Investigadores de la Universidad de Oviedo han demostrado que las hembras y los machos de urogallo cantábrico utilizan el territorio de forma diferenciada. Mediante técnicas de espectrometría de masas han analizado las plumas recogidas en los bosques montanos de la Cordillera Cantábrica, lo que les ha permitido definir la dieta durante la muda
Por UCC+i FICYT.-Si bien existían estudios que indicaban que durante la cría de los pollos de urogallo –un proceso simultáneo a la muda de los machos y previo a la de las hembras– se producía una segregación espacial, “hemos podido demostrar mediante observación indirecta que machos y hembras ocupan lugares de características bien diferentes durante la muda y crianza de los pollos, y que lo hacen posiblemente para consumir alimentos distintos”, explica Mario Quevedo De Anta, coautor del estudio.
Así, mientras que tras el apareamiento los machos permanecen en las zonas interiores de los bosques donde se encontraron con las hembras, estas últimas ocupan zonas boscosas situadas a mayor altura donde encuentran microhábitats que concentran una mayor diversidad de especies arbóreas y de insectos donde criarán a los pollos.
“Cuando empezamos a recoger plumas de urogallo, el objetivo era confirmar el uso diferenciado del espacio y los recursos entre machos y hembras de la especie, pero además, el análisis de las plumas ha arrojado un resultado no esperado”, afirma Mario Quevedo.
Los principales valores de isótopos estables (átomos del mismo elemento con distinta masa, que pasan del alimento al organismo del animal y se depositan en el plumaje) son distintos no solo entre machos y hembras, sino que difieren en función de las especies vegetales dominantes en cada zona en la que encontraron plumas. Tal y como explican los autores del estudio, los resultados obtenidos en el análisis de isótopos estables que arroja la espectrometría de masas implican que los individuos eligen un espacio determinado y son fieles a él durante la muda.
Nueva forma de observación
“No tenemos constancia de que el análisis de isótopos estables de las plumas se haya aplicado anteriormente al estudio de aspectos relacionados con el urogallo o con otras aves herbívoras", señalan los autores del trabajo, que publica Journal of Ornitology. Y la forma de trabajar en el campo, consistente en la recogida de plumas, afirman, reduce las molestias a las aves asociadas a las técnicas directas de observación y a otras acciones que impliquen la captura y manipulación de los individuos.
Como subraya Mario Quevedo, “la observación indirecta nos permite conocer mejor su comportamiento y otros aspectos sin molestar a las aves, lo que es fundamental al tratarse de una población amenazada y poco conocida como es el urogallo cantábrico”.
Una vez efectuada la espectrometría en los laboratorios de la Universidad de California Davis (EE UU), se obtienen los resultados de las formas isotópicas dominantes, que permiten relacionar especies arbóreas con la alimentación de las aves durante la muda, y concluir que formas isotópicas del carbono y el nitrógeno halladas en las plumas se corresponden con las presentes en las especies vegetales dominantes en el territorio en que han sido encontradas.
En palabras de Mario Quevedo, “las plumas de hembras recogidas en abedulares arrojan resultados distintos a las halladas en robledales, por ejemplo. Y es llamativa la variedad entre unas hembras y otras a la hora de elegir el lugar y el tipo de especie predominante en su alimentación durante la muda”.
FOTO: Pluma de urogallo macho. Foto cedida por Mario Quevedo.