MSF alerta sobre las consecuencias de los recortes de fondos para VIH y tuberculosis

MSF alerta sobre las consecuencias de los recortes de fondos para VIH y tuberculosis

MSF.-La cancelación de la Ronda 11 del Fondo Mundial está poniendo en peligro importantes avances en la lucha contra el VIH/sida y la tuberculosis, e impide la puesta en marcha de programas y estrategias vitales para miles de pacientes en el mundo en desarrollo. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha publicado un informe donde muestra las primeras consecuencias de los recortes de financiación en los países donde trabaja.

 

No hay tiempo que perder. MSF apela a todos los agentes implicados a que reafirmen su compromiso de conseguir que haya 15 millones de personas en tratamiento del VIH/sida en 2015, y a que apoyen nuevas estrategias para ayudar a alcanzar este objetivo. La organización también pide que se convoque con urgencia una conferencia de donantes para asegurar nuevas posibilidades de financiación de 2012 en adelante.

"Gracias a la voluntad política en la última década, se hicieron avances considerables en el tratamiento del sida y se desarrollaron medicamentos genéricos”, declara la Dra. Annick Antierens, directora médica adjunta de MSF. "Es impensable que por falta de compromiso político y de financiación, ahora estos logros se vean amenazados".

La esperanza de controlar la epidemia del VIH/sida nunca había sido tan grande. La descentralización de la atención, mediante la delegación de tareas y la implicación de la comunidad, ha permitido ampliar considerablemente el tratamiento del VIH. Avanzar el inicio del tratamiento antirretroviral contribuye a que los pacientes tengan un mejor estado de salud, evita la sobrecarga de las estructuras de salud y reduce la propagación del virus. Y además ahora hay mejores medicamentos disponibles como el tenofovir, que es menos tóxico y más fácil de tomar diariamente que los anteriores.

 

En su informe Perdiendo terreno, MSF destaca las consecuencias que la falta de financiación ya está teniendo para los pacientes de VIH/sida y tuberculosis (TB) en los países donde lleva a cabo sus proyectos. Muchos países habían dado pasos para ampliar sus programas de prevención de la transmisión del VIH de madres a hijos, y para mejorar la detección y el tratamiento del VIH en bebés. La retirada actual de los donantes podría suponer el fin de estas prometedoras iniciativas.

España, por ejemplo, había sido hasta 2009 uno de los principales donantes del Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. En 2010, su aportación se redujo a la mitad de lo comprometido, y 2011 terminó sin contribución alguna. El pasado febrero, el Gobierno anunció que España reanudará su compromiso, un paso en la dirección correcta que debería confirmarse con una contribución que se adecue a las urgentes necesidades del Fondo y de los millones de pacientes que dependen de los programas financiados por este organismo en todo el mundo.

Hoy, en Malaui, Lesoto y Uganda, las personas que iban a iniciar el tratamiento tendrán que prolongar todavía más su espera, ya que el ritmo de incorporación de nuevos pacientes se ha ralentizado. En República Democrática del Congo, el tratamiento ya está siendo racionado: únicamente 2.000 nuevos pacientes iniciaron tratamiento en 2011, cinco veces menos que el año anterior, y la cobertura antirretroviral sigue situándose por debajo del 15%. En Myanmar ya se está haciendo sentir el impacto de esta situación, con importantes carencias en materia de tratamiento de la TB multirresistente a los medicamentos: cada año se diagnostican 9.300 nuevos casos, de los que solo un 3% recibe tratamiento.

 

"Miles de vidas están en juego. Podrían aplicarse estrategias médicas muy prometedoras, pero el giro político actual ha sido un auténtico revés", admite la Dra. Antierens. "Los equipos médicos volverán a enfrentarse al dilema de tener que decidir quién entra en tratamiento y quién no. Además, no es ético hacerle las pruebas a la gente para después no ofrecerle el tratamiento que necesita”.

El déficit de fondos actual tendrá inevitablemente un impacto social y consecuencias para la salud pública. La provisión de atención sanitaria seguirá estando centralizada, y continuará siendo cara e ineficiente. No se desarrollarán mejores tratamientos, aunque tengan menos efectos secundarios y favorezcan la adherencia de los pacientes. Finalmente, la epidemia de TB multirresistente seguirá propagándose en las zonas endémicas y en todo el mundo.

La falta de perspectivas de financiación más allá de 2014 amenaza las expectativas de ampliación del tratamiento de estas enfermedades, que requieren cursos de medicación muy prolongados o de por vida. ¿Quién se arriesgará a empezar a medicar a nuevos pacientes, sabiendo que no están asegurados los fondos a dos o tres años vista?

 

Foto: UNAIDS

 

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