Por Grupo Navega.- El satélite que monitorizaba los océanos ha finalizado su misión el pasado 8 de abril y desde entonces han intentado infructuosamente recuperarlo. Años de datos de Envisat han dado lugar a una mejor comprensión del funcionamiento de la tierra y, en particular, de los océanos.
Apenas unas semanas después de celebrar su décimo año en órbita, la comunicación con el satélite Envisat se perdió repentinamente el pasado 8 de abril. Tras intentar restablecer el contacto sin conseguirlo, la Agencia Espacial Europea se ha declarado el fin de la misión. Envisat ha ayudado a entender mejor el estado del planeta Tierra y ha comprender mejor el cambio climático.
Con diez sofisticados sensores, el Envisat ha observado y monitorizado la Tierra, la atmósfera, los océanos y los casquetes de hielo durante sus diez años de vida, entregando más de mil terabytes de datos. Envisat han dado lugar a una mejor comprensión de las corrientes oceánicas y las concentraciones de clorofila. En la atmósfera, el satélite observó un aumento de la contaminación atmosférica en Asia y su estabilidad en Europa y América del Norte. Se estima que 2500 publicaciones científicas se han basado en esta información, y han ayudado a ampliar nuestro conocimiento del planeta.
Durante esos diez años, el Envisat fue testigo de la disminución gradual de hielo marino del Ártico y la apertura regular de las rutas de navegación polares durante los meses de verano. Junto con otros satélites, supervisó el nivel del mar y las variaciones regionales, así como las temperaturas superficiales del mar a nivel mundial con una precisión de unas pocas décimas de un grado.
En tierra calculó un mapa de la velocidad de las corrientes de hielo en la Antártida y Groenlandia. Sus imágenes también se han utilizado regularmente para actualizar los mapas mundiales de uso en la tierra, incluyendo los efectos de la deforestación. A través de su radar de imágenes, se ha podido asociar los desplazamientos de tierra, los terremotos y erupciones volcánicas, mejorando la comprensión de la tectónica y los mecanismos volcánicos.
El satélite Envisat comenzó a fotografiar hace diez años la barrera de hielo Larsen de la Antártida, ha continuado haciéndolo y ha sido testigo de la pérdida de 1790 kilómetros cuadrados de hielo a lo largo de una década, como muestran las fotografías de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Poco después de su lanzamiento el 1 de marzo de 2002, el satélite Envisat enviaba imágenes de un gran bloque de hielo que se separaba de la barrera Larsen B. En unos días 3 200 kilómetros cuadrados de hielo se desintegraron debido a los efectos del calentamiento en la región. Envisat ha hecho un seguimiento con su radar durante estos diez años y se ha podido comprobar que la barrera de hielo perdía otros 1 790 kilómetros cuadrados.