Considera que el Sistema Nacional de Salud es “sostenible y viable aún en tiempos de crisis” y acusa al Gobierno de improvisación, descoordinación y de falta de seriedad y de responsabilidad.
La Secretaria de Política Social, Trinidad Jiménez, ha expresado su “profunda preocupación” por los anuncios del Gobierno en relación a los recortes que se van a producir en servicios básicos esenciales, y en especial en sanidad. La dirigente socialista ha mostrado “disposición a dialogar y llegar a los acuerdos necesarios para mantener, fortalecer y defender el Sistema Nacional de Salud”, pero “lo que no vamos a hacer en ningún caso es ser cómplices de su desmantelamiento”, ha advertido.
Trinidad Jiménez ha insistido en que el SNS es “sostenible y viable aún en tiempos de crisis” y tiene un coste razonable que “debemos ser capaces de preservar, sin recortar prestaciones, ni calidad en la asistencia, ni introducir copagos”. En este sentido, ha recordado que la inversión pública en sanidad se sitúa en torno al 6,5% del PIB, 2 puntos menos que los países de nuestro entorno.
“Si quieren hacer ajustes por la necesidad de cumplir con los objetivos de reducción del déficit, estamos dispuestos a dialogar, pero hay ciertas líneas rojas que no vamos a pasar. No vamos a permitir que se destruya nuestro sistema público de salud, que es excelente, con gran calidad asistencial y prestigio en todo el mundo y que es muy necesario en momentos de crisis, sobre todo para los ciudadanos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad”, ha advertido en declaraciones a los medios de comunicación antes de la reunión mantenida en el Congreso con el presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), , en la que ha participado también el Portavoz de Sanidad, José Martínez Olmos.
Durante este encuentro, Jiménez ha denunciado que “la improvisación, la descoordinación, la falta de seriedad y de responsabilidad” del Gobierno está generando “inseguridad, preocupación y alarma entre la ciudadanía y los profesionales del sector” y puede tener “serias consecuencias en el deterioro de la calidad del Sistema nacional de Salud”. Por eso, ha afirmado, “vamos a seguir reuniéndonos con todas las asociaciones y lograr así la fuerza social necesaria para plantarnos ante el Gobierno y exigirle que un sistema que nos ha costado más de 25 años construir, que tiene un alto grado de eficacia y que es relativamente barato, no podemos permitir que se desmorone en este momento por una situación de crisis económica coyuntural”.
La dirigente socialista ha manifestado su preocupación ante las iniciativas del Ejecutivo que parecen buscar el deterioro progresivo de la calidad y el desmantelamiento del sistema público de salud, “quizá para privatizarlo y generar oportunidad de negocio”. Se ha comprometido a estar vigilante para que el PP no utilice la coartada de la crisis económica para imponer su modelo de sanidad y para denunciar y rechazar cualquier recorte en la financiación sanitaria que provoque pérdidas de calidad en la asistencia y desigualdades entre territorios.
Rechazo al copago
La responsable socialista en materia de Sanidad ha rechazado una vez más la posibilidad de implantar un copago. “El PSOE en ningún caso se va a plantear ningún tipo de copago. El SNS ya lo pagamos entre todos a través de nuestros impuestos, de una manera progresiva en función de la renta”, ha señalado y ha reclamado al Gobierno que “no lance ocurrencias” ni plantee “debates engañosos”, como el de instaurar el copago sanitario a partir de 100.000 euros de renta anual, algo que solo representa el 0,8% de los contribuyentes.
Además, ha alertado de que esta medida puede poner en riesgo la salud de los pacientes que se verían abocados a decidir usar o no un servicio sanitario o adquirir o no un medicamento, en función de criterios económicos.
Jiménez ha asegurado que el PSOE está dispuesto a plantear alternativas que contribuyan a garantizar la sostenibilidad del sistema público de salud sin modificar el modelo actual. En esta línea, ha recordado que el Gobierno socialista, con el consenso de las Comunidades Autónomas, puso en marcha medidas como la reducción del gasto farmacéutico y la compra centralizada de medicamentos y productos sanitarios mediante la central de compras, que han supuesto un ahorro significativo, sin afectar a las prestaciones, ni a la calidad.