Por Ignacio Sánchez Vicente.-Recibo la noticia del fallecimiento de José Vélez, de Pepe, con inmediato estupor, al que sigue el sentimiento de tristeza que siempre produce el corte brusco de nuestro afecto por un amigo al que se lleva la Parca inesperadamente. Esta misma semana manteníamos en La Goleta una de las animadas tertulias en las que Vélez disfrutaba chinchando al enteradillo de turno con su información generalmente precisa, su experiencia de la vida, por lo variada e intensa poco común, y su conocimiento de la humanidad congénere, cuyas debilidades y grandezas conocía al dedillo. Hoy domingo me llega la noticia de su muerte, esta noche, en la Residencia Sanitaria de Oviedo.
Colaboré con Vélez en distintas etapas de nuestra vida periodística, especialmente en La Hoja del Lunes de Oviedo y también en La hora de Asturias, pero, sobre todo, aunque de quintas diferentes, forjé con él una cariñosa amistad mantenida durante años, amistad que se tradujo en afecto y cariño por ambas partes. Y no tengo empacho en decir que también me procuró buenas enseñanzas, en lo profesional y de nuevo en lo humano.
Su empuje, su tesón, su vitalidad y su independencia, sobre todo, forjadas en una España en la que la vida era mucho más dura que ésta, dieron como resultado un carácter fuerte que abunda poco entre las generaciones nacidas al calor de calefacciones y edredones polares.
En fin, la vida acaba matándonos, y la muerte cabrona se lleva el cuerpo que nos alberga, pero lo que fuimos se queda dentro de los amigos y en ellos continúa para siempre.
Un abrazo solidario a su mujer y a sus hijas. Y a tí, Pepe, descansa en paz, aunque bien sé que hubieras querido seguir.
1 comentario
# José Manuel Vilabella Responder
18/03/2012 16:35Estoy desolado por el fallecimiento de Vélez. Manolo Linares me lo dijo hace un par de horas y no he dejado de pensar en él. No conozco a su familia pero les mando un abrazo con mis condolencias.