Hace 20 años, una niña que iba por primera vez a la escuela en África subsahariana podía esperar disfrutar de unos cinco años de escolarización en toda su vida, parte de ellos repitiendo curso. Hoy, es misma niña permanecerá ocho años en un aula. Sin embargo, si esa niña fuera un varón, disfrutaría de 18 meses más de enseñanza.
Este progreso notable, aunque no equitativo, es una de las enseñanzas del nuevo Atlas mundial de la igualdad entre los sexos en la educación que la UNESCO publica con motivo del Día Internacional de la Mujer 2012.
El Atlas mundial de la igualdad entre los sexos en la educación, producido por el Instituto de Estadística de la UNESCO, contiene más de 120 mapas, gráficos y tablas que presentan numerosos indicadores divididos por sexos. Permite visualizar el recorrido educativo de niños y niñas en términos de acceso, participación y progresión, desde la educación primaria hasta la enseñanza superior. También muestra la evolución de las disparidades entre los sexos desde 1970 y cómo influyen en éstas factores tales como la riqueza nacional, la situación geográfica y la inversión en educación.
“Este Atlas es una exhortación a pasar a la acción. Cada vez se matriculan más niñas en la enseñanza primaria, lo que prueba una fuerte voluntad política relacionada con la consecución de los objetivos de la Educación para Todos. Sin embargo, son necesarios todavía muchos esfuerzos para llegar a numerosas niñas y mujeres vulnerables que siguen privadas de su derecho a la educación –estima la directora general de la UNESCO, Irina Bokova–. Debemos atacar las causas profundas de esa discriminación y centrar nuestra acción en quienes más la necesitan, las niñas”.
La enseñanza secundaria continúa siendo un desafío
En todas partes del mundo, las niñas han sido las primeras beneficiadas de los esfuerzos desplegados para alcanzar el objetivo de la educación primaria universal, en particular desde 1990. Dos tercios de los países han conseguido la paridad niños/niñas en la enseñanza primaria, pero el acceso a la enseñanza secundaria continúa siendo un desafío para las niñas en numerosas regiones, en particular en África Subsahariana y el oeste de Asia.
Las niñas que acceden a la enseñanza secundaria tienden a obtener mejores resultados que los niños. Por consiguiente, se ha observado un aumento significativo de la presencia de mujeres en la enseñanza superior, en particular en los países de ingresos altos, donde hay más alumnas que alumnos. Sin embargo, como subraya el Atlas, estos avances no siempre aumentan las posibilidades ulteriores de las mujeres en términos de empleo o ingresos.
Para ilustrar estas tendencias, el Atlas presenta la esperanza de vida escolar en diferentes países y regiones desde el punto de vista de la igualdad entre los sexos. La esperanza de vida escolar es el número de años de instrucción que un niño o una niña que entra en la escuela puede esperar recibir. Con todo, un niño puede pasar parte de estos años repitiendo uno o varios cursos.
Diferencias regionales
Los mayores progresos en términos de reducción de disparidad entre los sexos se han logrado en el sur y el oeste de Asia, donde una niña que entra en la escuela puede esperar recibir 9,5 años de enseñanza, frente a seis años en 1990. Sin embargo, los varones de esas regiones alcanzan una esperanza de vida escolar de 10,5 años.
La situación es similar en África Subsahariana y en los Estados Árabes, donde las niñas en edad escolar pueden esperar recibir respectivamente ocho y diez años de enseñanza. Sin embargo, los niños de ambas regiones siguen superando a las niñas en un año de escolarización.
Es importante subrayar que estos promedios regionales ocultan considerables variaciones entre los países, en particular aquellos en los que el acceso a la educación está asociado a índices elevados de abandono y de repetición de año. Por consiguiente, millones de niñas continúan privadas de su derecho a la educación y muchas de las que tienen aptitudes para ello nunca logran acceder a la enseñanza secundaria.
En Asia Oriental y el Pacífico, la esperanza de vida escolar de las niñas aumentó 38% entre 1990 y 2009. Por consiguiente, una niña que se matricule en primaria pasará 12 años en la escuela, algo más que la esperanza de vida escolar de los niños de esa región. Lo mismo ocurre en América Latina y el Caribe, donde las niñas en edad de iniciar la escuela pueden esperar 14 años de instrucción, frente a 13,3 en el caso de los varones.