Cristina G. Pedraz/DICYT Anastasio Rojo, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Valladolid, analizará hoy en el Museo de la Ciencia los mitos y verdades entorno a la medicina homeopática, una alternativa extendida incluso institucionalizada en países como Reino Unido, pero que presenta diversas dudas. Fundada en el siglo XVII por el médico alemán Samuel Hahnemann, sostiene como principio que los síntomas que origina una sustancia tóxica pueden ser curados por un remedio preparado con la misma sustancia tóxica, siguiendo la ley de la analogía, “lo similar cura lo similar”. Así, los remedios homeopáticos se preparan mediante sucesivas diluciones hasta que no queda una molécula de soluto, considerando que cuantas más diluciones se realizan más potente es el medicamento.
Los especialistas recuerdan que estas terapias no cuentan con una base científica. “Serían medicinas alternativas si ante una enfermedad grave pudieran curar. Pero la realidad es que no tienen ninguna posibilidad”, explica a DiCYT Anastasio Rojo, quien añade que a lo que sí contribuyen es a mejorar el estado emocional del enfermo. “Toda enfermedad tiene un componente sentimental. Por una parte están las lesiones anatomopatológicas y por otra cómo siente cada enfermo su enfermedad, la angustia o el desamparo en que se encuentra. Terapias alternativas como la homeopatía sí aportan en esa sensación de pérdida que siente el enfermo, y que es quizá donde falla la medicina científica u oficial”, subraya.
En este sentido el especialista recuerda que, desde Platón, es sabido que “cuando el enfermo cuenta al médico su dolencia eso le sirve ya para empezar a curarse, lo que se llama terapia de la palabra, que es fundamental, aunque tal y como está organizada la medicina hoy día es imposible de abordar”. En la actualidad, los médicos solo cuentan con unos minutos para leer la historia clínica del paciente, preguntarle qué es lo que le pasa, dilucidar que es lo que tiene, hacer un diagnóstico, saber qué recetarle e incluso auscultarle.
“Ese es uno de los problemas de la medicina oficial, la falta de tiempo, que es donde al final se sustentan las medicinas alternativas”, añade Rojo, quien apunta que en el caso de la homeopatía la relación médico-paciente es esencial, y las visitas pueden extenderse en torno a una hora. “Todas estas medicinas aluden a que la causa de la enfermedad no está en lo material, sino en una esfera superior, la esfera anímica y la energía”.
El catedrático concluye que, en definitiva, los pacientes que consideran tener un problema de salud grave acuden a los hospitales y no a la medicina alternativa. “Cuando uno se siente realmente malo va a un hospital, no a un homeópata o a un acupuntor. La gente de la calle lo que busca es curarse y le da igual si la persona que lo hace es un médico u otra cosa, y la realidad es que acuden a un hospital oficial”, apostilla. Durante su ponencia, Rojo recordará algunas polémicas relacionadas con la homeopatía, como la memoria del agua o la publicación en 1988 en la revista Nature de una investigación que podría probar científicamente las propiedades de estas terapias, y que resultó ser un fraude
‘Increible… pero falso’
La conferencia, enmarcada en el II ciclo Increible… pero falso, tendrá lugar a partir de las 19 horas en el Auditorio del Museo de la Ciencia de Valladolid. Se trata de la segunda ponencia del ciclo, patrocinado por el Centro Buendía de la Universidad de Valladolid. Además de Anastasio Rojo, participarán en las conferencias Carlos Álvarez González, profesor titular del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna y Luis Alfonso Gámez, periodista de Ciencia de El Correo de Bilbao y conductor de la serie Escépticos (ETB). La primera ponencia tendrá lugar el jueves 15 de marzo y versará sobre la existencia de los sextos sentidos; mientras que la segunda se celebrará el 22 de marzo y profundizará en el fin del mundo y otros enigmas del pasado.