La Comisión de Archivo del 15M en Madrid lleva meses custodiando en un centro social, los objetos más significativos de la acampada de la Puerta del Sol y las manifestaciones posteriores
Recopilan, ordenan, restauran, y se plantean cómo guardar las mejores pruebas físicas del movimiento que empezó el pasado 15 de mayo.
Por· Fotos:: María Rodríguez.-
El momento es irrepetible. La Puerta del Sol está abarrotada, es jueves 19 de Mayo, quinto día de protestas en la céntrica plaza de Madrid. Hasta ahora los manifestantes sólo han colgado pequeñas pancartas con las primeras consignas de lo que acabaría llamándose Movimiento 15-M. Un grupo se encarama a un andamio donde un anuncio de champú ocupa toda la fachada de un edificio en obras.
Mientras se prepara el despliegue de la tela, la euforia dominante se mezcla con la intriga por ver qué pondrá la pancarta. La respuesta, un retrato de Himmler, ministro del Interior nazi, adornado con unas orejas de Micky Mouse y un símbolo del euro. Debajo, un lema en mayúsculas rojas, “NO NOS REPRESENTAN”. Estalla una ovación. Es la primera de miles de imágenes que cambiarán por completo el aspecto de esa plaza durante un mes de manifestación ininterrumpida. El momento es irrepetible, pero la pancarta de “Mickey-Himmler” continúa formando parte del 15-M.
“Es nuestra joyita, el documento número 1”, explica Antonia, integrante de la Comisión que lleva meses trabajando en archivar todos aquellos objetos que ha ido produciendo el 15-M desde el inicio de la acampada en la Puerta del Sol. Y es que la “joyita” adelanta muchas de las claves de la identidad del movimiento: creatividad, irreverencia, cambio de paradigma, ironía… No hay siglas, no hay rastro de ninguna bandera, sólo un mensaje directo, que todos en la plaza pueden compartir. Antonia destaca su valor “como muestra de arte urbano, como símbolo de lo que sucedió, por el modo en que se desplegó”.
“Mickey-Himmler” es la guinda, pero el pastel pesa toneladas. Está formado por cientos de pancartas, actas de asamblea, fotografías, mapas de la acampada, camisetas, hasta una tabla de surf… La comisión de Archivo del 15-M en Madrid se ha empeñado en que ningún objeto relacionado con este movimiento se pierda en el olvido. “Hay de todo”, comenta Marcos, otro miembro del grupo. “Pueden ser miles, unos muy sencillos, otros más complejos, con sentido del humor, con abstracción, con fantasía, con mala leche, y también muy emotivos”. En una carta que llegó (milagrosamente) a una de las tiendas de la acampada, una mujer escribe a los indignados:
“vivo en Madrid, pero estoy recibiendo diálisis y por eso no puedo ir a Sol, pero yo también estoy con el 15M, estoy con vosotros en esa plaza”.
“Cada vez que lees algo así, te emocionas”, comenta Antonia, al tiempo que recuerda la impresión de Sonia, otra representante del grupo, el día que se encontró con una de las pancartas que ella misma había fabricado. Hay objetos muy significativos de lo que fue la acampada, más allá de los mensajes políticos, pancartas que dicen “NO ALCOHOL” o “Esto no es un botellón”. “Lo que tenemos muestra cómo se organizó todo, las hojas de las primeras asambleas, qué se necesitó. Es la historia del movimiento desde el primer momento”. “Cuando lo ves, te transporta a la acampada”, añade Antonia. Una idea que se materializa al ver el mapa de las carpas repartidas por comisiones y grupos de trabajo.
“Algo histórico”
A principios de la primera semana de la acampada ya se crea como tal el grupo de archivo. Según Marcos, esto prueba que los manifestantes entendieron muy pronto que estaban protagonizando “algo histórico” y se preocuparon desde el principio de cómo documentarlo. “Fue un movimiento espontáneo, pero con un cariz organizativo impresionante”, añade.
Sin embargo, el momento clave en la recogida de objetos físicos, fue el día en que, según decisión de la asamblea general, el 15-M retiró la mayor parte de la acampada de la Puerta del Sol. Desde la organización, pidieron ayuda a todos los que habían dado sus datos como documentalistas. Antonia lo recuerda emocionada. “Cogimos todo lo que se pudo, por todos los lados de la plaza, hasta en los andamios”. En un día se recogió y limpió la plaza y sus aledaños. “Apareció una furgoneta, y lo llevamos al centro donde está ahora”.
El lugar donde, hasta la fecha, descansa este archivo es secreto por “razones de seguridad”. “Es un material muy sensible”, explican desde el grupo. Aunque su intención es que en el futuro esté al alcance de todos, consideran que antes deben garantizar que todo esté reunido y a buen recaudo.
Su objetivo como documentalistas es dejar, tras su labor, “un testigo fiel” del movimiento 15-M y evitar así una posible “manipulación de la información”. “Sin documentación la historia se sobrescribe. Las grandes dictaduras siempre se han basado en anular la memoria”, explica una de sus miembros. Marcos argumenta, “la historia siempre la escriben los poderosos”, pero este es un “archivo popular”, testigo directo de las protestas de ciudadanos de a pie. “Un grito de la gente que expresa su rabia, su cabreo”.
Reflejo del movimiento
La propia organización del archivo es un reflejo del 15-M. Grupos de personas que se unen con una inquietud común, método asambleario, largos debates, incontables horas de trabajo voluntario. Todo esto sin ninguna expectativa de reconocimiento público: por eso en las fotografías no pueden verse los rostros de los integrantes de la Comisión y los nombres que aparecen son sólo apodos. Quieren demostrar que se trata de un esfuerzo horizontal y colectivo.
En otro sentido, el propio archivo expresa al detalle el nacimiento y la evolución del 15-M. Desde el principio se tomaban notas de todo lo que se decidía en las asambleas, pero a los pocos días las actas pasan de estar a mano a impresas por ordenador. En las dos primeras semanas los puntos del día son generales y tienen mucho que ver con la propia organización de la acampada, pero ya dejan ver las principales preocupaciones de los indignados: participación ciudadana, corrupción, democracia interna, vivienda, derechos sociales, medio ambiente…
Con el paso de los días, las actas se hacen más ordenadas, los temas más específicos, el debate enfocado a conseguir acuerdos concretos. Además, en los escritos aflora poco a poco una suerte de “términos 15-M”, como consenso, debate en desarrollo, extensión a barrios, información de comisiones.
Un archivo vivo
Aunque todavía no sepan cómo, los creadores del archivo del 15-M Madrid tienen claro que trabajarán para que los documentos estén “abiertos al público”. Reconocen que su futura ubicación es incierta, y esto de archivar tantos materiales supone “una carrera de fondo”. Por ahora no se plantean unirlo al de otras ciudades y crear algo parecido a un museo, y se centran en seguir catalogando objetos.
“Somos un archivo vivo. Mientras el 15-M siga funcionando, vamos a seguir recopilando la máxima información posible”, comentan. Y es que, a pesar de su interés en conservar el pasado, estos documentalistas (profesionales o aficionados) tienden a pensar en su trabajo de cara al futuro. “El archivo es una manifestación de lo que ha pasado, pero sólo tiene sentido si la gente sigue movilizándose, si el 15-M continúa”.
A los representantes del archivo se les cambia la cara al recordar los días en la “Plaza Tomada”, como se rebautizó la Puerta del Sol. A través de cientos de objetos han mantenido su vínculo con lo que significaron las acampadas por todo el país, intentando que ese estallido de ilusión por cambiar las cosas no se diluya con el paso del tiempo. Esos momentos son irrepetibles, únicos. A algunos, menos de un año después, les puede parecer que sólo fue un sueño. Pero el espíritu de aquellos días está a buen recaudo, guardado en un archivo. Quizás pronto, puedan consultarlo.