- No existen guantes ni máscaras que puedan camuflar o eliminar las evidencias conductuales o psicológicas
- Los especialistas de la SAC realizan el estudio psicológico de los comportamientos de todos los actores que intervienen en la esfera del delito, desde los autores hasta las víctimas y testigos
- Homicidios, agresiones sexuales, asaltos violentos, desapariciones o secuestros son algunos de los delitos en los que aplican su método siempre que son requeridos por la unidad responsable de la investigación
- Su objetivo es analizar miles de casos para crear un banco de perfiles criminales que facilite predecir cuál será el próximo movimiento de un delincuente y agilizar su captura
- Los primeros pasos de esta técnica policial se dieron a principios del s.XIX, dos siglos después, está consolidada en las principales policías del mundo, como el FBI o Scotland Yard
- En los últimos años el Ministerio del Interior ha duplicado el número de agentes para combatir la delincuencia organizada y ha creado nuevas unidades como la OLA, la BIT, los GRECO, la UDEF, la Unidad de Agentes Encubiertos, la UCPI o el SAF Central
La Policía Nacional pone en marcha una nueva especialidad policial que estudia y examina la mente criminal. La Sección de Análisis de Conducta (SAC), adscrita a la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Comisaría General de Policía Judicial, incorpora técnicas psicológicas a la investigación de homicidios, agresiones sexuales, asaltos violentos, desapariciones o secuestros, entre otros delitos. La SAC está dando sus primeros pasos y su trabajo es cada vez más solicitado por los grupos operativos responsables de una investigación en cualquier punto de la geografía nacional. Sus especialistas, -licenciados en Psicología, con amplia experiencia en análisis conductual y conocimientos en sociología y antropología-, escudriñan los comportamientos y declaraciones de todos los actores que intervienen en la esfera del delito, desde sus autores hasta las víctimas y testigos.
Las huellas psicológicas
Los agentes de la Sección de Análisis de Conducta no buscan ADN, impresiones dactilares o el arma utilizada. Persiguen otros tipos de indicios, las evidencias conductuales o psicológicas, que permitan avanzar en la investigación y que complementen a los métodos tradicionales. Los vestigios psicológicos quedan reflejados en el modo en que el agresor cometió sus delitos o en cómo reaccionó ante la investigación criminal. Sus huellas conductuales se plasman en el tipo de víctima elegida, dónde las aborda y consuma su delito, el tipo y orden de heridas producidas o el modo en que declara ante la Policía.
La evidencia conductual es mucho más difícil de detectar que las pruebas físicas -como el ADN- , se requiere observación e inferencia. Además, las evidencias psicológicas o conductuales no constituyen un medio de prueba, son fundamentalmente una herramienta de investigación. Pero tienen una importante ventaja: la evidencia física puede eliminarse intencional o accidentalmente, pero la conductual no. De las consecuencias de sus acciones se puede inferir qué comportamiento realizó y qué pudo motivarle.
La importancia de lo no observable
Es importante tener en cuenta la sutileza de las evidencias psicológicas, su detección requiere un entrenamiento especial de los agentes, sin olvidar que estas evidencias funcionan esencialmente como generadoras de hipótesis acerca de los ocurrido. Son un complemento a los métodos tradicionales de investigación policial y su relevancia no radica tanto en lo que se observa sino, precisamente, en lo que no.
Estas técnicas de investigación dieron sus primeros pasos a principios del siglo XIX en Francia, Eugène François Vidocq utilizó su visión como criminal para colaborar con la policía francesa. Ayudó a atrapar a criminales pensando como uno de ellos. Dos siglos después, esta técnica policial está consolidada en las principales policías del mundo, como el FBI o Scotland Yard. La Policía Nacional es pionera en España en desarrollar este método psicológico-policial para investigar principalmente los delitos contra las personas.
El objetivo de los agentes de la SAC es analizar miles de casos para crear un banco de perfiles criminales que facilite predecir cuál será el próximo movimiento de un delincuente y agilizar su captura. Donde hay regularidades o patrones, hay tipologías.
El doble de agentes y nuevas unidades
En los últimos años la Comisaría General de Policía Judicial está efectuando un progresivo y notable aumento tanto de recursos humanos como de medios materiales para luchar contra la criminalidad organizada. La Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil ha puesto en marcha distintas iniciativas y medidas que permiten atajar con eficacia y solvencia esta nueva tipología de delincuencia.
El Ministerio del Interior ha duplicado el número de efectivos asignados a la CGPJ desde el año 2004. Más de 1.170 agentes, con algo grado de cualificación y especialización, trabajan actualmente contra el crimen organizado. Paralelamente se han creado diversas unidades para hacer frente a estas modalidades delictivas. Entre ellas la Oficina de Localización de Activos (OLA) dedicada a ubicar todos los activos, propiedades y bienes inmuebles que puedan tener los integrantes de grupos del crimen organizado, tanto en España como en el extranjero. O el grupo especial creado en la Brigada Central de Estupefacientes que investiga la venta y tráfico de drogas a través de Internet. También se ha puesto en marcha la Unidad de Agentes Encubiertos cuyos integrantes, según lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, disponen de identidades falsas -autorizadas y documentadas- de negocios y empresas pantallas, de vehículos, embarcaciones y otros instrumentos que permiten relacionarse e infiltrarse en las redes criminales sin dejar huella de su condición de agentes.
En estos años se han creado unidades que están reportando excelentes resultados, y que ya están plenamente consolidadas, como los Grupos de Respuesta Especializada contra el Crimen Organizado (GRECO´s); la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) con los distintos grupos especializados como el de Redes Abiertas o el de Grooming y Ciberbulling; el SAF Central que asesora y coordina a los diferentes servicios territoriales; la Unidad de Cooperación Policial Internacional (UCPI) que aglutina y canaliza bajo un mando único Interpol, Europol y Sirene; la Brigada Central de Delitos contra las Personas; la Sección de delitos contra el Consumo, Medio Ambiente y Dopaje, o la propia UDEF Central que aglutina las investigaciones relacionadas con el blanqueo de capitales y la corrupción.