Las presentes elecciones serían la tercera vez que se vota para la conformación del Parlamento desde que Bashar Al-Assad llegó al poder en 2000. La última votación parlamentaria, en el año 2007, la ganó el Frente Nacional Progresista -una coalición liderada por el oficialista Partido Baa’th- como era de esperar, obteniendo la mayoría de los 250 escaños en la asamblea parlamentaria.

Las autoridades señalaron que esta convocatoria a las elecciones es una muestra del compromiso de Al-Assad con las reformas políticas, después de un año de levantamiento interno y en medio de la creciente presión internacional sobre Siria. Pero los opositores dicen que la constitución es ilegítima e insisten en que el presidente debe abandonar el poder y anunciaron que van a boicotear las elecciones ya que no es un objetivo principal sino que desean un cambio real con una verdadera elección presidencial.

Las elecciones parlamentarias de mayo serán las primeras en utilizar la nueva legislación prevista en la constitución sancionada en el referéndum de febrero de 2012, que sostiene la pluralidad política, luego de la derogación del art. 8 que señalaba al Partido Baa’th como el único habilitado para gobernar. Sin embargo, bajo la nueva constitución los partidos no pueden basarse en la religión, profesión o grupos regionales y los exiliados que hayan estado fuera del país más de diez años tampoco pueden formar partidos; esta legislación excluye a la mayoría de los partidos de la oposición con lo que legalizaría tácitamente el triunfo del Baa’th.

El régimen sirio convocó a elecciones porque está envalentonado por la vacilante diplomacia internacional y el compromiso de Rusia de mantener constante el flujo de armas para sus fuerzas armadas en momentos que están asaltado enclaves insurgentes en el país. A la caída de Bab Amr, en Homs, le está siguiendo el asalto a Idlib donde la oposición informó de intensos bombardeos de tanques y artillería del ejército, tanto en áreas alrededor de la ciudad como en el norte del país; hubo informes no confirmados que las fuerzas sirias se habrían apoderado de Idlib y están forzando la salida de miles de sirios hacia Líbano y Turquía.

El Consejo Nacional Sirio (CNS) había emitido un llamado urgente el lunes para una intervención militar internacional, después que activistas dijeron que los soldados y matones del gobierno habían ejecutado a decenas de civiles en Homs; desde el gobierno se dijo que los opositores eran los responsables de esos asesinatos. Después de reunirse con Annan hoy, el jefe del CNS Burhan Ghalioun, pareció dar marcha atrás sobre ese pedido quizás en un esfuerzo para darle espacio a los nuevos esfuerzos diplomáticos. Por otra parte la oposición siria ha tenido dificultades para presentar una plataforma unificada y no todos sus miembros apoyan una intervención internacional armada.

Mientras Al-Assad convoca a elecciones y la oposición busca conciliar sus demandas internas, as fuerzas sirias establecen campos minados a lo largo de las fronteras con Turquía y el Líbano, mientras miles de refugiados huyen de las ofensivas estatales. Las minas terrestres ya están causando bajas civiles según lo informó en un comunicado Steve Goose, Director de la División de Armas de Human Rights Watch, y mostró imágenes de minas antipersonal con leyendas en alfabeto cirílico -de origen ruso o soviético- del tipo PMN-2.

Las minas terrestres han sido plantadas cerca del pueblo de Hasanieih, en la frontera turca, junto a árboles frutales a intervalos de tres metros en dos líneas paralelas, cada uno de unos 500 metros de largo. Los aldeanos le dijeron a Human Rights Watch que el ejército había informado a los agricultores en el área que necesitaban de su permiso para entrar sus propios huertos, pero no les había dicho que la zona estaba minada. Estas acciones no son nuevas, en noviembre de 2011 un funcionario sirio dijo que Siria había plantado minas terrestres a lo largo de partes de su frontera con Líbano para impedir el contrabando de armas

La Agencia de Refugiados de la ONU (ACNUR ) dijo que 230.000 sirios han huido de sus hogares desde el levantamiento contra el régimen sirio en marzo de 2011, pero la escalada en la violencia de los últimos meses ha incrementado notoriamente la oleada de desplazados desde Siria a los países vecinos. Panos Moumtzis, coordinador del ACNUR en Siria, estima que 30.000 personas ya han huido a Turquía, Líbano y Jordania, y "en una base diaria de cientos de personas siguen cruzando hacia países vecinos"; Moumtzis señaló que al menos 200.000 personas fueron desplazadas dentro del país también, cifra que es compartida con la Media Luna Roja Siria.

Mientras que sus fuerzas estaban asaltando Idlib, la televisión estatal siria informaba sobre el decreto donde Al-Assad fijaba las elecciones parlamentarias para el 7 de mayo de 2012, como una suerte de pináculo de las modestas reformas políticas implementadas en luego de los levantamientos populares. Sin embargo, el escepticismo y cinismo sobre la convocatoria son inevitables ya que Al-Assad está recuperando su estabilidad y es por ello que puede convocar a elecciones bajo una constitución hecha a su medida, votada por menos del 60% del país bajo una lucha civil con bombardeos a civiles y un caos generalizado.

Difícilmente el régimen sirio pueda lograr la legitimidad por vía las urnas, tal vez un margen de legalidad que le permita a sus aliados internacionales tener una carta para mostrarle a sus opositores europeos, americanos y árabes e intentar una reducción de la presión internacional sobre Siria. Cada vez se aleja más la posibilidad de ver elecciones limpias con un sistema de partidos, que le permita a los sirios elegir a sus líderes, sin coacciones o proscripciones tácitas.