Ayer por la mañana un equipo de ACNUR se reunió con tres etíopes de la etnia oromo que explicaron que se encontraban entre los únicos nueve supervivientes del naufragio de un barco en el que viajaban 72 personas y que había partido de Trípoli el pasado 25 de marzo.
Uno de ellos dijo al personal de ACNUR que el barco de 12 metros de eslora en el que se dirigían a Europa estaba tan lleno que apenas tenían sitio ni para estar de pie. El barco se quedó sin combustible, ni agua ni comida y estuvo a la deriva durante más de dos semanas hasta que finalmente arribó a una playa en Libia.
El refugiado declaró que barcos militares habían pasado dos veces cerca de su embarcación sin que llegaran a detenerse, y que un helicóptero militar les había lanzado comida y agua potable durante la travesía. El primer barco rechazó su petición de subirlos a bordo. El segundo buque sólo les hizo fotografías, relató el superviviente, quien no había logrado identificar el pabellón de estos barcos.
El personal de ACNUR se reunió con los tres supervivientes en el campo de Choucha en Túnez. Uno hablaba árabe, mientras que los otros dos hablaban en oromo. ACNUR entrevistó al hombre que hablaba árabe, quien dijo que habían pagado a los traficantes 800 dólares por el viaje y que los propios pasajeros habían tenido que gobernar el barco.
Según el refugiado, cuando el agua se agotó la gente comenzó a beber el agua del mar y hasta su propia orina. Comían pasta de dientes. Los pasajeros iban muriendo uno tras otro. Según su testimonio, los supervivientes esperaban uno o dos días antes de lanzar los cuerpos al mar. Había 20 mujeres y 2 niños pequeños a bordo. Una mujer que tenía un niño de dos años murió tres días antes que su hijo. El refugiado nos describió la angustia del niño tras la muerte de su madre.
Después de llegar a una playa cerca de Zliten, entre Trípoli y la frontera con Túnez, una mujer murió de agotamiento en la playa. Los diez hombres restantes caminaron hacia la ciudad de Zliten, donde fueron arrestados por la policía libia. Fueron llevados al hospital y posteriormente trasladados a prisión, donde recibieron agua, leche y dátiles. Dos días más tarde murió otro de los supervivientes.
Después de rogar al personal de la cárcel que volvieran a trasladar a los restantes supervivientes al hospital, fueron conducidos a un hospital en la ciudad de Al- Khums. Los médicos y las enfermeras les habrían proporcionado agua y les habrían dejado marchar. Fueron encarcelados de nuevo y más tarde trasladados a la prisión de Twesha, cerca de Trípoli. Finalmente, algunos amigos etíopes en Trípoli pagaron 900 dólares por la liberación de estos hombres. En este momento, ACNUR les está proporcionando asistencia en Túnez.
ACNUR
Foto: Refugiados rescatados por fuerzas de la NATO. NATO