Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco han recibido el reconocimiento que se entrega cada 23 de abril
Hoy se conmemora el aniversario luctuoso del escritor de El Quijote
El Premio Cervantes es el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores de habla hispana. El fallo se realiza a finales de cada año, desde 1976, y se entrega el 23 de abril, en coincidencia con la fecha en que se conmemora la muerte del escritor manchego.
En ocasión del 306 aniversario luctuoso del escritor y de la entrega número 35 del galardón, Conaculta recuerda las palabras de los cuatro mexicanos que lo han recibido hasta ahora: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco.
Paz, el primer mexicano en recibir un Premio Cervantes
Hace exactamente 30 años, el 23 de abril de 1982, en su discurso de aceptación de este reconocimiento, el escritor mexicano Octavio Paz señaló: “La palabra liberal aparece temprano en nuestra literatura. No como una idea o una filosofía, sino como un temple y una disposición del ánimo. Al decir esto vuelvo los ojos hacia Cervantes, el escritor nuestro que encarna más completamente los distintos sentidos de la palabra liberal.
“Con él nace la novela moderna, el género literario de una sociedad que, desde su nacimiento, se ha identificado a sí misma y a su historia con la crítica. Con Cervantes comienza la crítica de los absolutos: comienza la libertad. El hombre es un ser precario, complejo, doble o triple, habitado por fantasmas, espoleado por los apetitos, roído por el deseo: espectáculo prodigioso y lamentable. Cervantes sonríe: aprender a ser libre es aprender a sonreír”.
Seis años después, otro mexicano recibió el Cervantes: Carlos Fuentes, quien destacó en su discurso que la España peregrina encontró en México refugio para restañar las heridas de una guerra dolorosa.
“La emigración española compartió con nosotros algunos de los frutos más brillantes del arte, de la poesía, de la música, de la filosofía y del derecho moderno de España. Muchos mexicanos somos sin duda un poco mejores porque nos acercamos a esos peregrinos y ellos nos ayudaron a ver mejor: Luis Buñuel, a pensar mejor: José Gaos, a oír mejor: Adolfo Salazar, a escribir mejor: Emilio Prados, Luis Cernuda, y a concebir mejor la unión de la lengua y de la justicia, de las palabras y los hechos.
“A nadie le debo más en este sentido que a mi viejo maestro don Manuel Pedroso, antiguo rector de la Universidad de Sevilla, que para mi generación en la Universidad de México le dio identidad española al estudio del derecho internacional, actualizando entre nosotros la tradición de Suárez y Vitoria, preparándonos para decir y defender en el continente americano los principios del derecho de gentes: no intervención, autodeterminación, solución pacífica de controversias, convivencia de sistemas”.
Fue hasta finales de 2005 que otro mexicano fue anunciado como ganador del Cervantes y el 23 de abril de 2006, al recibir el reconocimiento, Sergio Pitol habló de la promoción de los derechos humanos en México y cuestionó orientaciones políticas que coloquen al ser humano por debajo de la razón de Estado, es decir, coincidió con el espíritu de libertad que Octavio Paz señalara más de dos décadas atrás como herencia central de Cervantes.
“Él ejerce también una libertad absoluta en la estructura de El Quijote. La demencia le ofrece un marco propicio y la imaginación se la potencia. Cervantes es un adelantado de su época.
“No hay ninguna ulterior corriente literaria importante que no le deba algo a El Quijote: las varias ramas del realismo, el romanticismo, el simbolismo, el expresionismo, el surrealismo, la literatura del absurdo, la nueva novela francesa, y muchísimas más encuentran sus raíces en el libro de Cervantes.
“Víctor Sklovski, en 1922, descubrió que esa novela no sólo fue la más nueva en la época de Cervantes, sino que en el siglo XX, en la época de las vanguardias, seguía siendo la más contemporánea de todas”.
José Emilio Pacheco es, hasta el momento, el último escritor mexicano que ha recibido este premio. “La historia de El Quijote tiene el don de volar. He entrado sin saberlo en lo que Carlos Fuentes define como el territorio de La Mancha. Ya nunca voy a abandonarlo”, dijo el autor cuando recibió el premio el 23 de abril de 2010 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, como lo marca el protocolo.
“Para mí, El Quijote no es cosa de risa. Me parece muy triste cuanto le sucede. Nadie puede sacarme de esta visión doliente. Me duele que las obras eternas no lo sean tanto porque el idioma cambia todos los días y con él se alteran los sentidos de las palabras.
“El Quijote es muchas cosas, pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de su existencia. Esta obra es la más grande que han visto los siglos de la lengua española. Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye. Sin embargo, en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria de El Quijote”.
Este año, el ganador del premio Cervantes es el “antipoeta” chileno de 97 años Nicanor Parra, quien descartó asistir a la ceremonia de entrega debido a su edad, según declaraciones de su nieto Cristóbal Ugarte