El arzobispo de Oviedo se encuentra desde el viernes en la misión asturiana de Bembereké, a casi seiscientos kilómetros al norte de la capital del Benín. Después de un largo viaje, a través de la sabana africana y de una visita al obispo local mons. Martin Adjou, mons. Jesús Sanz fue recibido con alegría desbordante por más de un centenar de jóvenes que le acogieron a su llegada a la misión. En una ceremonia ritual, derramaron agua sobre sus pies y danzaron en señal de bienvenida. Símbolos y gestos que suscitaron en el arzobispo gran emoción, mientras en las miradas de tantos niños que observaban al “misionero-obispo, blanco y grandullón”, se dejaba traslucir el lenguaje de los niños “sin doblez ni maldad” a los que Jesús bendecía. La primera jornada en la parroquia de Bembereké finalizó con un vía crucis en el que mons. Jesús Sanz pudo constatar la impresionante fe, la devoción, la sencillez y la hondura con la que niños, jóvenes y adultos rezaron las 14 estaciones. Las inconveniencias del viaje y del clima se vuelven nada para el prelado, porque, llegado en el nombre del Señor, “me he sentido verdaderamente bendecido por su Pueblo santo”, afirma.
Mons. Jesús Sanz ofrece sus impresiones a través del blog www.asturiasenbenin.blogspot.com