EFB/DICYT En el entorno de la crisis económica actual, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se debe evitar poner en riesgo las estructuras generadas en los últimos años de cribado poblacional y diagnóstico precoz. Esta es otra de las conclusiones a la que se ha llegado tras el IV Seminario de Periodistas 'Curar y cuidar en Oncología: la eficiencia en cáncer' celebrado esta mañana en Salamanca.
Los cribados hacen alusión al uso periódico de ciertas exploraciones a personas que no tienen síntomas de cáncer. Ofrecen la posibilidad de una detección muy precoz de la enfermedad, lo cual mejora su diagnóstico y aumenta la esperanza de vida. “Son fundamentales. La parte central es la prevención primaria, el estilo de vida, pero los cribados son una pieza básica para tumores como el de mama, cuello uterino, colon y recto”, afirma Guillermo Doménech, responsable de esta actividad en Castilla y León, en declaraciones recogidas por DiCYT.
La prevención secundaria se da una vez aparece el cáncer, y va dirigida fundamentalmente a tres tumores ante la evidencia científica y tras analizar su coste-efectividad. Este se desarrolla teniendo en cuenta costes directos -el material empleado en mamografías, citologías, gastos de material fungible- y gastos indirectos -sistemas informáticos, cartas, desplazamientos para captar población diana (personas que forman parte del estudio)- y se tiene en cuenta con respecto a la mortalidad que eso generaría si no se interviniera de tal forma. “El apoyo económico para decidir si realizar un cribado poblacional supone entre 30.000 y 34.000 euros como límite”, señala Doménech.
Pero para llevarlos a cabo “se deben cumplir unas características muy exigentes”, explica Doménech. “Debe tener una calidad absoluta, tratar a una población diana muy delimitada y tener un sistema de información continuo, ya que si no se consigue una cobertura superior al 70% es muy probable que el programa que se ponga en marcha no tenga una rentabilidad ni económica ni social. Si se cumple, se reduciría la mortalidad en ese cáncer en un 30%”, declara. Algunos tumores no están incluidos dentro de las recomendaciones de cribado poblacional, como el de próstata, ya que, además de dar falsos positivos, generalmente aparece en una población mayor de 90 años y las causas de los fallecimientos en estas personas no están relacionadas necesariamente con el tumor.
Domenéch quiso hacer hincapié en la diferencia entre cribado y diagnóstico."El cribado es una prueba que detecta un signo, no un síntoma. Se dan un 15 % de falsos negativos, aclaró".
Inmersos en un clima de crisis y recortes, Juan Jesús Cruz, presidente de la SEOM, defiende estas prácticas: "Hay que mantenerlas por encima de todo, hay otros campos en los que se pueden recortar, incluso dentro de la sanidad. A lo mejor en cuarta o quinta línea de un tumor tendremos que pensar si dar una cosa u otra puede ser más eficiente, con la misma eficacia, porque es un poco más barato”.
Tanto Doménech como Cruz priorizan la prevención primaria. "Si la población tuviera un estilo de vida absolutamente saludable tendríamos una incidencia menor de cáncer en torno a un 40 ó 50%”, asegura el primero. “La inversión en prevención primaria tiene resultados a 20, 30 ó 40 años, el problema es que los gobiernos solo duran 4 u 8 años y suelen tener necesidades más inmediatas”, dice el segundo. Un fallo en la sanidad que repercutirá en generaciones futuras, asegura Cruz.
FOTO: Participantes en el IV Seminario para periodistas "Curar y cuidar en Oncología: la eficiencia en cáncer". Foto: Dicyt.