Por José Pichel Andrés/DICYT El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo y cada año con un lema diferente, en este caso, el tema central será la relación del agua con la seguridad alimentaria. En Salamanca, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua (CIDTA) de la Universidad de Salamanca se encarga de canalizar las actividades de divulgación de este día en la capital salmantina, centradas en una serie de exposiciones en la antigua sede del Banco de España. Su director, Manuel García Roig, ha explicado a DiCYT algunas de las claves de la investigación científica y tecnológica que se lleva a cabo en todo el mundo en relación con el agua y la alimentación y que presenta datos muy llamativos.
Uno de ellos es que, según los cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para producir un kilo de trigo se emplean 1.500 litros de agua, pero para producir un kilo de carne de ternera la cantidad se multiplica por 10, hasta las 15.000 litros. De ahí se entiende la gravedad de las situaciones de sequía como la que atraviesa España en estos momentos, puesto que "sin lluvia no hay forraje y hay que alimentar al ganado con piensos".
Estos datos forman parte de lo que se conoce como "huella hídrica", que mide la cantidad de agua que gasta el ser humano. "El agua es un recurso renovable gracias a lo que se conoce como ciclo del agua", señala el director del CIDTA, que consiste en que el agua evaporada del mar se convierte en nubes, que la descargan sobre la tierra y que, a través de los ríos, vuelve de nuevo al mar.
Sin embargo, el agua dulce, que es la única que el ser humano puede aprovechar, es muy pequeña y cada vez más cotizada. Uno de los factores tiene que ver, precisamente, con la alimentación. La seguridad alimentaria se produce cuando "existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias para una vida activa y saludable".
Sin embargo, parece que las próximas décadas puedan ser críticas. "Con el crecimiento de la población mundial será necesaria una mayor producción de alimentos", apunta. Sólo en Castilla y León, en torno al 80% del consumo de agua va destinado a regadíos. Además, en concreto el consumo de carne se está incrementando y pasará de 37 kilos por persona y año en el año 2000 a 52 en el 2050, según los cálculos, que emplea más recursos hídricos para su producción. Por lo tanto, la escasez de agua y la alimentación están directamente relacionadas, sin contar otros usos de la agricultura, como son los biocombustibles.
Aportaciones científicas
En este contexto, los científicos se plantean una pregunta: ¿se pueden producir más alimentos con menos agua? "Hasta ahora el rendimiento se ha medido por la cantidad de un cultivo que se puede obtener por cada unidad de tierra. Sin embargo, ya se está planteando que la medida del rendimiento debe ser la cantidad de producto que se obtenga por unidad de agua, por ejemplo, cuánto cereal se obtiene por cada metro cúbico.
En este contexto, las aportaciones científicas pasan por mejorar procesos como la desalinización o la reutilización de aguas urbanas. Por ejemplo, el propio CIDTA tiene proyectos sobre descontaminación de aguas y de producción de biogás y lodos para agricultura a partir de aguas residuales, por ejemplo.
Sin embargo, los frentes son muchos, ya que buena parte de la producción de alimentos sencillamente se pierde y no se consume por razones de ineficiencia en la conservación, el transporte o el derroche de los países ricos. Una reducción del 50% de los desechos de los alimentos permitiría ahorrar al año 1.350 kilómetros cúbicos de agua ( km3), una cifra muy significativa teniendo en cuenta que la precipitación media anual en España es de sólo 350 km3.
"Las investigaciones que vemos en los congresos internacionales del agua tienen que ver con la reutilización, pero también con un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos", señala García Roig, poniendo un ejemplo sencillo, pero muy clarificador. "En los países de Asia el cultivo del arroz es fundamental y se cultiva inundando el terreno. Pues bien, si aprovechamos esta inundación para introducir peces, tenemos que con la misma cantidad de agua no sólo tenemos arroz sino también pescado", indica. Precisamente, la producción de pescado en piscifactorías, que necesitan agua de gran calidad, es uno de los factores que más están incrementando el gasto de agua en alimentación.