Este miércoles se presentará en la Royal Society de Londres el primer mapa que desvelará los cambios en el espesor del hielo marino en el Ártico desde el invierno de 2011 al invierno de 2012, y cuyas medidas han sido tomadas por el satélite CryoSat de la ESA.
Pero ya hay un anticipo. La NASA ha desvelado que en un nuevo estudio realizado desde el aire se midieron sorprendentes niveles de metano, un potente gas de efecto invernadero que, en este caso, procede de las grietas del hielo marino del propio Ártico.
La región del Ártico frágil y cambiante es el hogar de grandes depósitos de metano, un potente gas de invernadero. Como el clima se calienta la Tierra, el metano, congelado en depósitos almacenados en la tundra del Ártico, en suelos o sedimentos marinos, es de fácil liberación en la atmósfera, donde se puede agregar al calentamiento global. Ahora, un estudio multi-institucional, dirigido por Eric Kort, del Jet Propulsion Laboratory, Pasadena, California, ha descubierto una nueva fuente sorprendente y potencialmente importante de metano del Ártico: el propio océano.
Image credit: NASA/JPL-Caltech