Gorilas y Humanos comparten el 98% del genoma

Gorilas y Humanos comparten el 98% del genoma

Un grupo internacional de investigadores, con participación española, ha descifrado el genoma del gorila. El gran simio comparte más material genético con los humanos de lo que se creía: un 98%. De todos los homínidos, ya solo queda por secuenciar el genoma del bonobo.

 

Los gorilas comparten el 98% del material genético con los humanos, con quien tuvieron un antepasado común hace unos ocho millones de años. Las conclusiones del trabajo de más de 70 investigadores de 20 laboratorios de siete países, coordinados por el Welcome Trust Institute (Reino Unido) y con participación española, ofrecen una visión más precisa del proceso evolutivo que dio lugar a la aparición del ser humano y supone un importante recurso para la conservación de los gorilas.

La secuenciación y el análisis del nuevo genoma, que se publica esta semana en Nature, se suma al del ser humano, chimpancé y orangután. El investigador del Instituto de Biología Evolutiva (Universidad Pompeu Fabra-CSIC), Tomás Marqués-Bonet, ha liderado el análisis de la organización estructural del genoma en comparación con otros homínidos y explica a SINC su importancia clínica, porque los resultados ayudarán a comprender los mecanismos de la evolución humana y el origen de muchas enfermedades: “Entre el 5% y el 10% de las regiones del material genético del gorila se repiten y provocan enfermedades que también se dan en humanos, como el autismo y la esquizofrenia”.

Además, el investigador destaca la síntesis de evidencias genéticas y fósiles del estudio: “Este es el primer artículo que ha intentado encontrar un punto común con la paleoantropología para acercarla al estudio molecular de una especie”.

Los resultados ayudarán a comprender los mecanismos de la evolución humana y el origen de muchas enfermedades

 

El chimpancé es el gran simio más cercano al hombre, pero las técnicas genómicas para comparar las cuatro especies de primates han confirmado que un tercio del genoma del gorila está más cercano evolutivamente al humano o al chimpancé que estos dos últimos entre ellos.

Después de comparar miles de genes compartidos entre los grandes simios, el estudio sugiere que hay grupos genéticos relacionados con la percepción auditiva y el desarrollo cerebral que se encuentran entre los que más rápido han cambiado en el linaje del gorila y de los humanos. Esto sugeriría que ciertas particularidades generalmente asociadas a la condición humana, como la evolución de los genes auditivos asociados con el lenguaje, no serían exclusivos de la especie y estarían compartidos con los gorilas.

El genoma de gorila que se ha analizado es el de un ejemplar de hembra occidental (Gorilla gorilla gorilla), llamada Kamilah, del Zoo de San Diego (EE UU). Para la comparación de la secuencia de ADN, se ha utilizado el material genético de un individuo macho oriental (Gorilla beringei) del Zoo de Amberes (Bélgica), Mukisi. Se ha visto que las dos subespecies de gorila actualmente existentes, los gorilas del este (Congo, Ruanda y Uganda) y los gorilas del oeste (Gabón y Camerún), se especializaron hace 1,75 millones de años.

 

Colección de genomas

 Nature es la revista científica que ha publicado la secuenciación del genoma de los grandes simios. El primer estudio, del año 2005, analizó el material genético del chimpancé, con quien el ser humano comparte el 99% del genoma. El año pasado, el orangután mereció la portada de la revista, con quien la coincidencia genética es del 96%. Ahora, el gorila ocupa un lugar intermedio entre ellos.

“Hasta ahora habíamos estudiado el chimpancé para vernos de cerca y el orangután para vernos de lejos como especie. Por eso, el gorila era el gran olvidado. Aún así, se tenía que hacer”, reconoce Marqués-Bonet a SINC.

La próxima secuenciación de un genoma analizará el material genético de los bonobos, una investigación liderada por el Instituto Max Planck (Alemania), en el que Marqués-Bonet ya está inmerso.

 

FOTO: La gorila a quien se le ha secuenciado el genoma, Kamilah, en el Zoo de San Diego (EE UU). Imagen: Universidad Pompeu Fabra.

 

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