Los meteotsunamis son olas oceánicas con características de tsunamis, aunque de origen atmosférico en lugar de sísmico. Estas olas pueden generar oscilaciones del nivel del mar de gran amplitud que en ocasiones pueden tener consecuencias destructivas en puertos y calas. Una investigación en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un nuevo sistema de predicción basado en la utilización conjunta de modelos numéricos de la atmósfera y el océano. El estudio ha sido publicado en el último número de la revista Geophysical Research Letters.
“El nuevo modelo analiza el fenómeno a lo largo de todo su ciclo en el Mediterráneo occidental. En las etapas atmosféricas iniciales se producen las primeras variaciones de presión atmosférica en el norte de África en movimiento hacia las Islas Baleares. Después se produce una fase de acoplamiento entre la atmósfera y el océano, que se traduce en una amplificación de la ola a medida que se propaga por la plataforma entre Mallorca y Menorca. En la etapa final, se produce una resonancia en el puerto”, explica el investigador del CSIC Joaquín Tintoré, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares. Este tipo de fenómenos ha sido estudiado durante más de 20 años en la localidad de Ciudadela, en Menorca, donde recibe el nombre de rissagues en catalán.
Actualmente, el sistema de alerta de meteotsunamis que lleva a cabo la Agencia Estatal de Meteorología para Ciudadela está basado en las condiciones sinópticas atmosféricas de gran escala, complementado con la vigilancia de los sistemas nubosos y las oscilaciones de presión. Este método permite predecir las situaciones de rissaga, pero no su intensidad.
“Nuestro estudio intenta predecir los meteotsunamis mediante modelos numéricos, atmósfera-océano, de alta resolución espacial y temporal. Esto nos permite simular con detalle suficiente tanto la propagación de la onda de presión atmosférica como la respuesta asociada del nivel del mar, lo que podrá aportar información de tipo cuantitativo y mejorar el sistema de predicción actual” comenta el investigador Lionel Renault, primer autor del estudio.
Meteotsunamis menorquines
En el caso de Ciudadela, en la última fase de la rissaga la resonancia entre la ola exterior y la oscilación propia del puerto da lugar a variaciones del nivel del mar típicas de uno o dos metros en el interior del enclave portuario en tan solo 10 minutos, provocando fuertes corrientes y el vaciado y “secado” de la parte final del puerto. De esta forma, los barcos fondeados aparecen varados en el fondo del mar hasta que vuelve a entrar el agua, y esta lo hace con tal intensidad, que provoca en muchos casos destrozos en las embarcaciones amarradas.
“Las rissagues tienen lugar varias veces al año, principalmente en verano, y no suelen causar grandes daños materiales en los puertos y calas. Las más comunes tienden a estar asociadas a ondas gravitatorias atmosféricas, es decir cambios de presión, que viajan a unos 100 km por hora, mientras que las más intensas y destructivas parecen estar relacionadas con núcleos de tormenta convectivos”, añade Tintoré.
En estos casos intensos, como el que ocurrió en Ciutadella el 15 de junio de 2006 y en el que se centra este estudio, la amplitud de la oscilación del puerto puede llegar hasta los cuatro metros. Esta oscilación, la más importante de los últimos 20 años, causó graves daños a más de 100 embarcaciones y hundió otras 35; el coste económico total del desastre fue estimado en 10 millones de euros.
Según los investigadores implicados en el estudio, el desarrollo de sistemas de predicción atmosférica y oceánica de alta resolución es determinante para la predicción de meteotsunamis en esta región del Mediterráneo occidental.
Además del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, en el estudio han participado también investigadores de la Instalación Científico Técnica Singular del Sistema de Observación y Predicción Costera de las Islas Baleares (ICTS-SOCIB), la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, Estados Unidos.