Ginebra/Niamey (CICR) – La situación humanitaria en el norte de Malí es cada vez más crítica, en particular para las decenas de miles de personas desplazadas por los combates desde mediados de enero.
La inseguridad y la confusión reinantes en los últimos días han afectado a numerosos servicios esenciales para la población, como los que prestan los centros de salud y los hospitales, así como a varias organizaciones humanitarias, entre ellas el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en Gao y, en menor medida, en Tombuctú.
"La población, afectada también por la crisis alimentaria que persiste en todo el Sahel, no tiene acceso a la atención de la salud ni a la ayuda alimentaria", explica Boris Michel, jefe de actividades operacionales del CICR para África del Norte y Occidental. "Es indispensable responder lo antes posible a las necesidades humanitarias que sin duda seguirán aumentando en los próximos días y semanas".
Tras el saqueo de sus depósitos y el robo de bienes profesionales y personales de que fue víctima el pasado 1 de abril en Gao, el CICR se vio obligado a reducir temporalmente su presencia en el norte de Malí. Por ello el personal internacional de la Institución fue trasladado a Niamey, en Níger, hace dos días. "Sin embargo, mantenemos equipos en Gao y Tombuctú, entre ellos el jefe de nuestra oficina para el norte de Malí", precisa el señor Michel. "También seguimos presentes y activos en Bamako".
“Hay muchos portadores de armas en las ciudades y pueblos de la región. Es imperativo establecer o restablecer el diálogo con ellos”, prosigue el Sr. Michel. “El cometido estrictamente humanitario, neutral e imparcial del CICR debe ser aceptado por todos. El personal, la infraestructura, los vehículos y los bienes de nuestra Institución, todos indispensables para prestar asistencia a las víctimas, también deben ser respetados".
Hasta la semana pasada, en el norte de Malí, el CICR y la Cruz Roja Maliense pudieron distribuir víveres y artículos esenciales a unas 40.000 personas desplazadas por la violencia, y suministrar cereales a 73.000 personas afectadas por la crisis alimentaria.
Como consecuencia de la interrupción abrupta de esas distribuciones y del deterioro de la situación humanitaria, decenas de miles de personas más precisan asistencia en forma urgente. Por último, también es indispensable reanudar las visitas a los detenidos y prestar asistencia a los heridos.
foto: © CICR / D. Mahamadou