- El acto ha tenido lugar junto al monumento de Samuel Nahon, levantado en 2008 con el acuerdo unánime de la Corporación municipal. Es el primero erigido en España en homenaje a los 6 millones de judíos asesinados por los nazis
- Ana Botella recordó a los diplomáticos españoles que, desde sus destinos en diversas capitales europeas, salvaron de la muerte a muchos judíos
- Homenajes como el de hoy son la renovación "de nuestro firme compromiso para que la memoria del Holocausto refuerce nuestra defensa de la libertad y la dignidad de las personas frente a todos sus enemigos"
Madrid.-En Jardín de las Tres Culturas, en el Parque Juan Carlos, lugar que simboliza la convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos en España, se ha recordado un año más el Holocausto del pueblo judío. Presidido por la alcaldesa, Ana Botella, el acto ha contado con la presencia, entre otros, de Moisés Bendahan, Gran Rabino de España; Oren Bar-El, ministro consejero de la Embajada israelí; Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España; David Hatchwel, presidente de la Comunidad Judía de Madrid; el rabino Andrew Baker, representante personal de la Presidencia de la OSCE para la lucha contra el antisemitismo, y Dolores Navarro, delegada de Familia y Asuntos Sociales.
Este recuerdo a quienes padecieron el intento de destrucción "de los valores que nos hacen verdaderamente humanos, la dignidad, la libertad y el respeto a la persona con independencia de cuales sean sus opiniones y creencias", en palabras de la alcaldesa, se ha celebrado junto al monumento de Samuel Nahon, levantado en 2008 por acuerdo unánime de la Corporación municipal. El monumento va más allá de ser una simple condena del exterminio nazi en Europa. "Es -subrayó la alcaldesa- una llamada a la conciencia de todos y cada uno de nosotros".
Víctimas de la deshumanización
Las víctimas del totalitarismo nazi fueron, subrayó Botella, "víctimas de la deshumanización". Lo dijo recordando al escritor Primo Levy quien lo ilustró perfectamente en su obra Si esto es un hombre. "Lo primero -dijo la alcaldesa- era tratar a los judíos como si no fueran hombres, cosificar a la víctima para que diera igual lo que se hiciera con ella". "Por eso -añadió- es tan importante el respeto a la dignidad humana, eso es lo que nos hace civilizados. La alternativa es la barbarie".
Dentro de esa barbarie, la nobleza de quien no miró al otro lado destaca más. A algunas de esas personas que salvaron de la muerte a muchos judíos, las rescató Ana Botella de la memoria colectiva como un ejemplo a seguir. Es el caso de los diplomáticos españoles Ángel Sánchez-Briz, el ángel de Budapest, y su predecesor Miguel Ángel de Muguiro; Juan Schwartz Díaz-Flores, en Viena; José Rojas Moreno, en Bucarest; Sebastián Romero Radigales, en Atenas; José Ruiz Santaella, en Berlín o Juan Palencia Tubau, en Sofía. "Queremos -dijo- honrar su memoria como ejemplo de humanidad, de grandeza y de resistencia ante la barbarie".
Compromiso con la memoria
La memoria es imprescindible para no caer en errores conocidos. "El Holocausto -dijo Botella- se alzará siempre como una lección imborrable sobre el riesgo de ceder un solo paso ante los fanáticos, los intolerantes y los violentos". Ese peligro lo constituyen "las nuevas expresiones del antisemitismo que propagan los enemigos de la libertad". Expresiones que se encarnan en la "persecución contra la nación de Israel y contra todo cuanto significa como Estado de Derecho, libre y democrático".
Por eso homenajes como el de hoy son la renovación "de nuestro firme compromiso para que la memoria del Holocausto refuerce nuestra defensa de la libertad y la dignidad de las personas frente a todos sus enemigos".