tiene que ser más transparente. Hay una propuesta para que se publique la estructura salarial una vez al año, por ejemplo en el día de la igualdad de sueldos. También hay buenos ejemplos de esto en la UE. Hay muy pocos casos sobre discriminación que se hayan llevado a los tribunales, así que también hace falta pensar cómo capacitar a los órganos de igualdad para que impongan sanciones.
FOTO: Edit Bauer, eurodiputada eslovaca popular, autora del informe sobre igualdad en el trabajo