Por Grupo Navega.-Las corrientes oceánicas son desplazamientos de masas de agua con movimientos horizontales en los que el viento juega un importante papel y con movimientos verticales, debidas a las diferencias de temperatura y salinidad. Estas corrientes marinas transportan aguas frías de los Polos a las regiones cálidas de Ecuador y al contrario, lo que contribuye al equilibrio de temperaturas oceánicas en el globo terrestre.
Como sabemos las corrientes oceánicas afectadas con los vientos de tierra, afectan el clima en las regiones costeras. Estos vientos ayudan a traer la lluvia pues llevan la humedad y las altas montañas actúan como barreras para vientos fríos o calientes, por consiguiente también pueden causar precipitaciónes. Junto con éstos, la altitud, latitud y distancia desde el mar afectan al clima….y el clima afecta a las personas. La afirmación, más bien popular, que dice que el carácter de las personas y el clima están bien atados ha sido demostrada en recientes estudios; ataques de panico, periodos de angustia, jaquecas, desordenes de comportamiento, etc…son algunas de las sintomatologias que nos afectan.
La descongelación del hielo marino que cubre el Ártico podría alterar o incluso detener las grandes corrientes del Océano Atlántico. Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas, la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 grados centígrados y algunas zonas de Norteamérica se enfriarían sólo un poco menos. Este cambio en la temperatura, sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.
Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce al Atlántico Norte, suficiente como para interferir con las corrientes marinas. Parte de esta agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero la principal fuente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que desaparece, deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore a la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.
Una nueva “autopista oceánica” de cuya existencia nadie sabía hasta ahora acaba de ser descubierta por un equipo de científicos japoneses y australianos. Tiene un caudal cuarenta veces superior al del río Amazonas y fluye bajo el Océano Índico, a más de tres mil metros de profundidad. El hallazgo ayudará a comprender mejor el clima de la Tierra y acaba de ser publicado en Nature Geoscience.
La corriente transporta aguas muy densas y ricas en oxígeno que se hunden cerca de la Antártida a grandes profundidades y se dirigen hacia el lejano norte, explica Steve Rintoul, uno de los autores del estudio. De hecho, sin esta aportación de agua antártica, las capas más profundas del océano tendrían muy poco oxígeno.
Lo que este mapa no muestra es el último descubrimiento creado por giros oceánicos. Se llama el Gran Parche de Basura del Pacífico, una superficie del tamaño de Texas de basura humana que flota en el Pacífico. Creado por la convergencia de las corrientes oceánicas y el viento desde California a Hawaii y que no es visible desde los satélites. Al parecer, una espesa capa de botellas de bebidas gaseosas y de lodos químicos se hunde un poco debajo de la superficie por lo que no puede ser visto desde arriba; esas mismas corrientes pasan por las costas de Estados Unidos y Japón, donde recolectan la basura que arrojamos, y luego la acumulan en su centro, donde el agua es estable.
El plástico no se biodegradable, por lo que sólo se va desintegrando con el paso del tiempo por la erosión natural. En este caso es el sol quien se encarga de ir desintegrando al plástico, pero sólo para convertirlo en partículas más pequeñas que quedan suspendidas sobre el agua. Estos pedacitos son fácil de ingerir por los animales marinos que comen plancton. Sin embargo esto solo es un 30 por ciento de la basura, porque el resto se hunde al fondo del mar, por lo cual las consecuencias biológicas de esta contaminación son temidas más no conocidas.