Un estudio llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Tecnológico AZTI-Tecnalia ha estimado que a finales de siglo las áreas inundables en la costa de Vizcaya podrían triplicar las actuales. Los resultados de este trabajo, publicado en la revista Climate Research, son fruto del análisis del impacto de las crecidas extremas causadas por la combinación de las oscilaciones de las mareas y los cambios en el nivel del mar en esta región.
Según este estudio, a finales del siglo XXI, el 50% de las áreas que podrían inundarse corresponden a terrenos urbanizados, tanto residenciales como industriales. “Hemos elegido este área geográfica debido a que disponemos de datos topográficos de gran precisión que han permitido determinar con fiabilidad cotas de inundación y tipologías de las áreas afectadas”, precisa la investigadora del CSIC Marta Marcos, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.
Para desarrollar el modelo de predicción, los investigadores han considerado dos escenarios climáticos posibles de entre los definidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido como IPCC, por sus iniciales en inglés): uno con cambios moderados y otro más negativo.
Para cada uno de ellos, el estudio ha tenido en cuenta los efectos de la subida paulatina del nivel medio del mar por el calentamiento y el deshielo, así como los cambios en las tormentas y su impacto en los niveles del mar extremos (efectos de presión atmosférica y viento). Ambas contribuciones han sido obtenidas a partir de simulaciones de modelos numéricos.
Esta metodología ha permitido establecer los niveles máximos que se prevé alcanzar a lo largo del siglo XXI, bajo los supuestos de los escenarios considerados, con respecto a la situación actual.
“Este estudio da una idea de la variabilidad regional de nivel del mar y riesgos de inundación locales, y por lo tanto proporciona la información necesaria para la formulación de medidas eficaces de adaptación a medio plazo a los cambios extremos del nivel del mar”, concluye la investigadora.
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